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La legalización del uso de marihuana medicinal en EEUU redujo el número de dosis prescritas de opiáceos, según un artículo publicado en JAMA Internal Medicine. Esto lo descubrieron científicos americanos que hicieron una correlación entre el cambio en el estatus legal de la marihuana en EEUU desde 2010 hasta 2015, y el número de dosis prescrito de hidrocodona y la morfina.
En los últimos 15 años, los médicos estadounidenses han sido más propensos a recetar medicamentos que contienen opiáceos para el tratamiento del dolor crónico. Desde 1999 el número de pacientes que toman opioides por la recomendaciones de terapeutas se incrementó en alrededor de tres veces. A pesar de su eficacia como analgésico fuerte, los opioides son un motivo de preocupación por el surgimiento de una fuerte dependencia y por el aumento de la tasa de mortalidad por sobredosis y otras causas.
Una de las opciones posibles para controlar el comercio oficial de opiáceos es el uso de marihuana medicinal. Según la ley federal estadounidense el comercio de marihuana está prohibido, pero se regula a nivel estatal. Actualmente, se permite el uso de la marihuana con fines médicos en el territorio de los 25 estados. Para probar cómo el estatus legal del cannabis influye en el uso de opioides por los pacientes, los científicos de la Universidad de Georgia dirigidos por Grace B. Adams, analizaron los datos sobre el número de dosis de opioides prescrita por doctores de 2010 a 2015.
Durante el período examinado el número de dosis prescritas de opioides (hidrocodona y morfina) fue igual a 23 millones. Los científicos han descubierto que el estatus legal de la marihuana ha reducido significativamente esta cifra. En los estados donde la marihuana se puede comprar solo con receta médica en instituciones especiales, el número de dosis de opioides se redujo en 3,7 millones, y en aquellos estados donde se permite a los ciudadanos cultivar cáñamo solo en casa se redujo en 1.8 millones.
En el cuerpo humano, los opiáceos y los cannabinoides se unen a diferentes receptores. El primero se une a los receptores opioides, ubicados principalmente en el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, cuya función principal es la regulación del dolor. Los cannabinoides se unen a los receptores cannabinoides, que participan principalmente en las respuestas de control al estrés y la regulación del nivel de la excitabilidad, pero también regulan los nociceptores, principalmente a través de CB2 -segundo tipo de receptor. Por lo tanto, el uso de marihuana como analgésico para el dolor crónico también puede ser efectivo. Los autores de este estudio señalan que es imposible hablar de dependencia directa (en la que los pacientes realmente cambiaron un medicamento por otro). Para ello es necesario realizar más estudios.
Un estudio reciente publicado por la firma consultora Arcview señala que la legalización del cannabis generaría 40 mil millones de dólares y más de 400 mil puestos de trabajo en los Estados Unidos.