Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Este martes, el presidente Juan Manuel Santos deja la Casa de Nariño y por eso, en la noche de hoy se despidió de los colombianos con una última alocución televisada. Un discurso sentido en el que el jefe de Estado fue enfático en que su mayor logro en los ocho años de mandato fue el Acuerdo de Paz con las Farc y pidió a los ciudadanos que la defiendan como el más grande don que puede reinar en una sociedad.
El mandatario saliente aseguró que será la historia quien lo juzgue, pues es consciente de que no goza de la más alta popularidad pero, al mismo tiempo, está convencido de que su obra de gobierno quedará registrada en los anaqueles de la historia patria. “Hoy quiero hablarles brevemente desde el fondo de mi alma. Ser presidente es un oficio único y lleno de desafíos, que me ha dejado maravillosos recuerdos y también algunos sinsabores, que al fin y al cabo forman parte de la vida”, sostuvo.
(Lea: “Le agradecería al presidente Duque que no me llame”: Juan Manuel Santos)
Santos reflexionó sobre los retos que tuvo que enfrentar, los aciertos de su mandato que, según dijo, no le corresponde a él destacar y las equivocaciones en las que cayó, por las que ofreció disculpas. “Un gobernante puede perseguir la popularidad de corto plazo y las encuestas, o puede seguir el mandato de su voz interior, de su conciencia, que le dicta qué es lo correcto. Yo preferí el segundo camino. Y mi conciencia me dijo: Colombia no puede resignarse a sufrir una guerra sin fin, como si fuéramos un país condenado a la violencia”, expresó.
El hasta hoy jefe de Estado resaltó que desde el primer día que estuvo en la Casa de Nariño consideró que si había una sola oportunidad de ponerle fin al conflicto armado, lo iba a hacer. Y que en ese camino encontró el apoyo y la generosidad de los colombianos, en especial, de aquellos que sufrieron en carne propia los estragos del conflicto. “Me lo decían hace poco, en una carta pública, un par de abuelos, honrosa categoría a la que ingresé recientemente: “Preferimos llorar en los cumpleaños de nuestros nietos y no en sus entierros. Eso es lo que queremos todos los colombianos: vivir en un país normal donde los hijos entierren a sus padres y no al revés”, dijo Santos.
El primer mandatario destacó los avances en la implementación del Acuerdo de Paz y la calificó como uno de los procesos más avanzados en la historia de los acuerdos de paz. Sin embargo, reconoció que aún falta mucho para consolidar esa paz pues esta es una tarea llena de dificultades en un país donde la violencia ha tomado distintas formas. “Los asesinatos de líderes sociales son un dolor con el que me marcho, y la sociedad colombiana –como un todo– debe levantarse para protegerlos y para rechazar estos ataques”.
El presidente Santos anunció que al término de su mandato deja el cargo con serenidad pues siguió la voz de su conciencia, e hizo un llamado a los colombianos para que defiendan el Acuerdo: “Hoy la paz queda en las mejores manos posibles: En manos de ustedes, queridos colombianos. Siempre dije que la paz no era mía sino de ustedes. Y hoy la dejo a su cuidado, como quien deja a un niño pequeño en manos de amorosos guardianes. La paz es de ustedes. ¡Cuídenla! ¡Defiéndala! ¡Háganla crecer y multiplicarse por toda nuestra geografía… en nuestros campos y ciudades… en nuestras comunidades y familias… en el interior de nuestras almas!”.
También anunció que se retira definitivamente de la política, que no incurrirá “en las veleidades partidistas electorales” pero, eso sí, notificó a sus detractores que seguirá defendiendo a las víctimas y la paz desde otras esferas, “y me voy, lo digo con alegría, sin llevarme conmigo enemistades. Porque para pelear se necesitan dos y yo, gracias a Dios, no albergo odios ni resentimientos en mi corazón”.
Al final, el presidente Santos reservó una puya para el expresidente Uribe. Al tiempo que le deseó lo mejor a su sucesor Iván Duque, dijo que seguirá como regla de oro el mandato de las grandes filosofías: Tratar a los demás como uno quisiera ser tratado. “Por eso, cumpliré, si me permiten, mi promesa de no molestar, de no intervenir, de no ser un aguijón en la nuca de mi sucesor. Cada presidente manda en su tiempo. Y el mío termina mañana”.
Y fiel a su estilo, terminó su alocución presidencial pidiéndoles a los colombianos alejarse de la polarización y de los extremos. Por eso, dijo que es necesario buscar los puntos de acuerdo entre las naturales diferencias y encontrar el potencial de la diversidad que caracteriza al país. Y dejó una última instrucción como presidente evocando la visita del papa Francisco a Colombia: “No se dejen robar la paz. A eso los invito hoy también”.
El presidente Juan Manuel Santos hace su última alocución como primer mandatario de los colombianos.
Posted by El Espectador on Monday, August 6, 2018