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Un estudio comprueba que los alimentos que son más dañinos para el humano también lo son para el medio ambiente. Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron el impacto de 15 grupos de alimentos que están, en promedio, asociados con cinco resultados de salud diferentes y cinco aspectos de la degradación ambiental. (Lea: El mundo desperdicia 1.300 millones de toneladas de comida anuales, mientras crece el hambre)
En el estudio publicado en la revista PNAS vincularon la forma como se producen los alimentos, es decir, el agua que se requiere para su elaboración, la superficie implicada en su producción y los productos químicos que se utilizan en su preparación. Una vez reunieron estos datos, los compararon con los resultados de estudios anteriores sobre el impacto en la salud de estos mismos alimentos.
Según los investigadores de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y la Universidad de Oxford (Reino Unido), la fruta, la verdura, la papa, el aceite de oliva, las legumbres, los frutos secos y los cereales son los alimentos más sanos para el cuerpo y además tienen un mínimo impacto sobre el planeta. Otro hallazgo fue que la carne roja procesada o sin procesar, como la de cerdo, res, cordero y cabra, es un producto que debería ser tachado de la dieta porque se asocia con el mayor aumento en el riesgo de enfermedades. (Le puede interesar: Los humanos ingieren más de 74.000 partículas de microplástico al año, según estudio)
Sobre el pescado y el pollo, la investigación aclara que, pese a que son opciones saludables, tienen una huella ambiental más grande que las dietas basadas en verduras. Sin embargo, sostiene que son productos que generan beneficios al impedir el consumo de alimentos más perjudiciales para la salud y el medio ambiente. En cuanto a las bebidas azucaradas, aunque presentan riesgos para la salud tienen un bajo impacto ambiental.
Ante los resultados, los autores sugieren que si las personas de Occidente siguen consumiendo los mismos alimentos, se evidenciará un incremento alarmante de las enfermedades, de la contaminación del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero. Michael Clark, principal autor del estudio e investigador de la Universidad de Oxford, explica que un tercio de la comida que se produce nunca llega al consumidor y termina en la basura. Añade que es necesario controlar la fabricación, el consumo y el cultivo de estos productos.