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En septiembre del 2020, Alejandra Omaña y Angie Castellanos denunciaron en la Fiscalía al periodista Alberto Salcedo Ramos por delitos sexuales. Las Igualadas, formato de opinión de El Espectador, publicamos sus testimonios en un video en donde otras cuatro mujeres también lo señalan de manera anónima por distintas formas de violencia sexual.
Salcedo Ramos respondió ante los señalamientos en un comunicado que puede leer aquí.
En ese momento, Las Igualadas aseguramos que “en los testimonios (de las mujeres entrevistadas) se repite un modus operandi (de Salcedo Ramos): se conoce con las jóvenes en un espacio académico, luego busca una conversación por redes sociales, o viceversa, después les envía una invitación a un café y luego hay un aprovechamiento de su nombre y reputación con fines sexuales presuntamente no consentidos”.
Como respuesta a la publicación, la periodista Andrea Betancourt lanzó la siguiente invitación por Twitter: “Y si hacemos una cadena con los mensajitos que nos enviaba Salcedo Ramos en su modus operandi... Ya estuvo bueno de tanto silencio, si quieren comienzo yo”. Decenas de mujeres se sumaron y compartieron mensajes similares de Salcedo Ramos, con contenido que las hizo sentir incómodas.
Al mismo tiempo, otras 22 mujeres escribieron al correo electrónico de Las Igualadas dispuestas a contar sus historias con Salcedo Ramos, en la mayoría de los casos, protegiendo su identidad ante la opinión pública. Nadia*, a quien pertenece el testimonio publicado a continuación, es una de las 22. Este relato es el resultado de varias entrevistas telefónicas y escritas con ella*:
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Nadia le dio me gusta a una publicación de la página oficial en Facebook de Alberto Salcedo Ramos. De inmediato, él empezó a enviarle “toques” y le escribió por el chat privado. Conversaron durante algunas semanas, le dijo que tenía talento como escritora, que le recordaba cuando él empezó a escribir, le preguntó si tenía novio y en qué ciudad vivía, hasta que en noviembre del 2012 la invitó a tomar café.
“Yo estaba muy emocionada de que Alberto me hubiera hablado, lo tenía como referente, como un ejemplo a seguir”, narra. En ese momento, Nadia cursaba VI semestre de Comunicación Social en la Universidad Externado de Colombia y tenía 24 años.
Nadia cuenta que Salcedo Ramos le dijo que él solo tenía tiempo para verse con ella a eso de las 9 p.m. “Acepté la invitación, de verdad quería conocerlo, cómo no hacerlo, era Alberto Salcedo Ramos, una leyenda viviente del periodismo de investigación, línea que yo también quería seguir en mi carrera. Además pensé que era un café en un lugar público”, explica.
Nadia cuenta que se encontraron en el edificio donde él vive y que allí Salcedo Ramos le pidió que subiera un rato, antes de ir por el café. Luego le dijo que ya era muy tarde para el café, que mejor fueran a comprar algo al supermercado y que regresaran a conversar al apartamento. Le ofreció trago, pero Nadia dice que a ella no le gusta tomar y apenas lo probó.
La invitó al estudio, le preguntó si quería leer algo. “Me preguntó si leíamos prosa o poemas”. Tan pronto la tuvo al frente, Nadia dice que se abalanzó sobre ella para besarla.
“Me tomó con firmeza de la muñeca con una de sus enormes manos, me sentí disminuida en ese instante. No sabía qué hacer. Me quedé como… ida. Me llevó a su habitación, recostándome en su cama doble, según me decía para solo dormir y descansar un rato juntos. Sé que todos pensarán que es obvio lo que él quería al llevarme hasta su habitación, pero en ese momento te sientes sin voluntad, porque con su voz te invita como si fuera inocente, sin misterio, pero con su cuerpo se impone como dueño de la situación; eso te hace sentir que todo estará bien mientras hagas lo que se te dice. Finalmente, me empezó a tocar para después tener relaciones sexuales conmigo”.
Nadia asegura que para irse de su casa tuvo que mentir. “Él no quería que yo me fuera, yo decía, dios mío, qué hago”, recuerda. Le dijo que su hermana estaba preocupada por ella y que la había llamado varias veces. “Eso no le gustó e insistió en que me quedara durmiendo con él, que no me fuera, mientras me intentaba besar de nuevo y me tomaba de las muñecas con fuerza. Sentí miedo”.
Nadia afirma que no le contó a nadie lo que vivió hasta este momento. “Cuando vi los testimonios de Angie y Amaranta supe que no era un caso aislado. Yo sabía que lo que había pasado no era normal, pero en los días siguientes me convencí de que había aceptado las cosas, que había sido mi culpa. Hoy siento que la relación sexual que tuve con Alberto Salcedo Ramos no fue consentida. Quiero decirles a todas las mujeres que, como yo, fueron abusadas por este señor, que sé que dicen la verdad. No conté nada en su momento, pero lo hago ahora, porque no puede seguir dañando más mujeres”.
* El nombre real de Nadia fue cambiado para proteger su identidad.
#AMíTambién es un espacio creado en el 2019 por Las Igualadas para visibilizar la violencia de género.
Si quieres enviarle un mensaje a Nadia, escríbenos a amitambienelespectador@gmail.com.
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(*) Actualización de la noticia. El 21 de marzo de 2024, el juzgado 20 penal de circuito de Bogotá absolvió en primera instancia de la comisión del delito de acto sexual violento a Alberto Salcedo Ramos, con ocasión de la acusación que en ese sentido fue presentada en su contra por la Fiscalía General de la Nación, por hechos denunciados públicamente por las estudiantes de periodismo Angie Castellanos y Alejandra Omaña.
En la lectura del sentido del fallo, el juez de conocimiento manifestó que no le apostaba a afirmar que estos hechos con el componente de ser reprochables penalmente no existieron. Expresó que el sentido fundante de la absolución era precisamente el reconocimiento de la duda y la aplicación expresa del in dubio pro reo.