Chimamanda Ngozi Adichie, en un ensayo que lleva por título El peligro de la historia única, expresa que “cuando rechazamos el relato único, cuando comprendemos que nunca existe una única historia sobre ningún lugar, recuperamos una especie de paraíso”. Esta reflexión de la célebre escritora nigeriana es pertinente ante la propuesta que lleva a que sea Colombia, sobre todo sus regiones económicamente más rezagadas, ese lugar amenazado por un relato único. Se trata del artículo 35 introducido en la Ley del Plan de Desarrollo 2018-2022, con el que se pretende concentrar la totalidad del proceso presupuestal en el Ministerio de Hacienda.
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Chimamanda Ngozi Adichie, en un ensayo que lleva por título El peligro de la historia única, expresa que “cuando rechazamos el relato único, cuando comprendemos que nunca existe una única historia sobre ningún lugar, recuperamos una especie de paraíso”. Esta reflexión de la célebre escritora nigeriana es pertinente ante la propuesta que lleva a que sea Colombia, sobre todo sus regiones económicamente más rezagadas, ese lugar amenazado por un relato único. Se trata del artículo 35 introducido en la Ley del Plan de Desarrollo 2018-2022, con el que se pretende concentrar la totalidad del proceso presupuestal en el Ministerio de Hacienda.
Desde la creación del Departamento Nacional de Planeación (DNP) en 1958, ese organismo ha sido el encargado de la coordinación del presupuesto de inversión del Estado colombiano, y por su parte el Ministerio de Hacienda ha regulado tanto el presupuesto de funcionamiento como los montos anuales para inversión y funcionamiento. Lo que se pretende ahora, y se ha intentado sin éxito en ocasiones anteriores, es que la responsabilidad de la aprobación de los proyectos de inversión, su coordinación y el seguimiento de estos pasen en su totalidad al Ministerio de Hacienda. Ello tendría varias consecuencias, todas, a mi juicio, negativas: 1) se acaba la relevancia del Departamento Nacional de Planeación, 2) se le entrega toda la responsabilidad al Ministerio de Hacienda del presupuesto nacional y 3) se elimina un sistema de pesos y contrapesos en el proceso presupuestal que a través de los años se ha venido construyendo.
La idea de unir todo el manejo del presupuesto la impulsan unos pocos exministros de Hacienda y varios economistas con aspiraciones tecnocráticas. El tema se mencionó en el Informe de la Comisión del Gasto y la Inversión Pública, pero muchos de sus miembros no estuvieron de acuerdo y no hubo una discusión técnica. Uno de los defensores de esta propuesta me indicó que la razón por la que apoya esta iniciativa es que en el DNP se han cometido muchos errores en la aprobación de las inversiones. Me pregunto: ¿la concentración en el Ministerio de Hacienda del presupuesto de inversión evitaría los errores? Recordemos que el mayor elefante blanco de las últimas décadas, y que finalmente tuvimos que subsidiar todos los colombianos, el Metro de Medellín, contó con el entusiasmo y apoyo incondicional del ministro de Hacienda de la época, el antioqueño Édgar Gutiérrez Castro.
Además, con esta medida, la focalización del presupuesto de inversión perdería la comprensión de la complejidad territorial del país que el DNP ha ido adquiriendo a lo largo de sus 61 años de existencia. Tendría la inversión pública una orientación excesivamente fiscalista. Y, por último, se entronizaría un poder ilimitado en una tecnocracia que cree en un relato único de lo que es Colombia. Intuyo que las regiones de la periferia no se sentirán a gusto con esta hegemonía presupuestal en el Ministerio de Hacienda, donde para efectos prácticos hace ya 100 años no se ha nombrado un ministro oriundo de la periferia del país.