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El mundo no se detiene, 2020 ha sido posiblemente el año más difícil de esta era. Sin embargo, las personas y las empresas no han dejado de preguntarse: ¿qué puedo hacer?, y la respuesta ha sido, ante todo, reconocer esta nueva realidad en la que vivimos para convertirla en una oportunidad, valorando lo que tenemos y apoyándonos mutuamente.
De acuerdo con el último informe de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), al 45 % de los empresarios encuestados se les redujeron sus ingresos en más del 75 % por la pandemia, con respecto al mismo mes de 2019. Lo que pone en evidencia la necesidad que el sector tiene de reinventarse para avanzar frente a la crisis. Y es ahí donde la resiliencia surge como la clave para afrontar esta nueva etapa.
En mercados como el colombiano donde más de la mitad de las empresas nuevas fracasan en sus primeros cinco años de vida y solo en el primer año, desaparecen entre 20% y 30% de ellas, resulta imperativo que los empresarios se capaciten para tener las cualidades emocionales y profesionales que les permita asumir una crisis y los altibajos que una empresa puede tener en su vida activa.
No hay que temerle al cambio ya que este también significa evolución, por eso es importante mantenerse actualizado, informado y conectado con el contexto para garantizar una empresa sólida que fluye con las necesidades del cliente.
La resiliencia se manifiesta de dos maneras, por un lado, en las situaciones malas, como la habilidad para recuperarse de las crisis, para preservar e incluso mejorar el funcionamiento de la empresa en la adversidad; por otro lado, en las situaciones buenas, como la habilidad para identificar las oportunidades que se presentan y aprovecharlas al máximo a favor de la organización.
Debemos tener presente que un elemento clave de la resiliencia es asumir el futuro como un camino que se debe construir a partir de un plan y una estrategia que permita evaluar diversos panoramas y desarrollar hábitos operativos que nos permitan descubrir errores a tiempo para rectificar cuanto antes.
Para esto es importante evaluar factores como el trabajo en equipo y el compromiso, el primero es fruto de la reciprocidad, la equidad y el respeto entre todos los miembros; y el segundo es la herramienta vital para aprender a innovar, nutriéndose de la diversidad de puntos de vista, el acceso a la información y el intercambio de ideas.
Ahora bien, el reto de esta nueva realidad está en crear empresas innovadoras, que reconocen la importancia del talento humano, que tienen un conocimiento amplio sobre sus capacidades, amenazas y oportunidades, y que con esto son capaces de renovarse garantizando un espacio estable para su equipo.
Por último, es importante saber que la clave del éxito también está en fracasar, para ir tras una meta hay que ser resilientes, así que hay que levantarse, aprender y adaptarse a un nuevo plan para seguir avanzando. Por suerte no está solo en el camino.
*Empresaria y estratega de negocios.