Mi vida con el virus del papiloma humano - #AMíTambién

A Mí También
04 de febrero de 2019 - 11:51 p. m.
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Por Leticia*

En mi casa, nadie me habló jamás de sexualiadad. Mi mamá y mi papá, con mucho esfuerzo, se dedicaron a sacarme adelante con las herramientas que tenían. No los culpo, ellos tampoco recibieron en su época información sobre esto.

En el colegio me dieron algunas clases, pero recuerdo que era la profesora de religión la que nos enseñaba sexualidad. Pasábamos por encima cuando se trataba el tema y si hacíamos preguntas, su respuesta era que lo mejor es la abstinencia, pues según ella el sexo podía dejarnos embarazadas y con alguna enfermedad.

Creo que precisamente por esa profesora siempre le tuve miedo a empezar mi vida sexual. Tenía la idea de que el sexo te podía dejar embarazada así que nunca me atreví realmente a disfrutar de mi cuerpo, ni a experimentar, ni a nada. Simplemente huía si me gustaba algún chico. Ya fue en la universidad, estudiando ingeniería industrial, cuando conocí a mi novio y después de un tiempo empezamos a tener sexo.

Así que a mis 25 años solo había estado con mi novio y por eso tenía la idea de que no era importante ir al ginecólogo. Creía que eso no era conmigo, pues yo había tenido solo una pareja sexual.

Pero estaba muy equivocada. Un día empecé a sentir un flujo más pesado de lo habitual y fui al médico. Me hicieron una citología y me dijeron que tenía unas transformaciones anormales en las células de la superficie del cuello uterino. No entendía nada y el médico me explicó que se trataba de un Nic II, es decir, que aún no tenía cáncer, pero que era fundamental empezar ya mismo un tratamiento pues el siguiente nivel, que es Nic III, sí es un cáncer y era necesario tratarlo de inmediato.

No entendía cómo era posible tener esta enfermedad. En principio culpé a mi novio, le dije que seguro me había puesto los cachos. No era justo estar en riesgo de tener cáncer estando tan jóven. Luego entendí que no necesariamente funciona así. Muy probablemente él había adquirido el virus de cualquiera de sus parejas sexuales previas, y como en realidad no estamos informados sobre esto, pues hay más riesgo.

Después me culpé a mí misma, y me dije que lo mejor habría sido hacerle caso a la profesora y vivir sin sexo. Pero luego, después de leer mucho sobre el tema, de muchas idas al médico y de largas conversaciones con mis dos mejores amigas, entendí que la solución no es el castigo. Si yo alguna vez tengo una hija, espero que tenga todo el sexo que quiera, pero con la información necesaria. Que sepa que existe una vacuna que puede prevenir que alguna vez pase por esto, que sepa cómo funciona el virus, cómo se transmite. En fin. Todo lo que yo nunca supe.

He pasado por varios procedimientos médicos, entre esos una cirugía en donde cortaron una pequeña parte del cuello uterino. Los dos últimos exámenes han salido bien. Intento cuidarme mucho con la alimentación, hacer ejercicio, y esas cosas que recomiendan los médicos.

Sigo con mi novio, que ha ido entendiendo esto conmigo y descubriendo la importancia de que él también esté informado y vaya al médico. El VPH afecta más a las mujeres que a los hombres, pero no podemos bajar la guardia.

Me gustaría algún día hablar de esto con mis papás. Me duele mucho haber vivido todo esto en silencio, sin poder contarles. Pero tengo claro que me juzgarían y que estarían lejos de entender que una cosa como esta le puede pasar a cualquiera.

***

Comentarios de Las Igualadas

El virus del papiloma humano da cáncer, pero no es un cáncer por tener sexo. Es un cáncer que se contagia por vía sexual y por eso hay tantos prejuicios y culpas alrededor de tema, bajo la idea de que tener el virus es sinónimo de promiscuidad. Como el caso de Leticia, se puede mostrar que no es cierto.

Por fortuna desde hace más de una década existe una vacuna contra el virus del papiloma humano, que tiene dos grandes ventajas. La primera ventaja es médica, la vacuna sirve para prevenir el cáncer, que se lleva la vida de más de 2.000 mujeres cada año en Colombia. La segunda ventaja es que es la oportunidad para hablar sobre sexualidad en la familia y en el colegio.

Todas las personas en algún momento vamos a tener relaciones sexuales, tarde o temprano, pero la información tiene más peso si es temprano. Hablar sobre el cuerpo, el placer y la sexualidad nos sirve para mejorar nuestra vida sexual, identificar la violencia y prevenir enfermedades.

* Leticia es un seudónimo y, por petición suya, los nombres de los involucrados fueron omitidos.

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La ilustración fue realizada por La Ché, síguela en Instagram.

 

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