Calidad

José Fernando Isaza
29 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

Anualmente la revista Dinero publica el ranquin de los colegios públicos y privados, de acuerdo con los resultados obtenidos en las pruebas Saber 11. Cuando se analizan los puestos obtenidos por los colegios públicos, en el 2018 no se observa una mejoría con relación a los años anteriores.

En los 100 primeros puestos solo aparece un colegio oficial: el Alexander von Humboldt, en Barranquilla, en el puesto 100. En los primeros 300 puestos solo hay cinco colegios oficiales, tres de ellos en Bogotá, uno en Pasto y uno en Barranquilla. No hay ninguno en Medellín.

Si la calidad de los colegios oficiales en Bogotá, incluyendo los de concesión y los contratados, fuera similar a la de las 16.505 instituciones de educación secundaria en el país, en los primeros 300 lugares estarían entre seis y diez colegios oficiales bogotanos. Es decir, la calidad educativa medida por las pruebas del Icfes es muy inferior a la del sistema educativo colombiano. Los resultados en Medellín son peores. El colegio oficial con mejor ranquin en dicha ciudad aparece en el puesto 940. Existe una divergencia entre los resultados y las políticas proclamadas por los alcaldes actuales y pasados en Bogotá y Medellín sobre la prioridad dada a la cobertura y calidad educativa de sus ciudades.

De acuerdo con J. O. Melo, los resultado de la política pública de educación deben medirse solo por los resultados obtenidos en las instituciones oficiales. Los colegios privados en ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali se sitúan en los primeros lugares. Muchos de estos colegios tienen niveles académicos comparables a los mejores de los países desarrollados. Igualmente sus valores de matrícula y otros aderezos pueden superar los de los países del primer mundo, y triplican el costo medio de las matrículas de universidades privadas colombianas.

Bogotá tiene 12 de los primeros 20 colegios con mayor ranquin, todos son privados y con valores de matrícula acordes con los niveles académicos que ofrecen, es decir, costosos. Un caso especial debe mencionarse: el Liceo Campo David, localizado en el Tunal Tunjuelo, colegio con instalaciones sobrias, con directivos y profesores comprometidos, sus estudiantes son de estratos 1, 2 y 3. En el año 2018 ocupa el cuarto lugar más alto en calidad. Un hecho que muestra su compromiso con los estudiantes es la tasa de admisión a la Universidad Nacional: en el 2015 el 80 % de sus egresados lo logró y en el 2018 todos sus bachilleres fueron admitidos a la UN; resultado significativo, pues solo nueve de cada 100 postulantes logran ingresar.

Al igual que en los años anteriores, los mejores colegios públicos no están, como se vio, en las grandes capitales. Se encuentran en la provincia, en Nariño, Boyacá, Santander y ciudades como Soledad, Pamplona, Ipiales, Mocoa o Pitalito.

Los resultados parecen confirmar la hipótesis de que la mejor educación básica es la enseñada por profesores cercanos social y geográficamente a sus alumnos.

Es bien conocido el bajo nivel de calidad de la enseñanza media en comparaciones internacionales; la calidad de la pública es peor. La política educativa no está cumpliendo uno de sus objetivos: dar igualdad de oportunidades. Los colegios públicos, que para una mayoría de los colombianos son la única opción de estudios, más que promover la movilidad social perpetúan la inequidad. Las secretarías de Educación y Fecode deberían decir algo al respecto.

 

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