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Iván Marulanda, hoy senador de la Alianza Verde, anunció ayer que daba un paso al costado del movimiento Compromiso Ciudadano –hoy liderado por su amigo y compañero político Sergio Fajardo–, para lanzarse en búsqueda del aval para ser candidato del partido del girasol. Así, se convirtió el primero en oficializar su precandidatura en esa colectividad, cuando aún restan dos años para la próxima contienda frente a quién sucederá a Iván Duque en la Casa de Nariño.
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En diálogo con El Espectador, el congresista admite que su salida de Compromiso Ciudadano implica “competir amistosa y democráticamente con Fajardo”. Reconoce también que la única manera de llegar a Palacio es con un “proceso de convergencia” entre varias fuerzas y si bien dice que en manos de los verdes está decidir si allí tiene cabida Gustavo Petro o no, asegura que no llega con vetos.
¿Por qué renunció a Compromiso Ciudadano? Se lo digo porque es un movimiento sin personería jurídica, que no podría generarle líos legales por doble militancia, y al que dice apreciar mucho...
Yo ya me había apartado de ellos cuando me inscribí como candidato al Senado en la Alianza Verde, partido con el que adquirí un compromiso político, de plena conciencia. Me siento muy cómodo ahí. Pero el compromiso también fue real, porque ahí está mi militancia, mi filiación y por supuesto, mi credencial como congresista.
Esta decisión yo la tomé desde las elecciones de 2018. Estábamos unidos los verdes, Compromiso Ciudadano y el Polo. Si bien Compromiso Ciudadano no tiene personería jurídica y no implica problemas por doble militancia, considero que al lanzarme a la búsqueda de la candidatura de los verdes tengo la obligación moral de decirles a mis amigos íntimos de Compromiso Ciudadano, que fueron mis compañeros durante varios años, que me voy a presentar en esta campaña y ello implica que voy a competir con Sergio Fajardo. Renuncié entonces por cortesía y por respeto.
¿Y por qué no apostar antes por una alianza con Fajardo para llegar unidos tanto con él como con Compromiso Ciudadano?
Lo que pasa es que Fajardo está por fuera de la Alianza Verde y Sergio quiere tramitar su candidatura por Compromiso Ciudadano. En el momento en que él se presente como candidato se presenta para mí una incompatibilidad.
Si Compromiso Ciudadano estuviera por dentro del partido verde sería otra cosa, pero es que está por fuera y Fajardo, insisto, va a tramitar su candidatura por fuera de la Alianza Verde. Por otro lado, tengo mi compromiso con el partido y queremos participar muy activamente en la campaña presidencial que viene. Vamos a intervenir profundamente en todo este proceso.
Vamos a competir amistosa, respetuosa y democráticamente con Fajardo y con todos los demás que se presenten.
¿Hay algún tipo de desencuentro o problema entre verdes y Compromiso Ciudadano?
Ha habido una relación histórica importante. Fajardo fue candidato a la Vicepresidencia de la República con Antanas Mockus. Luego se retiró y volvió, y fue candidato a la Gobernación de Antioquia con la Alianza Verde. Y después volvió y se retiró. Entonces se ha presentado un vaivén que, a estas alturas, no es posible, porque los verdes ya son un partido muy desarrollado. Y él también tiene un movimiento con el que piensa llegar a la candidatura presidencial por su lado. Es decir, son caminos muy distintos y distantes.
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¿Y la relación de Iván Marulanda con Fajardo?
Es muy buena. La semana pasada estuvimos juntos conversando. Es una amistad respetuosa. Yo le tengo un gran aprecio, cariño y admiración.
Lo que pasa es que no sé por qué en Colombia existe la tradición de que cuando uno compite con el otro es enemigo. No. Es una emulación, es el desarrollo de carreras políticas que además se estimulan y se desarrollan más profundamente a medida que hay una competencia sana.
¿Cómo pinta su precandidatura frente a un escenario de coalición con otras fuerzas?
Aquí vamos a una convergencia los sectores democráticos que no estemos en radicalizaciones. Vamos a llegar a un proceso de unificación que se va a producir después de que se tramiten estas candidaturas por cada partido o fuerza política. Vamos a encontrarnos en una competencia para encontrar un candidato único. Eso con seguridad va a pasar.
Ahora estamos consolidando las organizaciones partidistas. Individualmente cada fuerza está ocupando sus espacios y organizándose para competir en esa convergencia. En todo caso, vamos a llegar unidos a las presidenciales, sin duda. ¿Quiénes? No sabemos porque no es claro quiénes se van a presentar y con quiénes puede ser esa convergencia. Por lo pronto, en la Alianza Verde estamos definiendo nuestra propia candidatura.
