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                                                                                                                                Prehistoria del narcotráfico: "Made in USA"

                                                                                                                                La Guerra de Indochina se inició cuando las aspiraciones coloniales de Francia cedieron ante los intereses de Estados Unidos en los años cincuenta del siglo XX. Para entonces, el emperador de Vietnam, Bao Dai, fue derrocado por Ngo Dinh Diem y Van Minh, grandes productores y comerciantes de opio.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Consciente del problema, John F. Kennedy ordenó en 1963 detener los vuelos del opio y derrocar a Diem con un aliado militar budista, Nguyen Van Thieu. No obstante, asesinado Kennedy, los dirigentes en Vietnam del Sur volvieron al lucrativo negocio e importaron químicos de Hong Kong para transformar el opio en heroína. El radical viraje fue aceptado a regañadientes por los americanos. Perseguir la heroína implicaba enfrentar a sus aliados y, en plena Guerra Fría, bajo el peligro del “efecto dominó”, cualquier cosa era preferible a la instauración de un nuevo régimen comunista en Asia.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A finales de 1965, Estados Unidos poseía más de 100.000 efectivos en Vietnam y destinaba 1.000 millones de dólares adicionales como ayuda. Sin embargo, la guerra no se definía. Se convirtió, por el contrario, en un conflicto sangriento y prolongado que llevó a los desesperados soldados americanos al consumo masivo del opio y la heroína. La respuesta institucional frente al fenómeno no fue tampoco la más adecuada. En un principio se intentó rotar a los oficiales y luego se decidió, oficialmente, entregar marihuana a los soldados para alejarlos de drogas más nocivas.

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                                                                                                                                En 1968, el sesenta por ciento de los soldados en Vietnam consumía marihuana y un porcentaje suplementario, heroína. Hombres armados y drogados empezaron a atacar en forma indiscriminada a la población civil. El enemigo vietnamita se las ingenió también para afectar a las tropas norteamericanas y les brindó droga en exceso. Las cantidades fueron suficientes para una exportación intensiva: las bolsas y ataúdes con los cadáveres de los soldados muertos en servicio, empezaron a traer heroína a las ciudades de Estados Unidos. Frank Lucas, un mafioso de Harlem cuya vida y carrera fue llevada al cine bajo la dirección de Ridley Scott, sólo fue capturado y procesado en Nueva Jersey cuando la Guerra de Vietnam vislumbraba su ocaso irremediable.  

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los bombardeos masivos e indiscriminados contra ciudades enteras como Hanói, el uso de agentes químicos contra la vegetación y la población, las masacres y crueldades de una guerra retransmitida por primera vez en los medios de comunicación, generaron rechazo en una juventud cuyos padres habían vivido el sobresalto de Pearl Harbor y el horror de la Segunda Guerra Mundial. Al lado de miles de soldados repatriados, la juventud estadounidense optó también por la generalización del consumo como repudio a la guerra. El movimiento hippie fue una de las tendencias más acogidas por una mocedad que odiaba la violencia, que temía ser enlistada, y que prefería abstraerse en el rock psicodélico, la revolución sexual, la marihuana y el LSD. Iniciado en California, el movimiento se extendió hacia el este del país y se convirtió en propulsor, sin proponérselo, de la marihuana de origen mexicano. El “verano del amor” en 1967, fue el preludio del jamás olvidado festival de Woodstock en 1969. 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Resulta sorprendente e inconcebible que un viejo problema, surgido gracias a una guerra, pretenda continuar y propiciar otras persiguiendo la producción aquí, sin importar los daños ambientales que puedan generarse, mientras no se combate en debida forma allá, donde el consumo lo alienta y otras cuentas bancarias se nutren.

                                                                                                                                1El tema ha sido abordado por el autor en otros textos. Entre ellos: “Seguridad democrática y política antidrogas”, 2009. Et. al.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                La Guerra de Indochina se inició cuando las aspiraciones coloniales de Francia cedieron ante los intereses de Estados Unidos en los años cincuenta del siglo XX. Para entonces, el emperador de Vietnam, Bao Dai, fue derrocado por Ngo Dinh Diem y Van Minh, grandes productores y comerciantes de opio.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Consciente del problema, John F. Kennedy ordenó en 1963 detener los vuelos del opio y derrocar a Diem con un aliado militar budista, Nguyen Van Thieu. No obstante, asesinado Kennedy, los dirigentes en Vietnam del Sur volvieron al lucrativo negocio e importaron químicos de Hong Kong para transformar el opio en heroína. El radical viraje fue aceptado a regañadientes por los americanos. Perseguir la heroína implicaba enfrentar a sus aliados y, en plena Guerra Fría, bajo el peligro del “efecto dominó”, cualquier cosa era preferible a la instauración de un nuevo régimen comunista en Asia.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A finales de 1965, Estados Unidos poseía más de 100.000 efectivos en Vietnam y destinaba 1.000 millones de dólares adicionales como ayuda. Sin embargo, la guerra no se definía. Se convirtió, por el contrario, en un conflicto sangriento y prolongado que llevó a los desesperados soldados americanos al consumo masivo del opio y la heroína. La respuesta institucional frente al fenómeno no fue tampoco la más adecuada. En un principio se intentó rotar a los oficiales y luego se decidió, oficialmente, entregar marihuana a los soldados para alejarlos de drogas más nocivas.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En 1968, el sesenta por ciento de los soldados en Vietnam consumía marihuana y un porcentaje suplementario, heroína. Hombres armados y drogados empezaron a atacar en forma indiscriminada a la población civil. El enemigo vietnamita se las ingenió también para afectar a las tropas norteamericanas y les brindó droga en exceso. Las cantidades fueron suficientes para una exportación intensiva: las bolsas y ataúdes con los cadáveres de los soldados muertos en servicio, empezaron a traer heroína a las ciudades de Estados Unidos. Frank Lucas, un mafioso de Harlem cuya vida y carrera fue llevada al cine bajo la dirección de Ridley Scott, sólo fue capturado y procesado en Nueva Jersey cuando la Guerra de Vietnam vislumbraba su ocaso irremediable.  

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los bombardeos masivos e indiscriminados contra ciudades enteras como Hanói, el uso de agentes químicos contra la vegetación y la población, las masacres y crueldades de una guerra retransmitida por primera vez en los medios de comunicación, generaron rechazo en una juventud cuyos padres habían vivido el sobresalto de Pearl Harbor y el horror de la Segunda Guerra Mundial. Al lado de miles de soldados repatriados, la juventud estadounidense optó también por la generalización del consumo como repudio a la guerra. El movimiento hippie fue una de las tendencias más acogidas por una mocedad que odiaba la violencia, que temía ser enlistada, y que prefería abstraerse en el rock psicodélico, la revolución sexual, la marihuana y el LSD. Iniciado en California, el movimiento se extendió hacia el este del país y se convirtió en propulsor, sin proponérselo, de la marihuana de origen mexicano. El “verano del amor” en 1967, fue el preludio del jamás olvidado festival de Woodstock en 1969. 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Resulta sorprendente e inconcebible que un viejo problema, surgido gracias a una guerra, pretenda continuar y propiciar otras persiguiendo la producción aquí, sin importar los daños ambientales que puedan generarse, mientras no se combate en debida forma allá, donde el consumo lo alienta y otras cuentas bancarias se nutren.

                                                                                                                                1El tema ha sido abordado por el autor en otros textos. Entre ellos: “Seguridad democrática y política antidrogas”, 2009. Et. al.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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