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Tal como lo había sugerido en 2018, y con miras a la asamblea que celebrará el Partido de la U el próximo 17 de octubre, el senador Roy Barreras insistió en una escisión de esa colectividad. La solicitud se conoce menos de 15 días después de que el senador Jorge Robledo pidiera lo propio, pero en su partido: el Polo Democrático.
En contexto: El Polo está quebrado: ¿qué se viene en el camino?
A través de una carta dirigida a Aurelio Iragorri, presidente de la U, Barreras asegura que esa figura, que permite la división o separación de un partido sin que pierda su personería jurídica, aún no está incorporada en los estatutos de la colectividad, pues solo se han regulado la disolución o fusión. Por ello, pide que en la asamblea se trate el tema y se abra la puerta para aplicar la escisión.
En esa línea, el senador se reconoce como un seguidor del proyecto político del expresidente Juan Manuel Santos y banderas como la solución dialogada de conflictos, eliminación del prohibicionismo en el manejo de las drogas y el buen gobierno. En ese sentido, reconoce que la U fue un instrumento eficaz, “no solo para lograr el poder, sino para producir profundas transformaciones que se lograron gracias al concurso de los dirigentes del partido, que acompañaron reformas legislativas y políticas públicas de Gobierno que no han sido suficientemente valoradas”.
Sin embargo, el parlamentario advierte que en el partido se abrió una fisura ideológica “enorme” desde septiembre de 2018, cuando la U decidió mayoritariamente convertirse en partido de gobierno, como parte de la coalición con el Centro Democrático, “partido feroz opositor a nuestras banderas y cuyo propósito desde el plebiscito por la paz, donde enarbolaron con falacias la bandera del no, hasta el día de hoy ha sido demoler nuestro legado”.
Según Barreras, alinearse con quienes “prometieron hacer trizas la paz” y han “desconocido sistemáticamente” los logros sociales del pasado gobierno “resulta imposible para quienes no compartimos los ejes ideológicos del Gobierno Duque”. Acto seguido, alega que en los últimos meses ha empeorado el talante autoritario del Ejecutivo, su concentración de poder, su ataque a las cortes, el debilitamiento del Congreso, la presión a los opositores, y la pérdida de autoridad sobre la fuerza pública, entre otros.
“La insensibilidad social, la indiferencia humana evidenciada en la negativa a la renta básica en plena pandemia y en el menosprecio por el dolor de las víctimas de las masacres en serie incluidas la de Bogotá, la incapacidad o el desinterés ante la matanza de líderes sociales y reincorporados que no cesa, han hecho aún más notoria la incoherencia de un partido que fuera constructor de la paz, ahora aliado de un régimen autoritario”, sostuvo.
Si bien el senador reconoce que para algunos de sus copartidarios será “más importante” la coyuntura presente que el futuro y la cercanía a un Gobierno “con banderas contrarias a la paz”, declara que para él se trata de una circunstancia insalvable, por ello reiteró su solicitud de escisión del partido. “Eso permitirá a las mayorías avanzar más libremente sin la penosa crítica interna y a quienes nos vamos, también avanzar con libertad en la construcción de los caminos de la paz”.
Para Barreras, la escisión es una herramienta jurídica de la democracia que permitirá la separación de aquellas fracciones de la colectividad “cuyos objetivos han dejado de fusionarse con las decisiones orientadoras de las mayorías”. Da cuenta además de la “insalvable diferencia ideológica” entre quienes hoy son mayoría adscritos a la bancada de Gobierno y quienes ejercen la independencia.
Justo en diciembre de 2018, Barreras reclamaba la escisión ante “diferencias ideológicas irreconciliables al interior de un partido sobre la paz, sobre las víctimas, sobre la solución dialogada, sobre los derechos de las minorías y en general sobre las libertades civiles”.