El zika afectó triplemente a las mujeres

Los primeros casos de zika registrados en Colombia aparecieron a finales de 2015 en Bolívar. En ese entonces la infección era tan desconocida que el sistema de salud no pudo más que improvisar un plan para atender la emergencia. La estrategia era acabar con el mosquito vector y prestar servicios de salud a las personas afectadas, en su mayoría mujeres. No sabían que ellas, al parecer, eran las que necesitaban más atención.

El Espectador
27 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.
Una mujer sostiene un mosquitero entregado por el Ministerio de Salud para protegerse de la infección por el virus del zika en Cali. / AFP
Una mujer sostiene un mosquitero entregado por el Ministerio de Salud para protegerse de la infección por el virus del zika en Cali. / AFP
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Esa fue la sospecha de los investigadores de Profamilia al analizar la epidemia de zika registrada en el país. Alrededor de 280.000 personas fueron infectadas desde octubre de 2015 hasta 2017. De ese total, el 65 % eran mujeres. Un porcentaje “significativo” para la entidad, teniendo en cuenta que el virus puede ser transmitido a través del semen y que las mujeres embarazadas transfieren la enfermedad a sus hijos. Dos desventajas más para ellas y su descendencia.

Ese fue el argumento de Luz Yaneth Forero, gerente de Investigaciones de Profamilia, y su equipo al indagar cómo los territorios, núcleo de la epidemia, habían atendido a sus pacientes. Por eso visitaron Barranquilla, Soledad, Cúcuta, Los Patios (Norte de Santander), San Andrés, Providencia y Santa Catalina entre febrero y abril de este año.

Hasta allá llegaron sociólogos, médicos, epidemiólogos, estadísticos y otros expertos de la entidad para entrevistar y dirigir grupos focales compuestos por funcionarios del sistema de salud y mujeres afectadas de zika, pues algunas de ellas estaban embarazadas durante el contagio.

El resultado, combinado con entrevistas hechas en Bogotá, evidenció que “las mujeres infectadas de zika en estos territorios no fueron atendidas de manera especial, a pesar de ser más vulnerables”, explicó Forero.

Es decir, el tratamiento no reconoció un enfoque diferencial. No incluyó, tampoco, los derechos sexuales y reproductivos que tienen las mujeres en el país desde 2014, gracias a la Política SRR. Un ejemplo de ello es el acceso a la información sobre interrupción del embarazo. Esta era una posibilidad para las mujeres que dieron a luz contagiadas por zika, ya que este virus puede causar en el feto microcefalia o el síndrome de Guillain-Barré.

Por eso no es lo mismo que el zika afecte a un hombre a que afecte a una mujer. En palabras de Forero, “esto implica un abordaje diferencial. No es solo que un mosquito transmita la infección, sino factores económicos y ambientales que potencian el riesgo. Las publicidades sobre zika debieron poner a la mujer en el centro y no mostrar siempre al insecto. Necesitamos cambiar la perspectiva y el discurso de salud”, concluyó la autora principal del estudio “Zika y su relación con la salud sexual y reproductiva de las mujeres en Colombia”.

Por El Espectador

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