Abracadabra monetario

Marc Hofstetter
17 de marzo de 2019 - 02:00 a. m.

Han ido llegando en fila, uno tras otro, indicadores económicos con más sombras que luces, con señales de que los engranajes no funcionan tan bien como esperábamos. En el frente externo los bancos centrales tanto de Estados Unidos como de Europa han anunciado en las últimas semanas que, contrario a lo prometido, tendrán que mantener los estímulos monetarios por más tiempo y que el repliegue de las velas que habían extendido en la última década no se iniciará pronto.

En Colombia, varios indicadores también señalan debilidades. El primero, el desempleo. Una mirada a las tasas promedio de 12 meses muestra que ese indicador lleva casi cuatro años subiendo poco a poco, casi que imperceptiblemente, de a una décima cada seis meses en promedio, hasta completar un punto porcentual completo el mes pasado. Lo que hizo más visible el problema es que la quinta parte de ese incremento que tomó cuatro años ocurrió en los dos últimos meses. La cifra alcanzada es la peor en más de cinco años.

Segundo, el lánguido crecimiento del PIB de 2018, estimado por el DANE en 2,7 %. La cifra dejó a muchos satisfechos, pero es mediocre: el DANE también rectificó hacia abajo la cifra de actividad económica de 2017, con lo cual la base para calcular el crecimiento de 2018 se redujo. Sin esa corrección, la actividad de 2018 habría crecido solo 2,3 %. Esa cifra, 2,3 %, es de hecho la perezosa tasa de crecimiento colombiana desde 2014. Tercero, la inflación anual de febrero de 2018 se situó en 3,01 % y representa la cifra más baja en más de cuatro años.

Tenemos el peor desempleo en más de cinco años, estamos completando un lustro de lánguidas expansiones en nuestros ingresos y cuatro años de inflación en declive. Aun así, los analistas del sector financiero siguen manifestando que esperan que el Banco Central suba las tasas en dos ocasiones este año, acciones que tomaría un Emisor preocupado por presiones inflacionarias, mercados laborales boyantes o actividad económica con señales de recalentamiento. No se ve ninguna razón por la que se deba materializar esa política, pero cada analista debe andar pensando que el resto ve algo que él o ella no ven que explicaría las subidas futuras.

Que el sector financiero espere apretones monetarios en el futuro cercano mantiene innecesariamente altas las tasas de interés de mercado en momentos en que tantos indicadores sugieren la inconveniencia de ese equilibrio. Parece haber llegado la hora de desempolvar la varita mágica del Banrep, aquella que con unas pocas palabras y sin necesidad de mover su propia tasa de intervención bajaría las tasas de mercado. Las palabras que acompañarían a la blandiente varita serían: “El Banco, con la información disponible hasta la fecha, no prevé movimientos en su tasa de intervención en lo que resta del año”. Los analistas de mercado, uno a uno, en fila, como las noticias de marras, revisarían sus proyecciones lamentando haber ponderado tanto lo que los demás parecían saber y ellos parecían desconocer.

Twitter: @mahofste

 

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