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Desde diciembre de 2020, se empezaron a administrar las primeras vacunas contra el COVID-19 en el mundo. Una esperanza para poder disminuir la propagación del virus y ponerle fin a la pandemia. Sin embargo, conseguir esa inmunidad es una tarea complicada. El mundo necesita cerca de 11 mil millones de dosis para vacunar al 70% de la población mundial, suponiendo que se administren dos dosis lo más pronto posible. (Lea: Vacunas de Pfizer y Moderna son 90% efectivas para prevenir infecciones de COVID-19)
Pero, los planes de vacunación se enfrentan a retrasos políticos en la distribución, controles de exportación o que la gran mayoría de las dosis se van a países más ricos son algunos de los retos a los que se enfrenta. Además, de esta situación que se ha presentado por las dosis, la revista Nature seleccionó una lista de cinco retos que debe enfrentar el mundo para poder cumplir el esquema de vacunación contra el COVID-19.
Vacunas fabricadas en 2021
Los primeros días de marzo se han producido cerca de 413 millones de dosis de vacuna COVID-19, según datos de Airfinity. La compañía proyecta que esto aumentará a 9.500 millones de dosis para finales de 2021. El Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, reveló que la cifra es mucho más amplia. “Suman alrededor de 12 mil millones de dosis para fin de año”, dice la publicación.
Andrea Taylor, autora principal de la investigación, explicó a Nature que “es más probable que se alcancen estas cifras para fines de 2022. Las cadenas de suministro podrían romperse y los países podrían amenazar con bloquear las exportaciones de vacunas, como ya está sucediendo con India y la Unión Europea que han anunciado restricciones a las exportaciones de vacunas”.
La producción de vacunas requiere de otros elementos individuales, como las viales de vidrio, filtros, resina, tubos y bolsas desechables. Entonces, si uno de estos elementos falta en la producción, retrasa toda la cadena. (Puede leer: Butanvac, la vacuna producida en Brasil contra el coronavirus)
¿Todas las farmacéuticas pueden trabajar en conjunto para producir vacunas más rápido?
Aunque esta es una de las preguntas que se realizan a menudo las personas, lo que no han notado es que ya varias farmacéuticas han decidido realizar alianzas para trabajar en conjunto. Ese es el caso de Merck, con sede en Kenilworth, que fabrica vacunas para su rival Johnson & Johnson. GSK, con sede en Londres y Novartis en Basilea, Suiza, están fabricando 100 millones y 250 millones de dosis, respectivamente, de una vacuna para Curevac. Alianzas que en épocas pasadas parecían imposibles.
El acuerdo más grande al que se ha llegado lo realizó AstraZeneca para la vacuna que desarrolló con la Universidad de Oxford, Reino Unido. “La empresa ha contratado capacidad de fabricación de 2.900 millones de dosis de vacunas a 25 empresas de 15 países. Su mayor acuerdo de asociación es con el Serum Institute of India en Pune, que acordó en junio de 2020 producir mil millones de dosis de la vacuna. El instituto también acordó en agosto de 2020 producir al menos mil millones de dosis de una vacuna desarrollada por Novavax en Gaithersburg, Maryland”, señaló la publicación.
¿Se pueden producir más vacunas?
Hasta el momento, las vacunas que se están distribuyendo son de tres tipos. Las vacunas de ARN mensajero que están elaboradas de hebras de material genético que codifican una proteína en el virus que provoca una respuesta inmune. En los primeros días de marzo, un reporte de Airfinity señaló que se habían producido alrededor de 179 millones de dosis. Lo malo de esta fórmula es que como no se había hecho antes, no hay disponible el suficiente personasl capacitado para cumplir con la demanda. Eso, sin contar con la escasez mundial de componentes esenciales, especialmente nucleótidos, enzimas y lípidos. (Le puede interesar: Unión Europea endurece medidas para la exportación de vacunas contra el coronavirus)
Las otras tecnologías que se están empleando son la de vector viral y virus completo. Datos de Airfinity muestran que, a diferencia de la rápida fabricación de las vacunas de ARNm, pasa lo contrario con estos biológicos. El 35% de las vacunas eran virus completos y el 22% vectores virales de las que se produjeron en los primeros días de marzo de 2021.
¿La propiedad intelectual ralentiza el proceso?
Investigadores del Centro de Innovación en Salud Global de Duke aseguran que los países de ingresos altos y medianos altos, que representan una quinta parte de la población mundial, han comprado alrededor de 6 mil millones de dosis. “Lo grave es que los países de ingresos bajos y medianos bajos, que representan las cuatro quintas partes de la población, solo han obtenido alrededor de 2.600 millones. Esto incluye 1.100 millones de dosis de COVAX”, reseña la publicación.
Para conseguir una equidad en la distribución de la vacuna, países como India y Suráfrica impulsaron una campaña para obtener la exención temporal de los derechos de propiedad intelectual. En octubre de 2020 solicitaron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) la suspensión temporal de ciertos derechos de propiedad intelectual sobre herramientas y tecnologías médicas COVID-19 hasta que se haya alcanzado la inmunidad colectiva. Una coalición que ya cuenta con el apoyo de 100 países. (Podría leer: Minsalud anuncia cambios en la fórmula de distribución de vacunas de COVID-19)
John Nkengasong, virólogo que dirige los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades en Addis Abeba, aseguró a Nature que “la campaña de exención también proviene de la experiencia de la epidemia del SIDA. En la década de 1990, dice, se habían desarrollado medicamentos para tratar el VIH y estaban disponibles en países de altos ingresos, aunque la mayoría de los casos de VIH y las muertes ocurrieron en África”.
¿Se podría acelerar la producción?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva insistiendo que se debe impulsar una “transferencia tecnológica coordinada”, en la que universidades y fabricantes autorizan sus vacunas a otras empresas por medio de la organización. Además, facilitará la formación del personal para que se reduzcan los errores en su fabricación, producción y posterior distribución.
Drew Weissman, biólogo de ARN de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, aseguró que esta institución, que cuenta con los derechos de propiedad intelectual relacionados con las vacunas de ARNm, está ayudando a la Universidad de Chulalongkorn en Bangkok a desarrollar una instalación de fabricación de vacunas. “Si nos fijamos en el lanzamiento de la vacuna en este momento, pasarán dos años antes de que Tailandia y otros países de bajos ingresos se vacunen (...) El gobierno del país no estaba dispuesto a esperar. Estaban dispuestos a aportar el dinero para estar listos para tratar a su gente a finales de este año”, añadió. (Lea también: OMS pide donación “inmediata” de 10 millones de vacunas COVID-19)