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“Una bandera de país”. Así describió el presidente Iván Duque el Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, que se inició el 17 de febrero luego de que Verónica Machado, enfermera jefe en Sincelejo, fuera la primera en recibir la dosis tan esperada. Desde hace días, Duque ha insistido en un mensaje al país, pero especialmente a los gobernadores y alcaldes, de que este proceso no debe estar mediado por “diferencias políticas ni ideológicas”. “No es momento para la demagogia, populismo, fracturas ni críticas insensatas. Aquí todos debemos salir adelante”, dijo, repitiendo que espera que este sea el año de la inmunización masiva, segura y gratuita, el lema de su gobierno en esta etapa. A pesar de sus palabras, lo que ha pasado ha sido todo lo contrario.
La vacunación se ha convertido en el caballito de batalla del Gobierno y los mandatarios locales y regionales. Mientras el Ejecutivo celebraba la llegada del lote inicial -que contenía 50 mil biológicos-, compartía mensajes esperanzadores y una llamativa foto de victoria que le dio la vuelta a Twitter, las voces inconformes retumbaron en su contra e hicieron lo que no quería el Gobierno: criticar su gestión. La cantidad de dosis para algunas regiones y el día de su entrega fueron los dos factores principales que encendieron los ánimos, adobados, por supuesto, con una carga política evidente, pues fueron contradictores políticos los que reprocharon el criterio y la logística para escoger las ciudades y hacerles llegar de primeras las vacunas.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, manifestó su desagrado: “Así como las vacunas salen para Montería y Sincelejo, lo cual nos alegra, pueden salir también para el centro logístico de la Secretaría Distrital para que puedan llegar a los siete hospitales de Bogotá”, escribió el pasado 16 de febrero. En una clara arremetida, añadió que, aunque “respeta las preferencias políticas de Presidencia para tomarse la foto de la vacunación en su ciudad de referencia”, esto “no debería retrasar la distribución de vacunas a otras ciudades y menos en la que aterrizaron y que tiene todo listo para empezar”.
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El pulso se evidenció aún más cuando la mandataria propuso ceder parte de las dosis de Bogotá para que el Amazonas lograra vacunar a su personal de salud. “Son 335 personas. Lo hacemos si el ministro de Salud autoriza. Ha sido el departamento más afectado por el COVID-19 y enfrenta la circulación de la cepa brasileña”, planteó López. Además de ello, la polémica en torno a Amazonas se dio porque, en un principio, este departamento no figuró entre los territorios que recibirían los biológicos pronto. Esto después fue aclarado por el presidente y admitido como un “error”.
Esos no fueron los únicos llamados de atención al Gobierno. Carlos Caicedo, gobernador del Magdalena, puso en alerta a su territorio al advertir que le habían disminuido las dosis y que le cambiaron el día de entrega de las mismas. “Al Magdalena le recortaron lo que le habían asignado, al punto que no alcanza para vacunar al personal del hospital de tercer nivel, que corresponde a 250 personas”, contó en un video. Además explicó que el recorte los dejó con 930 dosis y que la llegada de estas era el viernes 19 de febrero, pero la movieron para el martes 23. “Inadmisible que, por elegir a un gobierno alternativo, el Gobierno Nacional castigue al departamento por su independencia democrática”, cuestionó.
El Gobierno respondió a las controversias. El ministro de Salud, Fernando Ruiz, calificó el reclamo como justificado y su equipo decidió incluir nuevamente al Magdalena en la entrega que realizará el viernes 19 de febrero. Por su parte, Daniel Palacios, ministro del Interior, añadió que las críticas al Gobierno demuestran cómo los mandatarios locales sí están haciendo política en torno a la vacunación. “Quienes hacen un llamado a no hacer política son los que están haciendo política. Es falso que Magdalena esté de último, tiene el inicio de la vacunación el viernes. Se están haciendo anuncios que no corresponden a la realidad”, expresó en W Radio.