¿Está dispuesto a participar en un proceso en el que esté el hoy senador Gustavo Petro? Se lo pregunto por las sendas diferencias entre él y Fajardo, al punto que este último es renuente a esa coalición.
Eso lo decidirá el partido en su momento, cuando llegue la hora de examinar ese escenario. Yo no me anticipo, no hay una decisión sobre eso. No hay vetos, ni exclusiones.
Y en su caso personal, ¿le parece que Petro encaja ahí?
No quiero formular una posición a ello, porque respeto la deliberación que tiene que dar el partido. Lo que le digo es que yo no llego a esa discusión con vetos. Llego abierto al examen y a la discusión. Respeto también lo que esa discusión produzca dentro del partido. Es una deliberación muy delicada y compleja que se debe dar en su momento, pero no desde ya. Por ahora tenemos que buscar un candidato de la Alianza Verde.
¿Cómo está la competencia con los otros candidatos verdes que han sonado? Me refiero a los exgobernadores Camilo Romero o Carlos Amaya...
La idea es hacer una competencia muy sana, de mucha altura y respeto, mostrando ideas, propuestas, experiencia, convicciones y compromiso con la gente. Es el público el que va a decidir quién de nosotros es el que va a llevar el nombre de la Alianza Verde a la contienda presidencial.
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Hasta ahora se están definiendo las reglas de juego. La idea es que se abran las postulaciones y sobre ellas, se haga la competencia, que no sabemos cómo va a ser: si con encuestas u otro proceso. El caso es que todo se desarrollará durante este fin de año y el año entrante. También va a haber un congreso ideológico para definir un programa.
Elegido el candidato, saldremos a un proceso de convergencia cuando sepamos qué otras candidaturas hay para ver con cuáles encontramos una sintonía y podemos construir un frente que cambie el país y transforme la política.
¿Cuándo tendrían definido el candidato?
El año entrante. Las reglas de juego este mes. Este será un proceso que dure hasta septiembre u octubre del año entrante, cuando tendremos la candidatura de los verdes. Ahí empieza el proceso de convergencia y de selección entre candidatos de diferentes partidos.
Pese al respaldo que tuvo hace dos meses, no le alcanzó para llegar a la presidencia del Senado. ¿Qué le hace creer que ahora sí se le dé para llegar a la Casa de Nariño? Le digo eso bajo el entendido obvio que las cosas en el Congreso y en las calles son diferentes, pero igual son escenarios que demandan unidad y respaldo.
En el Senado estaba haciendo una manifestación de cambio y de rebeldía frente a lo que pasa en ese Congreso, pero allí hay unas mayorías que son adversas a nosotros y que sabíamos que no íbamos a conquistar ese escenario. ¿Por qué? Porque allá no se da ese debate democrático, sino que hay unas mayorías consolidadas, adversas a nosotros y teníamos el deber de decir ‘aquí estamos y pensamos distinto’.
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El escenario que ya viene frente al pueblo colombiano es diferente. Es un pueblo cansado, hastiado, en condiciones de pobreza terribles, frente a una ingobernabilidad de esos poderes que hoy están establecidos. Es necesario un cambio, la gente quiere un cambio y ellos son los que deciden quién los gobierna. Ese ya es un escenario distinto, porque las votaciones ya no están amarradas a una determinada mayoría.
¿Cuándo hay cambios en una sociedad? Cuando la gente se aburre con lo que está y necesitamos gente fresca, que piense de otra manera, porque este gobierno que tenemos hoy no funciona. La inconformidad y madurez política del pueblo se ve en las movilizaciones gigantescas que han ocurrido. Hay una expectativa de cambio.
Si bien la carrera aún es prematura y no hay del todo propuestas consolidadas, sí vale la pena preguntar: ¿Qué le ofrece Iván Marulanda al país que no tenga otro de los nombres que se han ventilado?
Hay que llegar a unas transformaciones muy profundas y estructurales. Hay que hacer una reforma fiscal, el Estado colombiano es muy débil, que no tiene recursos con los cuales atender las necesidades sociales. Es un Estado que no le está cobrando a los mayores capitales del país, que son los que tienen que aportarle al fisco para que se puedan atender las situaciones de desigualdad y miseria.
Hay que hacer una reforma profunda en las prioridades del gasto público. Hay que subirle enormemente la inversión a la educación pública en todos los niveles. Hay que subir la calidad y ofrecer oportunidades de estudio.
Hay que aumentar el gasto en salud y en el sector agropecuario también, sumado a un cambio profundo en la inversión en ciencia y tecnología, cultura, deportes y la consagración del medio ambiente. A ello se suma recuperar la soberanía del Estado en territorios enormes de la geografía colombiana que están hoy en manos de organizaciones criminales. Hay que atajar además la matanza de líderes sociales y avanzar en proyectos de reconciliación.