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Ficha clave en la campaña de reelección del presidente Juan Manuel Santos de 2014, no cabe duda de que la caída de Bernardo Miguel 'Ñoño' Elías es un duro golpe para el Gobierno, para su partido, el de la U, por estos días sumido en una profunda crisis interna, y para la misma coalición de la Unidad Nacional. Pero además es todo un banquete para que la oposición, sea uribista o de otros sectores, arrecie en sus críticas y reproches, en momentos en que la lucha por la sucesión en la jefatura del Estado se hace cada día más intensa y esa polarización sirve para sacar réditos políticos.
Claro, muchos tendrán que ser prudentes, pues para nadie es un secreto que, siendo uno de los grandes barones electorales del país y uno de los dirigentes más poderosos de Córdoba y el Caribe, sus alianzas políticas de hoy y del pasado tienen raíces que tocan a algunos de esos que ahora prefieren mirar para otro lado. En los pasillos del Capitolio aseguran que, en agradecimiento al apoyo dado a la reelección, el Gobierno le cedió el control burocrático del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade), donde puso a los directores Alfredo Bula y Ariel Aduén. Y dicen que Helmut Barros, el actual presidente del Fondo Nacional del Ahorro (FNA), cuenta con su beneplácito.
Un poder que se vio reflejado igualmente en las elecciones locales y regionales de 2015, en las que junto a su socio político, el también senador Musa Besaile, y con otras coaliciones, puso cuotas ganadoras en las alcaldías de Sahagún, su tierra natal; Ciénaga de Oro, Tierralta y Montelíbano. Y que también sirvió para respaldar a su cuñado, Alejandro Lyons Muskus, esposo de su hermana Johana, para llegar a la Gobernación de Córdoba en 2012. El exmandatario está involucrado actualmente en escándalos como el de los carruseles de la hemofilia y del síndrome de Down y por el mal manejo de las regalías en el departamento.
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El efecto político inmediato es que el Partido de la U, que era la fuerza mayoritaria en el Senado, con 21 curules, baja a 19, pues además del Ñoño Elías ya había perdido a Martín Emilio Morales, capturado en marzo del año pasado por presuntos nexos con grupos paramilitares y por su presunta participación en el asesinato del exalcalde de San Antero Wílmer Pérez Padilla. Y según la última reforma política, en ambos casos aplica la “silla vacía”, es decir, no puede haber reemplazo cuando se trate de condenas por cualquier causa judicial. O sea, como en el caso de Morales, la curul de Elías quedará suspendida mientras se resuelve su situación legal.
Así las cosas, la mayoría en el Senado a partir de este momento quedará en el opositor Centro Democrático, con 20 escaños. Una superioridad que, sin embargo, no se verá reflejada en la votación de los proyectos, pues la coalición de Gobierno sigue teniendo la ventaja. Eso sí, el efecto más contundente se dará, sin duda, en las elecciones de 2018. En los pasados comicios a Congreso, los Ñoños, como se conoce a Elías y Besaile, fueron los más votados de la U (140.143 y 145.402 respaldos respectivamente). Fuerza electoral que, como ya se dijo, fue fundamental en la elección presidencial de 2014 y en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, donde el Sí ganó con contundencia en los cinco municipios que conformarán la circunscripción especial de paz 14, en el sur de Córdoba.
Muchos traen hoy a colación la visita que a principios de junio de 2016 hizo el jefe de Estado a Sahagún para hablar de la paz con las Farc y pedir el apoyo de los ciudadanos a la refrendación de los acuerdos de La Habana. Según reseñó La Silla Caribe, los Ñoños se pusieron la 10 durante la campaña del plebiscito y un mes antes de la votación hubo un encuentro privado entre los senadores y líderes de los 30 municipios de Córdoba para descifrar cómo se iba a activar la maquinaria a favor del Sí.
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Como se sabe, ya en la U se cavila un proyecto para permitir el transfuguismo, pues son muchos los inconformes que quieren alzar vuelo hacia otros partidos, como Cambio Radical o el mismo Centro Democrático. Y ahora la desgracia del Ñoño Elías les da argumentos para dar ese paso, que bien podría significar el fin de la colectividad. ¿Y la Casa de Nariño? En los últimos tiempos es claro que el presidente Santos ha mantenido una distancia prudente con los barones electorales de Córdoba. Distancia que se hizo evidente el pasado 2 de agosto, cuando Cristina Plazas, exdirectora del ICBF, se despachó en contra de Elías acusándolo de ser uno de los responsables de desfalcar a la entidad. A través de su cuenta en Twitter, el senador le respondió: “No sabía que desde el Gobierno me odiaran tanto. Lástima no haberlo sabido antes, a esas personas deseo que Dios les sane el corazón”.
El domingo pasado, en entrevista con El Espectador, el presidente Santos reafirmó su postura en el sentido de que opere la justicia en el caso Odebrecht y que la investigación llegue hasta el fondo, sin importar si cae gente de su gobierno o de la Unidad Nacional. Al mismo tiempo habló de la presunción de inocencia y el derecho a la defensa. Lo cierto es que la situación del Ñoño Elías, un aliado clave, significa un revés duro para la coalición santista y las consecuencias políticas se sentirán con fuerza en el proceso electoral de 2018.