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En los últimos meses la atención del mundo ha estado dirigida al nuevo coronavirus. No es para menos, una infección considerada pandemia que suma un total de 1.935.646 casos confirmados y 120.914 muertes en 185 países, ha puesto en jaque al sistema sanitario global y ha obligado a los científicos a encontrar cuanto antes una manera de prevenir y tratar la enfermedad generada por el virus SARS-CoV2, llamada COVID-19. Desarrollar su vacuna es una carrera contra reloj en el que están concentrados los expertos. La investigación para esta arrancó desde el 11 de enero de 2020, cuando se hizo pública la secuencia genética del virus. A hoy se cuentan 115 candidatas a vacuna, 78 de ellas están confirmadas como activas. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus).
Ese avance se debe a que la "escala del impacto humanitario y económico de la pandemia de COVID-19 está impulsando la evaluación de las plataformas tecnológicas de vacunas de próxima generación a través de nuevos paradigmas para acelerar el desarrollo, y el primer candidato a la vacuna COVID-19 ingresó a pruebas clínicas en humanos con una rapidez sin precedentes el 16 de marzo de 2020". Así lo explican en un artículo publicado en la revista Nature siete miembros del CEPI, una coalición con sede en Oslo (Noruega), dedicada a desarrollar vacunas contra enfermedades infecciosas emergentes.
En el artículo los expertos hacen un recuento de cuál es el panorama de desarrollo de la vacuna COVID-19 en la que trabajan, según la revisión comandada por la Organización Mundial de la Salud, investigadores en su gran mayoría de América del Norte, China, resto de Asia, Australia y Europa. De esos países provenienen las candidatas existentes a manos de desarrolladores privados, industriales, luego están los proyectos dirigidos por organizaciones académicas, del sector público y otras organizaciones sin fines de lucro y por último los grandes desarrolladores de vacunas multinacionales.
Gracias a ellos, hasta el 8 de abril se contabilizaron 115 candidatas a vacuna COVID-19. "De las cuales 78 están confirmadas como activas y 37 no están confirmadas (el estado de desarrollo no puede determinarse a partir de fuentes de información privadas o de propiedad pública). De los 78 proyectos activos confirmados, 73 se encuentran actualmente en etapas exploratorias o preclínicas. Los candidatos más avanzados se han movido recientemente al desarrollo clínico, incluyendo mRNA-1273 de Moderna, Ad5-nCoV de CanSino Biologicals, INO-4800 de Inovio, LV-SMENP-DC y aAPC específico de patógeno del Instituto Médico Geno-Inmune de Shenzhen (Tabla 1) Muchos otros desarrolladores de vacunas tienen Planes indicados para iniciar pruebas en humanos en 2020", cuentan los autores.
Este gráfico muestra las etapas de evaluación a las que se someten las candidatas a la vacuna del COVID-19.
"Tubería de candidatos a la vacuna COVID-19 por plataforma tecnológica: los proyectos exploratorios (divididos en confirmados y no confirmados) se encuentran en la etapa inicial de planificación sin pruebas in vivo, y los proyectos preclínicos se encuentran en la etapa de pruebas in vivo y / o fabricación de material de ensayos clínicos."
Entre ellas, cinco candidatas ya se encuentran en fase clínica:
La diversidad de plataformas tecnológicas que están evaluando es una de las características que más sorprende a los miembros del CEPI. Estas plataformas están hechas para evaluar desde "ácido nucleico (ADN y ARN), partículas similares a virus, péptidos, vectores virales (replicantes y no replicantes), proteínas recombinantes, virus vivos atenuados y virus inactivados", cuentan los autores. Sus enfoques de próxima generación, la velocidad con la que se están desarrollando y su fabricación le hace pensar a los expertos que las distintas plataformas de vacunas se adapten mejor a grupos poblacionales como ancianos, mujeres embarazadas o niños. Hay que tener en cuenta que el avance frente al desarrollo de una cura para el COVID-19 es insólito.
"Dado el imperativo de la velocidad, hay una indicación de que la vacuna podría estar disponible bajo uso de emergencia o protocolos similares a principios de 2021. Esto representaría un cambio fundamental de la vía tradicional de desarrollo de vacunas, que toma un promedio de más de 10 años, incluso en comparación con el plazo acelerado de 5 años para el desarrollo de la primera vacuna contra el Ébola , y necesitará nuevos paradigmas de desarrollo de vacunas que involucren paralelos y adaptativos, fases de desarrollo, procesos regulatorios innovadores y escalado de la capacidad de fabricación". Así lo expresaron los autores agregando que se están desarrollando modelos animales específicos de COVID-19 para probar la eficacia de la vacuna. Para ello, tras cumplir las medidas de seguridad suficientes, se aplicarán estudios en ratones transgénicos ACE2, hámsters, hurones y primates no humanos.