Estos "nómadas del mar'" son los primeros humanos adaptados genéticamente para el buceo

Los bajau, grupo étnico originario de Filipinas, son conocidos por sus grandes destrezas en el buceo (bajan hasta 80 metros y aguantan más de 3 minutos). Están evolucionando para adaptarse a su vida submarina.

- Redacción Vivir
20 de abril de 2018 - 01:41 p. m.
Su secreto es un bazo más grande que el resto de los humanos. / Erik Abrahamsson, revista Human Evolution
Su secreto es un bazo más grande que el resto de los humanos. / Erik Abrahamsson, revista Human Evolution
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Las personas pertenecientes al grupo étnico filipino Bajau Laut son llamadas “nómadas del mar”. Los Bajau Laut viven en Filipinas, Indonesia, Malasia y Brunei, y se les llama así por sus habilidades de buceo. Algunos antropólogos que los visitaron en los ochenta calcularon que pueden haber vivido en el mar durante al menos 1000 años.

Tanto hombres como mujeres bajau aguantan la respiración y se sumergen entre 50 y 70 metros en el mar para atrapar peces y recolectar alimentos del lecho marino. Dado que el único equipo de buceo disponible es un par de gafas de madera y algunos pesos de mano, su éxito depende de su capacidad para sumergirse profundamente y contener la respiración tanto como puedan.

Una investigación publicada en la revista Cell confirmó una sospecha que se asomaba en papers de médicos y antropólogos desde hace años: la increíble capacidad de esta etnia es una mutación genética, una especie de adaptación a la vida submarina.

"Lo más parecido a los bajau en cuanto a tiempo de trabajo bajo el agua son las nutrias marinas. Como ellas, también pasan el 60% del tiempo en el agua", dice la investigadora de la Universidad de Utah (EE UU), Melisa Ilardo. En 2015, y mientras investigaba para la Universidad de Copenhague (Dinamarca), Ilardo viajó hasta la región, en concreto hasta el poblado bajau de Jaya Bakti, en la isla indonesia de Célebes. Allí se dedicó a medirles el bazo con un aparato de ultrasonidos compacto y a tomarles muestra de saliva, cuenta El País de España.

Su investigación reveló que tenían un bazo hasta un 50% más grande que otros pueblos con los que están emparentados. El tamaño del bazo es importante porque es un reservorio en el que se almacenan los glóbulos rojos. Durante una inmersión, el bazo se contrae y empuja estos glóbulos rojos adicionales hacia la sangre que circula, aumentando su capacidad de transportar oxígeno. Esta respuesta también se ha encontrado en mamíferos que bucean, como las focas.

El análisis de ADN reveló otro cambio que resultó ser una de las variaciones genéticas más frecuentes en la población de Bajau: un gen que controla la hormona T4, que es producida por la glándula tiroides. Esta hormona provoca aumentos en la cantidad de energía que el cuerpo puede usar en un período de tiempo determinado, lo que puede ayudar a combatir los niveles bajos de oxígeno, pero también se asocia con un mayor tamaño del bazo en los ratones.

Durante el siglo XX, algunas poblaciones de Bajau se asentaron en la costa pero continuaron viviendo un estilo de vida de subsistencia (trabajando solo para sobrevivir) en base a sus métodos tradicionales de pesca.

El equipo de investigadores también descubrió que tenían bazos significativamente más grandes que sus vecinos agricultores. Esto fue cierto incluso para los miembros de la comunidad Bajau que no bucean, lo que sugiere que es un rasgo heredado en lugar de un cambio en los individuos causado por una vida de buceo.

El sociólogo Erik Abrahamson y la médica Erika Schagatay, de la Universidad de Lund y la Universidad Mid (Suecia) decidieron visitar a los bajaus para ver si los humanos modernos tienen el potencial fisiológico de sobrevivir manteniendo la respiración bajo el agua, y pescando. Los investigadores vivieron con los bajaus durante 9 meses, entre 2012 y 2013.

Según sus notas, cada hombre que se sumergía en el agua, pescaba entre 2 y 5 horas, y sacaba aproximadamente 8 kilogramos de pez coral, pez globo, pulpo y anguila. Las mujeres recolectaron almejas, crustáceos, algas marinas y pepinos de mar. La captura se consume o comercializa para cambiar por yuca, arroz, fruta y otros alimentos básicos.

Su capacidad de inmersión llega hasta los 70 metros (nada mal para un deportista profesional de apnea) y durante muchos minutos. Lo que colectan, además de usarlo para su propio consumo, lo venden a restaurantes de Hong Kong o Macao.

“La vida entre los Bajau Laut era muy parecida a la de hace 25 años, aunque en algunas áreas la oferta de peces está disminuyendo, por lo que es necesario que los Bajau Laut pasen más tiempo en el agua para obtener la misma cantidad de peces. Se llegó a la conclusión de que los humanos modernos poseen las cualidades fisiológicas necesarias para ganarse la vida con la caza y la recolección a través de un buceo sin respiración”, dicen los investigadores.

Cada vez la ciencia descubre con más claridad cómo la selección natural está moldeando a los humanos. En 2014, según cuenta El País, se descubrió la mutación genética que le permite a los tibetanos lidiar con 4.000 metros de altura en la meseta tibetana, y desde hace años, se conoce que los ama, un pueblo japonés famoso por ser buscadores de perlas, también tiene un bazo súper crecido.

Por - Redacción Vivir

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