Por su parte, a López el ministro Ruiz le replicó que empezar la vacunación en una ciudad de provincia y no en Bogotá “tiene una gran carga simbólica. Esto será una maratón, no los primeros 100 metros planos”. Asimismo, le confirmó la entrega de sus dosis para darle marcha a la inmunización este jueves.
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Sobre Amazonas, fue el propio Duque el que públicamente, en su programa diario, le aclaró que lo que pasó con este departamento es que no apareció en el plan inaugural de entrega de dosis por una omisión “involuntaria” de la que se percataron después. Ese error se lo cobraron caro. “¿Se les olvidó el Amazonas? Se les olvidó toda región excluida, y los pobres y los pequeños empresarios, se les olvidó el pueblo trabajador, y la ciencia, se les olvidó la mujer, y los jóvenes, se les olvidó la universidad y los negros y los indígenas. Se les olvidó Colombia”, cuestionó el senador Gustavo Petro.
¿Qué dicen los analistas sobre esto?
Para el profesor de la Universidad del Rosario y analista político Mauricio Jaramillo es evidente que el proceso de vacunación sí se está politizando, en la medida en que el Gobierno Duque renunció a que le hicieran control político y a mandar un mensaje de transparencia, “diciendo que era oportunismo político”, y también está aprovechando para hacerse autopromoción, en lugar de hacer pedagogía con un tema tan delicado.
“Al negarse a rendir cuentas, escudándose en la confidencialidad y el momento crítico, el Gobierno terminó politizando el tema. El agravante es que, en lugar de explicar el proceso, Duque lo que hace es tomarse fotos victoriosas. Es una falta de respeto: aquí se ha muerto mucha gente y el Gobierno sale a difundir su imagen. Se renunció a la vocación pedagógica que debe acompañar las vacunas”.
Según Jaramillo, la politización no solo es del Ejecutivo, sino también de los gobiernos locales: “Ambos niveles deberían ponerse de acuerdo y coordinar una estrategia de articulación. Esta es una responsabilidad compartida y se han dedicado a polemizar, en vez de articular”, critica Jaramillo, para quien aún es prematuro vaticinar el aprovechamiento electoral de las vacunas, pues ello dependerá del cumplimiento del cronograma. “Aquí el tema será la reactivación económica y cómo recuperar recursos sin golpear a los más vulnerables”.
A su turno, el profesor Juan Federico Pino, de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana, advierte que, más allá de la politización, el problema hoy es la desinformación alrededor del proceso de vacunas: “El tema ya se politizó por ser de interés público y ciudadano. Eso es legítimo. Sin embargo, lo grave es la desinformación y la confusión en el proceso. Eso puede llevar a una situación de incertidumbre, que genere que haya gente que se abstenga de vacunarse. Ese sería el peor escenario”.
De acuerdo con Pino, esas prácticas de desinformación por supuesto tienen como trasfondo interés electorales y de posicionamiento de actores, pero también por fallas de comunicación del Gobierno. “En Twitter, en la cuenta presidencial, se muestra información incompleta o se reduce a decir que el tema se está politizando”, agrega el profesor, quien comparte la preocupación de Jaramillo en materia de vacunación.
“Hay que aumentar la pedagogía y la claridad. El Gobierno Nacional está en mora de responderle a cualquier autoridad subnacional o local, es algo necesario. Hoy el problema no es que responda a los reclamos de algún alcalde, sino la agresividad con que lo hace, producto de la polarización”, precisa el analista, asegurando que solo habrá actores beneficiados en el plano electoral si el proceso de vacunación cumple las expectativas y es riguroso. “Si se logra ser constante en el suministro podrán sacar ventaja, pero si hay obstáculos se terminarían favoreciendo a sectores de oposición”.
Así las cosas, los desencuentros y errores contradicen lo dicho por el presidente Iván Duque. Más allá de su mensaje de presentar el plan de inmunización como un “propósito de país”, lo que ha pasado corresponde a la politización de un tema que debería obedecer, sobre todo, a las lecturas técnicas y no a las controversias políticas.