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Las noticias sobre obesidad cada vez son más frecuentes. Cada tanto se publican robustas investigaciones que advierten sobre esa epidemia que parece incontenible y que es el origen de muchas enfermedades no transmisibles. Una de las últimas en prender las alarmas fue la Organización Panamericana de la Salud. Según sus datos, el 64% de los hombres y el 61% de las mujeres tienen sobrepeso u obesidad en América. (Lea Multas a padres que no vacunen a sus hijos: así quiere Alemania acabar con el sarampión)
Los niños y adolescentes, como han repetido hasta el cansancio los epidemiólogos, son una población en riesgo. Solo en Colombia, como lo reveló la última Encuesta Nacional de Salud Escolar, hay un gran porcentaje que puede tener complicaciones. Una cifra resume el problema: el 63% de ellos consume gaseosas al menos una vez al día. El 74% también ingiere bebidas azucaradas, el 47,3% come los llamados fritos y el 82% artículos de paquete. Todos estos alimentos ultrapocesados son, en parte, los culpables de los kilos de más que ponen en jaque la salud de los más jóvenes. (Lea El Minsalud quiere ponerle tope al precio de una nueva tanda de medicamentos)
¿Cómo contener ese problema? Dejusticia, RedPapaz, Educar Consumidores y Fian Colombia creen que un camino es restringir la venta de este tipo de comida en los colegios. Por eso, a través de la plataforma Change.org están recogiendo firmas para pedirle a la Secretaría de Educación de Bogotá que prohíba los alimentos procesados y ultraprocesados en entornos escolares. (Lea Este es el grupo de los "indispensables" en el mundo de los medicamentos en Colombia)
Varios argumentos soportan su idea. “Ante la ausencia de una regulación nacional, queda en manos de las entidades territoriales la decisión de si regulan o no las ventas de bebidas y alimentos en las tiendas escolares. Bogotá es una de las pocas ciudades con una regulación al respecto, contemplada en la Resolución 2092 de 2015. El artículo 5 de esta Resolución establece que se deben eliminar los fritos y las bebidas azucaradas y/o edulcoradas de manera progresiva. Suena bien, pero en realidad ¡toma 8 años para que esto finalmente pase! Esto expone a varias generaciones de niños a productos pocos saludables, mientras la cifra de obesidad se dispara rápidamente”, se lee en el documento.
En él también recopilan algunos de los inconvenientes que genera la obesidad durante la niñez. Complicaciones gastrointestinales, osteomusculares y ortopédicas, la apnea del sueño, la manifestación temprana de enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2 son algunas de las que mencionan.
“Sumado a esto, la obesidad infantil puede desencadenar trastornos psicológicos como la depresión, y conducir a la estigmatización y el rechazo social, lo cual puede reducir el nivel educativo”, advierten.