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El Ministro de Salud prestó dineros del Fondo de Solidaridad y Garantías (Fosyga) a una entidad privada en causal de disolución, en una operación con características de riesgo similares al irregular crédito del Banco Agrario al consorcio Navelena-Odebrecht.
El Fosyga es una cuenta billonaria adscrita al Ministerio de Salud, creada en la Ley 100 de 1993 para compensar los recursos de régimen contributivo y subsidiado de salud, promocionar campañas preventivas y servir de seguro ante riesgos catastróficos y accidentes de tránsito. Pero el ministro Alejandro Gaviria decidió “llevar la contraria” y expidió la resolución 4385 de 2015, para poder hacer préstamos con recursos del Fosyga mediante la compra de bonos de deuda subordinada emitidos por entidades privadas.
Así como el Banco Agrario desfiguró su vocación rural hacia préstamos a corruptos conglomerados de la infraestructura, al Fosyga se le deformó su vocación de salud hacia riesgosas operaciones financieras.
La resolución 4385 es un típico ejemplo de “legislar con nombre propio”, pues su único propósito fue legalizar un crédito barato y con recursos públicos de $200.000 millones en 2015 a Cafesalud EPS, entidad privada a la que ningún banco privado medianamente prudente le hubiera prestado, pues, al cierre del año del préstamo, estaba en causal de disolución o quebrada, con patrimonio negativo de $561.000 millones, representando alto riesgo reputacional y crediticio.
Actualmente, con la venta de Cafesalud EPS al cuestionado consorcio Prestasalud, se ha dicho que la recuperación de este dinero público está garantizada, pues dicen que los Bonos de Cafesalud EPS, adquiridos con recursos del Fosyga, tienen prioridad en las acreencias. Lo que no se dice es que Prestasalud hace esta estratégica compra sin poner un solo peso propio y que, para pagar parte del precio pactado y responder por el crédito al Fosyga, está tramitando otro crédito con Findeter, sociedad financiera adscrita al Ministerio de Hacienda y también de patrimonio público. Entonces, estamos frente a un “carrusel financiero”, donde se pagan dineros públicos con otros dineros públicos, y así los inteligentísimos compradores de Cafesalud EPS no arriesgan un solo centavo de su bolsillo.
Desenredar este irresponsable manejo financiero, donde se socializan riesgos privados y el “marrano” son los dineros públicos, muestra cómo la “tecnocracia criolla” es la base de la corrupción técnica del siglo XXI, “cambalache problemático y febril”.
P.D. Mi solidaridad con Alejandro Gaviria por sus quebrantos de salud.@jrobertoacosta1 jrobertoacostaopinion@gmail.com