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El 7 de diciembre de este año se conoció que Claudia Yadira Inés Rodríguez y su esposo, César Castellanos Domínguez, se salieron del Centro Democrático y aterrizaron en paracaídas en Cambio Radical. El hijo pródigo vuelve a casa.
Esta dupla, que lidera una parte importante del voto cristiano en Colombia, logró poner, gracias a una ardua negociación que pareció más una subasta, a Rodríguez de Castellanos como segundo renglón de la lista para el Senado de Cambio Radical y cinco candidatos para la Cámara de Representantes.
Un número importante.
Los Castellanos Rodríguez lograron su poder gracias a que en 1983 fundaron la Iglesia Misión Carismática Internacional que cada fin de semana congrega cerca de 200.000 personas sólo en Bogotá.
La Iglesia, que tiene 18 sedes a nivel nacional y presencia en los Estados Unidos, Venezuela, España, Costa Rica, Argentina y Suiza, no es ajena a los escándalos y problemas. Pero ese será tema de una próxima columna.
El objeto ahora es mirar la trayectoria de esta persona que ha querido ocupar varios cargos públicos desde 1989 cuando fundó el Partido Nacional Cristiano.
La pastora cristiana empezó por la puerta grande y en 1990 intentó llegar a la Presidencia de la República lo cual, aunque fue un absurdo total, le significó posteriormente la plataforma para lograr un puesto en el Senado entre 1991 y 1994.
Rodríguez de Castellanos fue elegida con 40.000 votos y durante ese tiempo en el Congreso solamente presentó un proyecto de ley que tenía que ver con las mujeres cabeza de familia. Uno solo en cuatro años.
Pero sus logros, o la ausencia de ellos, no paran ahí.
Rodríguez de Castellanos logró una medalla importante mientras fue senadora y fue ser investigada por la Comisión de Ética del Senado por “presunta deslealtad política”, y además ser nombrada como la reina del absentismo durante ese periodo, pues asistía escasamente a las sesiones y a las plenarias.
Se hizo elegir para no asistir.
Posteriormente, en el año 2000 Rodríguez de Castellanos fue candidata a la Alcaldía de Bogotá, viviendo en Cajicá, lo que le significó duras críticas.
Ahora bien, eso la ayudó a mantenerse vigente en el escenario electoral y gracias al posterior apoyo que dio en las elecciones presidenciales con el voto cristiano, el 6 de octubre de 2004, Rodríguez de Castellanos fue nombrada por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez como embajadora de Colombia en Brasil.
La funcionaria solamente duró ocho meses en su cargo y aunque ella afirma haber decidido regresar a Colombia para encargarse de la Iglesia, funcionarios de la embajada notificaron a la Procuraduría que la pastora abandonaba constantemente sus labores diplomáticas para dedicarse a las de su Iglesia.
Pero no para ahí.
El gobierno colombiano recibió, a través de la Embajada de Brasil en Colombia, una queja de su par brasilero estableciendo que Rodríguez era poco activa como funcionaria diplomática y cuando asistía a reuniones no decía mucho.
Nada de diplomacia.
Finalmente, en el 2006 llegó por segunda vez al Senado con más de 57.000 votos. Esta vez, sorpresa, sorpresa, Rodríguez de Castellanos fue nombrada, nuevamente, la reina del ausentismo en el Congreso e incluso fue investigada disciplinariamente por la Procuraduría por el tipo de documentos que había presentado para justificar su ausencia de las sesiones del Senado. (Ver Procuraduría General).
Pese a todo esto, el 31 de mayo de 2013, el Congreso de la República en un acto especial confirió la condecoración de Gran Cruz con Placa de Oro a Rodríguez de Castellanos por su trabajo como senadora y embajadora y como reconocimiento a su labor desarrollada en beneficio del país. (Ver Condecoración).
Una vergüenza.
Todo esto sin mencionar que todavía no es claro el móvil o las razones por las cuales Claudia Rodríguez y su esposo, César Castellanos, fueron víctimas de un brutal atentado, o que su Iglesia fue acusada de recoger diezmos con datáfonos, o que el 18 de abril de 2006 la pareja rindió versión libre en la Fiscalía para explicar el origen de sus bienes como consecuencia de una investigación por enriquecimiento injustificado. (Ver Atentado).
Una ejemplar oveja la que salió del Centro Democrático para entrar al rebaño de Cambio Radical.