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En medio de la polémica por el incremento de cultivos ilícitos en el país y la conveniencia o no de volver a las fumigaciones aéreas, usted le pide al Gobierno que autorice planes de fumigación de precisión en su departamento. ¿Por qué?
El problema más grave que tiene Colombia es la droga y los sembrados de coca. En todas las mediciones aparecemos con casi el 70 % de la coca sembrada en el mundo, es una gran vergüenza. Nosotros estamos trabajando en un programa que se llama “Antioquia libre de coca”, en el que pacientemente hemos utilizado todas las herramientas del Gobierno, pero nos hemos dado cuenta de que son ineficientes, como la erradicación manual. Aquí tenemos casi 3.600 hombres en ello y los resultados dicen que no estamos avanzando. Por eso proponemos unos medios más efectivos, más modernos, que no tienen nada que ver con la fumigación tradicional. Esto es una cosa distinta a la aspersión generalizada como se hacía antes.
¿Medios más efectivos y modernos?
Sí, y que implican proteger la vida de los soldados que están muriendo y quedando discapacitados por las minas antipersonales. Proponemos una aspersión de bajo nivel, lo que llaman de precisión, a través de drones. Esta fumigación se hace sobre el territorio donde se encuentra el cultivo y no perjudica para nada las plantaciones agrícolas de los vecinos.
¿Y con qué herbicida se haría? ¿Con glifosato?
Con los químicos que se puedan autorizar en Colombia, y el glifosato es uno de ellos. Habría que buscar a expertos que nos digan cuál es el más efectivo y con mejores condiciones ambientales. Lo cierto es que los drones que nos han ofrecido para trabajar ya hacen fumigaciones con un nivel bajo de glifosato en varias regiones.
O sea que esa técnica se está usando en el país...
Sí, por ejemplo, en el Valle del Cauca, donde antes se fumigaba con avionetas y ahora lo hacen con drones o con helicópteros de precisión. Este proceso es mucho más económico, más seguro, más rápido y no tiene ningún efecto sobre el medioambiente, porque, de hecho, la fumigación con glifosato se utiliza en casi todas las fincas de Colombia, solo que con la forma tradicional se generan problemas con los vecinos, pues es indiscriminada. Aquí simplemente es con un dron, o sea, como un ser humano fumigando a bajo nivel, cerca de las plantaciones de coca.
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¿Y sí ha sido efectivo para el Valle del Cauca?
En el Valle no ha habido fumigación de coca, sino de los cultivos de caña. Son otro tipo de siembras, en los que también usan glifosato en diferentes cantidades para acabar con las bacterias de la plantación y para que las cosechas sean de mejor calidad.
Es decir que Antioquia sería el primer departamento en usar esa técnica contra la coca...
Así es. Nosotros lo quisiéramos para ver si acabamos con todos estos grandes cultivos que hay.
¿Y cuánto cuesta?
Esa técnica tiene varios costos. Uno sería el del dron, que es muy probable que esté alrededor de los $100.000 la hectárea, pero a eso habría que agregarle los productos químicos que se definan. Lo segundo es que es necesario tener una protección de las zonas donde se haría la fumigación, ya que son peligrosas y hay que darles seguridad a las personas que estén trabajando en ese proceso. También hay que utilizar helicópteros para transportar los drones y los químicos. Un dron puede cargar unos 15 kilos, que pueden dar para dos o tres hectáreas y hay que estarlo cargando con lo que se vaya a fumigar.
¿Cuántas hectáreas de coca hay sembradas en Antioquia y en qué lugares están?
Tuvimos un crecimiento el año pasado y se lo atribuyo a que el Gobierno Nacional indiscriminadamente, incaracterizadamente, ofreció un millón de pesos mensual a todo el que tuviera sembrado de coca y le daban una plata adicional para que sembrara otro tipo de cultivo. Como no se tuvo ningún control, esto llevó a que existiera una siembra masiva. El año pasado erradicamos 7.400 hectáreas y en lo que va de este año llevamos aproximadamente 7.500 con erradicación voluntaria. Pero nos hemos dado cuenta de que hay mucha resiembra, porque se arrancan las matas y las dejan tiradas, y eso puede volver a nacer solo. Entonces, la erradicación manual no nos ha ayudado mucho a bajar en número de hectáreas que están sembradas en Antioquia. Hoy podríamos decir que en el departamento tenemos grandes sembrados en una parte de Valdivia, Bajo Cauca, Ituango y también unas hectáreas sembradas en Urrao. Esas son las áreas más complejas.
¿Y qué programas alternos están planteando para complementar la erradicación de los cultivos?
Tenemos un programa ambicioso de desarrollo de las zonas que tienen coca. Primero, el de abrir carreteras campesinas, uno de los problemas por los cuales los agricultores quedan atrapados en la producción de coca porque no tienen una vía para bajar a su municipio. En segunda instancia, estamos pavimentando algunas rutas. Por ejemplo, en Valdivia, donde hay una gran producción de coca, hicimos una carretera de cinco kilómetros que conecta al municipio con los corregimientos en 15 o 20 minutos, cuando antes era un trayecto de seis horas. Esto permite que los campesinos vendan sus productos, porque pasaba que producían plátano o banano, pero nadie se los compraba. En cambio la coca los bandidos sí se la compraban. Los delincuentes han sido más competitivos que el Estado, y lo que tenemos que lograr es que el Estado sea más competitivo que ellos. Además de las carreteras, estamos trabajando para que los campesinos empiecen a hacer sembrados lícitos con el apoyo de las alcaldías y la Gobernación. No tenemos la capacidad económica, ni el desorden que propuso el Gobierno Nacional de mandarle plata a la gente mensual para que supuestamente dejaran de cultivar, nosotros sí tenemos la capacidad, a través de los alcaldes, de darles las semillas y los abonos para que siembren cultivos lícitos. También estamos trabajando con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) en una especie de banco con el que se pueda comprar la producción de alimentos a los campesinos en su lugar de residencia, para que ellos, con confianza, cultiven y estén tranquilos y seguros de que su producción sí se va a vender.
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De implementarse estas fumigaciones, ¿que pasaría con las personas que se han acogido a los programas de sustitución voluntaria?
Aquí hay dos tipos de personas: las que se han acogido a los planes de sustitución con el Gobierno departamental y las alcaldías, como en el caso de Valdivia, y las que se han sometido a erradicación voluntaria con la nación, como en Briceño, donde el Gobierno Nacional unió 1.041 familias para erradicar la coca y ya se hizo completamente, o sea, no habría nada que fumigar y el Gobierno es el que tiene la decisión de seguirles pagando el dinero que les prometió.
¿Ha tenido una respuesta por parte del gobierno Duque frente a la propuesta de fumigación con drones?
Sí, el general Cárdenas, quien es el que maneja los antinarcóticos en el país, ya nos mandó una nota diciendo que ellos ya contaban con el permiso para fumigar con drones y que también tiene permiso de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). El martes se nombró, en el Consejo de Gobierno, una comisión que va a trabajar para iniciar actividades en Antioquia.
Frente al tema del glifosato que lo ha hablado, ¿usted qué opina de fumigar con este herbicida?
No soy experto en temas químicos, lo que tengo es una buena voluntad sobre el deber de darles una oportunidad a los campesinos distinta a vivir en la ilegalidad y que también no se siga perjudicando a la juventud colombiana con la droga. Como gobernante, lo que estoy es ayudando a que de la manera más oportuna y eficiente podamos erradicar la coca. Si hay algún experto químico que nos diga cuál sería la forma más científica y más académica de erradicar la coca con fumigación, estamos dispuestos a atenderlo.