Columna para llorar sobre la leche derramada

Jorge Gómez Pinilla
25 de julio de 2018 - 04:00 a. m.
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No es posible dejar ir al ya casi expresidente Juan Manuel Santos sin dejar constancia para la historia de cosas que ocurrieron y que no pueden quedar en el olvido. Cosas que antes no se hicieron públicas por una norma tácita de confidencialidad con un gobierno al que se le intentó prestar una ayuda profesional, pero terminó estrellándose contra la pared de su propia ineptitud en el manejo de las comunicaciones.

Fueron dos intentos, el primero durante la campaña del plebiscito, del que se ha dicho hasta la saciedad que fue el más grande error político de Santos. Por esos días, un grupo de comunicadores preocupados por la avalancha de propaganda negra que se vertía sobre las redes y en las calles contra el proceso de paz, a comienzos de 2016 desarrollamos el Proyecto PEPA, Pedagogía para la Paz, donde a modo de justificación decíamos: “Un aspecto muy criticado en el gobierno de Juan Manuel Santos tiene que ver con el manejo de sus comunicaciones hacia afuera. Pareciera que no hay una línea estratégica unificada en la producción de contenidos. Esto ha permitido que las fuerzas políticas contrarias al proceso de paz y afines a la prolongación de la guerra hayan ganado terreno en el imaginario colectivo, con la repetición constante de la idea según la cual el presidente de la República está entregando el país a las Farc”.

El primero en ser abordado sobre el tema fue el senador Horacio Serpa, quien comprendió la urgencia de “adoptar medidas de choque para suplir la ausencia de una estrategia unificada en el manejo de la información sobre paz y posconflicto, ante los medios de comunicación y entre las entidades a cargo de la consolidación de la paz social”. Gracias a su gentil mediación llegamos hasta el despacho del entonces ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, a quien quisimos convencer de que “para lograr el desmonte del odio y hacer renacer la semilla de la esperanza, se requiere acudir a las mismas armas de los sembradores de confusión: meterle creatividad. El Gobierno Nacional debe reaccionar con urgentes medidas de choque, que hagan visible ante la población el mecanismo perverso que reposa detrás de las toneladas de propaganda negra contra la paz que la extrema derecha hace circular en redes”.

El ministro Cristo escuchó con suma atención, pero supimos que habíamos fracasado en nuestro intento cuando dijo que lo único que podía hacer era pasarle el documento al consejero de Paz, Sergio Jaramillo. La burocracia se interpuso.

Y ocurrió lo que ya se sabe: que los enemigos de la paz sí lograron convencer a las masas ignorantes del peligro que había detrás del acuerdo de paz con las Farc porque circulaban unas cartillas del Gobierno para convertir a nuestros hijos en homosexuales y después iban a establecer el ateísmo por decreto y para colmo de males decenas de miles de personas se abstuvieron de votar por el SÍ porque las encuestas lo daban ganador por más de 20 puntos y “un voto menos a nadie perjudica”, y fue así como el 2 de octubre de 2016 triunfaron el odio, la oscuridad y la confusión sobre la razón y el sentido común.

Pero habrían de venir tiempos peores: apenas en los albores de la campaña a la Presidencia 2018 se vio que los amigos de la guerra intensificaron sus ataques contra el gobierno -y de contera contra la paz- reeditando la exitosa estrategia de inundar las redes con propaganda negra, calumnias y noticias falsas. Y dentro del mismo grupo creativo de comunicadores preocupados se reactivaron las alarmas, y vimos la necesidad de contribuir a “romper el hechizo”, y en tal sentido le dirigimos una misiva al ministro consejero de Comunicaciones, Camilo Granada, pero no obtuvimos de tan pomposo cargo ni siquiera una amable señal de Recibido. No hubo feedback, mejor dicho.

Sea como fuere, desarrollamos un proyecto orientado a adoptar medidas de choque para enfrentar la feroz arremetida de la bestia con su propaganda negra, que comprendía dos frentes:

1.       Lanzar una agresiva campaña publicitaria en medios masivos que mediante “el poder de la verdad” contrarrestara el ambiente negativo y hostil que había contra la paz.

2.       Desarrollar la página web Bancodementiras.com, herramienta de choque para hacer evidentes entre el mayor número posible de colombianos las mentiras y engaños que infestaban el ambiente.

En esta ocasión, con la mira puesta en llegar hasta el Alto Gobierno contamos con la fortuna de contactar a quien puso la primera semilla para la germinación del proceso de paz, Enrique Santos Calderón, hermano del presidente y jefe del autor de esta columna durante los años de la revista Alternativa. Hubo un primer encuentro en el restaurante Agatón de Bogotá, él escuchó con atención, fue consciente del "ineficiente aparato de comunicación y prensa del gobierno" (lo dijo él), y al día siguiente nos puso en comunicación con su sobrino Esteban, hijo menor de Juan Manuel.

Con Esteban Santos se desarrolló una comunicación fluida por Whatsapp; siempre contamos con su gentileza y buen trato, hasta el día en que manifestó que a él le correspondía retransmitir nuestras ideas a… Camilo Granada. Ahí fuimos conscientes de que por muy hijo de presidente que fuera, Esteban no se podía saltar olímpicamente a la mano derecha de su papá en el tema de las Comunicaciones, y comprobamos atónitos que nos estrellábamos de nuevo con una realidad tozuda: la del poder burocrático que en lugar de dinamizar… inmoviliza.

Con Enrique Santos Calderón hubo un segundo y último encuentro en la terraza del Sofitel, frente a Agatón, donde él explicó que hizo lo que estuvo a su alcance y nosotros le agradecimos sus sinceros y renovados esfuerzos por contribuir a la reconciliación de los colombianos.

A escasos días de la culminación del gobierno de Juan Manuel Santos se dirá que es llorar sobre la leche derramada, y toca reconocerlo. Pero, como ya se dijo arriba, hay momentos de la vida en los que resulta imperativo contar ciertas cosas que pasaron, así solo sea para tratar de descifrar por qué Colombia de la noche a la mañana terminó encaminada por la senda del caos, el absurdo y la sinrazón.

Porque, no nos llamemos a engaños: lo que se viene es el estropicio más tenaz.

DE REMATE: Con la reforma tributaria que se avecina, en menos de un año no quedará duda en que el gobierno de Iván Duque actúa como un Robin Hood al revés: les quitará plata a los pobres para dárselas a los ricos. Menos impuestos para empresarios, declaración de renta para asalariados desde dos millones al mes. Es lo que pide el Consejo Gremial Nacional. Pueblo indolente y cobarde, tiene lo que se merece.

En Twitter: @Jorgomezpinilla

http://jorgegomezpinilla.blogspot.com/

 

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