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Mucha desinformación ha circulado alrededor de las vacunas contra el COVID-19. En redes sociales algunos insinuaron que modifica el ADN de las personas, otros llegaron a decir que generaba mutaciones, incluso, rumoraron que causaba infertilidad, enfermedades neurodegenerativas, cáncer o ceguera. Para detener toda la información falsa la Asociación Colombiana de Médicos Genetistas (Acmgen), por medio de un comunicado, explicó cómo es el funcionamiento de la tecnología de estos biológicos. (Lea: Esto es lo que debe saber para entender el mundo de las vacunas)
La asociación primero aclara qué son las vacunas basadas en información genética transportada por adenovirus. Estos biológicos transportan material genético a las células llevando genes del coronavirus que luego van a expresarse para que el sistema inmune de cada persona reaccione a esos genes, generando protección contra ese virus. En este caso, sería contra el SARS-Cov-2.
Además, aclaran, que esta tecnología no es nueva. “Los adenovirus fueron descubiertos desde 1953 y la tecnología de introducir material genético a través de estos transportadores se utiliza desde hace más de 50 años con resultados muy positivos y con muy pocos efectos adversos indeseables. Más de 30.000 pacientes han sido tratados con este tipo de terapia y no se han encontrado efectos adversos frecuentes o graves a corto o a largo plazo”.
Pero, ¿cómo funcionan? La asociación explica que los “adenovirus introducen el ADN de una de las proteínas más importantes del coronavirus SARS-Cov-2 y lo llevan hasta el núcleo de las células humanas donde generan un proceso similar al que hace el virus en la infección natural, produciendo las proteínas que luego van a ser mostradas al sistema inmune, generando una respuesta de anticuerpos y células (linfocitos T) que ayudarán a contrarrestar una infección con el virus real”. (Puede leer: Este sería el cronograma de la llegada de las vacunas de COVID-19 a Colombia)
Como los adenovirus que se utilizan en las vacunas no se pueden multiplicar, es decir, no se pueden replicar y producir nuevos virus, porque se les quita esa propiedad. ¿Cómo lo hacen? eliminando los genes que cumplen esa función. Por eso, las vacunas o tratamientos que emplean esta tecnología han demostrado en investigaciones anteriores ser seguras.
En el caso de las desarrolladas contra el COVID-19, las que usan esta tecnología son la Sputnik V, Johnson & Jhonson y Oxford – AstraZéneca. “Estas vacunas, con adenovirus NO cambian el material genético de las células de las personas, NO producen mutaciones que causen enfermedades genéticas o malformaciones, NO se pueden transmitir a las siguientes generaciones. No hay evidencia experimental, ni teórica que indique que las vacunas contra el COVID-19 basadas en adenovirus causen infertilidad, enfermedades neurodegenerativas, cáncer o ceguera”, explica la asociación.
En cuanto a las vacunas que emplean otra tecnología, como las de ARN mensajero, han sido probadas como eficaces y seguras para prevenir la infección por el virus SARS-Cov-2. ¿Cómo funcionan? Estas vacunas llevan el ARN de una proteína viral fundamental al citoplasma de la célula y hacen que se produzca masivamente, generando una respuesta inmunológica que protegerá a las personas de infecciones futuras con este virus. (Le puede interesar: Se probará cuarta vacuna contra COVID19 en Colombia)
“Las burbujas de grasa, también llamadas nanopartículas de lípidos por su pequeño tamaño, llevan a las células el ARN sin necesidad de ingresar al núcleo y generan las proteínas virales de la misma manera que lo hace el virus natural. A diferencia de las vacunas que introducen a la célula de la persona proteínas inmunogénicas (que activan el sistema inmune), estas vacunas se pueden construir solamente conociendo la secuencia del virus a tratar”, añade la asociación.
Por esta razón, aclara la asociación, el proceso de generación de estas vacunas, como las de Pfizer y Moderna, fue tan rápido. Esta tecnología tampoco es nueva. Se ha venido usando desde hace más de 30 años con resultados prometedores y seguros. “Las vacunas de ARN, aunque es la primera vez que se utilizan masivamente en humanos, ya habían sido estudiadas en modelos animales para enfermedades como el Zika, la Influenza o la Rabia. En humanos se ha desarrollado una vacuna efectiva para el virus del Ébola”, añade.
“Las vacunas o tratamientos con RNA transportado en vesículas de grasa han demostrado ser seguras en investigaciones anteriores y en la actualidad en las realizadas contra el COVID 19, las vacunas de Pfizer y Moderna. NO cambian el material genético de nuestras células, NO producen mutaciones que causen enfermedades genéticas o malformaciones, NO se pueden transmitir a las siguientes generaciones. No hay evidencia experimental, ni teórica que indique que las vacunas basadas en adenovirus causen infertilidad, enfermedades neurodegenerativas, cáncer o ceguera”, sostiene la asociación.
La asociación fue enfática en rechazar la información que se difunde por las redes sociales y que no ha sido corroborada. Además, se comprometió a revisar constantemente la literatura científica y apoyar a las diferentes entidades de salud durante el proceso de vacunación en el país. (Puede leer: Las dosis de vacunas COVID-19 administradas en el mundo superan ya a los contagios)