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El coronavirus transformó al mundo. En algunos sentidos para bien, y en otros —como en la educación, en especial en niños y jóvenes de bajos recursos y zonas rurales— dejó entrever las ya carentes condiciones del sistema educativo en Colombia.
Ante el peligro de ir a clases por miedo al contagio, los gobiernos del mundo determinaron enviar a millones de niños a estudiar de forma remota en casa.
Una decisión que dejó en el aire y a la vista de todos problemas tan graves como que en ciertos grupos poblacionales el colegio es la principal fuente de alimentación. También que al estar en casa, y que muchos padres deben salir a trabajar, el problema pasa a ser el acompañamiento de un niño.
Sin embargo, ninguno es tan problemático como la falta de computadores y de acceso a internet desde los hogares, pues limita de forma drástica la posibilidad de asistir a una clase. Por eso, los gobiernos, fundaciones y empresas privadas han tenido que hacer algo al respecto para cerrar estas brechas de acceso a la educación.
Aunque la anterior no es una limitación exclusiva del país, de acuerdo con los estudios de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en colaboración con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 826 millones de estudiantes no tienen computador y 706 millones carecen de acceso a internet en sus casas.
Esta dificultad para el acceso a tecnologías que permitan la educación remota sí ha sido mayor en Latinoamérica, teniendo en cuenta las altas tasas de pobreza y, en el caso de Colombia, las limitantes en el plano rural son mayores.
Según cifras de la Unesco, a finales de abril —inicio de muchas cuarentenas en todo el mundo— se llegó al punto de tener escuelas cerradas en 191 países, por lo que la misma entidad internacional advirtió de los problemas para moverse hacia una enseñanza digital incluso en los países con buenas infraestructuras de información y comunicación. En aquellos en los que esas tecnologías están menos disponibles, “la transición ha sido más difícil o, incluso, imposible”. Casos que se pueden ver en Colombia.
En el país, aunque de forma tardía y casi un mes después de comenzar la cuarentena, el Gobierno nacional reaccionó y a través del Ministerio de Tecnologías y las Comunicaciones, mediante el programa Computadores para Educar empezó, desde finales de abril, a entregar 83.345 computadores en todo el país.
Desde entonces, los dispositivos se han entregado a 750 sedes educativas distribuidas en 291 municipios de los 32 departamentos del país y, según cifras del Gobierno, estos equipos beneficiarán a 79.345 estudiantes y 4.000 docentes de educación media.
Un esfuerzo al que se sumó la Alcaldía de Bogotá, una de las ciudades más golpeadas por la pandemia tanto en cifras de contagio como en muertos y desempleo, y sin la posibilidad de enviar a los niños al colegio.
La principal ciudad del país diseñó la campaña Donatón por los niños, iniciativa apoyada en la recolección de equipos electrónicos y computadores con la idea de que ciudadanos y empresas privadas se sumen a este tipo de donaciones.
La estrategia adelantada por la alcaldía de Claudia López ha sido apoyada por la fundación United Way.
“Estamos convencidos de que la educación remota debe tener en cuenta las necesidades particulares de cada estudiante, ya que no todos los niños cuentan con los mismos factores protectores ni facilitadores para el aprendizaje a distancia. Hoy, la educación a distancia debe permitirles a los niños aprender desde lo cotidiano, de manera individual y colectiva, ya que con la segunda es donde los estudiantes más desarrollan sus habilidades para la vida”, cuenta Cristina Gutiérrez de Piñeres, directora ejecutiva de United Way Colombia.
A la fecha en Bogotá, la #DonatónporlosNiños ha recibido 438 equipos nuevos y más de $528 millones en donaciones, con los que se busca beneficiar a 350.000 niños y jóvenes de Bogotá, un paso más para acortar la brecha de inequidad.