Alicia Dussán es la arqueóloga más destacada que tiene Colombia y fue también la primera. Nacida en 1920 en Bogotá, el próximo 16 de octubre cumplirá 100 años. Ha tenido una larga vida, pero además una enorme productividad intelectual reflejada en sus libros y decenas de artículos. Ha superado muchas dificultades, una de ellas ser mujer en un medio muy machista.
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Alicia Dussán es la arqueóloga más destacada que tiene Colombia y fue también la primera. Nacida en 1920 en Bogotá, el próximo 16 de octubre cumplirá 100 años. Ha tenido una larga vida, pero además una enorme productividad intelectual reflejada en sus libros y decenas de artículos. Ha superado muchas dificultades, una de ellas ser mujer en un medio muy machista.
Alicia Dussán estudió inicialmente derecho en la Universidad Nacional, pero luego se pasó al Instituto Etnológico Nacional, donde se formó como antropóloga. Allí conoció a Gerardo Reichel-Dolmatoff (1912-1994), antropólogo de origen austriaco, y en 1943 se casó con él. En los siguientes años realizó una inmensa labor de investigación de campo en antropología y excavaciones arqueológicas en muchos sitios del territorio nacional. Estas investigaciones la llevaron a publicar una serie de artículos y libros que realizó con su esposo o de manera individual.
En 1946 el matrimonio Reichel-Dolmatoff Dussán se radicó en Santa Marta y fundaron el Instituto Etnológico del Magdalena. Desde allí desarrollaron un trabajo arqueológico amplio por todo el antiguo departamento del Magdalena, que incluía lo que hoy es el departamento del Cesar, y en La Guajira. En esa actividad hicieron excavaciones y recolección de material superficial, en sitios como Pueblito, La Loma, El Horno, Portacelli, el río Ranchería, Villanueva, El Hático y El Porvenir. La pareja vivió en Santa Marta hasta 1950, año en que regresaron a Bogotá.
Entre 1951-1952, Alicia Dussán y Gerardo Reichel-Dolmatoff vivieron por temporadas en Atánquez, Cesar, población ubicada en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. El fruto del trabajo de campo que adelantaron es el libro etnográfico que publicaron inicialmente en inglés en 1961, cuya edición en español solo apareció en 2012 y se titula: La gente de Aritama, la personalidad de una aldea mestiza de Colombia. Se trata de una obra en la cual se estudia con mucha empatía el “tenso proceso de cambio cultural de la cultura indígena a la mestiza”.
En 1954 los Reichel-Dolmatoff Dussán volvieron a establecer su residencia en la costa Caribe colombiana. El director departamental de Educación de Bolívar de la época le propuso a Gerardo que se radicara en Cartagena para fundar un centro de investigación antropológica. Para vivir, compraron una casa frente al mar, en Bocagrande, sector del Malecón, muy cerca del colegio Jorge Washington, donde estudiaban sus hijos.
Durante los meses de verano, diciembre-abril, Alicia y Gerardo hacían sus excavaciones por todo el antiguo Bolívar, en sitios como Mojil, Crespo, Morroa, Purísima, Barlovento y Barú. Luego, en los meses de invierno, mayo-noviembre, se quedaban en Cartagena escribiendo los artículos que iban publicando en revistas nacionales y extranjeras.
A comienzos de la década de 1960, Alicia Dussán y su familia regresaron a Bogotá, y en 1964, por invitación del rector Ramón de Zubiría, ella fundó con su esposo el Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes.
Una vida intelectual ejemplar la de Alicia Dussán. Merece ser exaltada, pero creo que el mejor homenaje que le podemos hacer es seguir su consejo en el prólogo de su libro sobre Atánquez: “… es muy importante que Colombia sea consciente de la gran responsabilidad que tiene para velar por el presente y futuro de la población indígena del país”.