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Millones de niños viven actualmente en zonas muy expuestas a los efectos del cambio climático. Más de 500 millones se sitúan en lugares muy propensos a sufrir inundaciones y alrededor de 160 millones viven en países donde las sequías son cada vez más habituales.
UniCef lanzó el informe A no ser que actuemos ya, en el que señalaron la importancia de tomar decisiones de cara a la Cumbre de Cambio Climático de París (COP21). Los cambios en el clima intensificarán las sequías, las inundaciones y las olas de calor que, a su vez, incrementan la propagación de los peores enemigos de la supervivencia infantil como la desnutrición, la malaria o la diarrea. "Las elevadas cifras subrayan la necesidad de actuar urgentemente", dice Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF. "Los niños de hoy son los menos responsables del cambio climático pero son ellos y sus hijos los que tendrán que vivir con sus consecuencias. Y, como suele ser habitual, las comunidades más desfavorecidas se enfrentan a las mayores amenazas".
"Los líderes mundiales tienen la oportunidad de frenar el cambio climático y sus consecuencias sobre el planeta. La Cumbre de París es el momento de llegar a un acuerdo para reducir los emisión de gases de efecto invernadero, principal causa del problema, y para promover energías limpias y sostenibles", dice Unicef en un comunicado.
Cuanto más ambiciosas sean las acciones para frenar el calentamiento global, más niños escaparán de sus terribles efectos. Sin embargo, también hay que establecer un plan de acción frente a las consecuencias que pueden tener las emisiones de dióxido de carbono que ya se han producido hasta ahora.
Otro reporte se suma a Unicef. El cambio climático dará forma al futuro de una generación entera si no limitamos el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados (35.6 ° F), según el Informe Lancet 2019 sobre salud y cambio climático. "En los últimos 30 años, hemos visto una disminución progresiva en el número de muertes para todas las personas y, de hecho, para los niños", dijo a la Deustche Welle Anthony Costello, copresidente de The Lancet Countdown. "Pero lo que nos preocupa es que todas estas ganancias podrían revertirse si no abordamos con urgencia el problema del cambio climático".
La investigación, compilada por 35 instituciones mundiales, incluidas la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, muestra claramente la relación entre el cambio climático, la destrucción del medio ambiente y la salud. El aumento de las temperaturas alimenta el hambre y la desnutrición, un aumento en la escala y el alcance de las enfermedades infecciosas y una creciente frecuencia de eventos climáticos extremos, mientras que la contaminación del aire se ha vuelto tan mortal para el pulmón humano como fumar tabaco.
De acuerdo con el medio Ecowatch, los menores de cinco años también sufrirán más por el aumento de enfermedades infecciosas. El aumento de las temperaturas, el calentamiento de las aguas, los cambios en los patrones de lluvia y los altos niveles de humedad facilitan la propagación de bacterias que conducen a enfermedades diarreicas como el cólera, y también crean condiciones ideales de reproducción para los mosquitos portadores de malaria o dengue.
En 2017, hubo un estimado de 435,000 muertes por malaria a nivel mundial y cada dos minutos un niño en algún lugar del mundo muere a causa de la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto es de particular preocupación para países como Burkina Faso, donde la malaria causó más de 28.000 muertes solo en 2018, según la OMS.