Entre 1780 y 1830, Reino Unido tuvo un despegue económico que inauguró el crecimiento moderno. Al final del período se convirtió en el país más próspero del mundo. Que esa “explosión del crecimiento” se diera en Reino Unido hubiera sido casi impensable si hubiéramos auscultado el panorama mundial en 1700. En ese momento, el caballo por el que hubiéramos apostado habría sido Italia. ¿Por qué no lo logró?
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Entre 1780 y 1830, Reino Unido tuvo un despegue económico que inauguró el crecimiento moderno. Al final del período se convirtió en el país más próspero del mundo. Que esa “explosión del crecimiento” se diera en Reino Unido hubiera sido casi impensable si hubiéramos auscultado el panorama mundial en 1700. En ese momento, el caballo por el que hubiéramos apostado habría sido Italia. ¿Por qué no lo logró?
Un artículo de Guido Alfani, publicado en 2013, ofrece una respuesta a ese interrogante: tiene que ver con el impacto de la peste negra en el siglo XVII. A continuación explicaré en qué consiste su trabajo, que encuentro de interés para leer en estos días de cuarentena.
El profesor Gregory Clark, de la Universidad de California-Davis, sostiene que los dos grandes hitos de la historia económica mundial son la Revolución Industrial y la transición demográfica.
La Revolución Industrial se produjo en Reino Unido entre finales del siglo XVIII y mediados del siguiente. Hasta ese momento el crecimiento en el largo plazo del producto interno bruto real, en términos per cápita, era cero. Esto cambió aproximadamente después de 1780 y el PIB per cápita real se empezó a expandir a tasas sostenidas nunca antes vistas en la historia de la humanidad: entre 1800 y 1860, el crecimiento anual del PIB per cápita real fue de 0,78 %. Una cifra baja para hoy en día, pero sin precedentes en ese entonces. Después siguieron por ese camino otros países de Europa continental, como Francia y los Países Bajos.
La transición demográfica consiste en el cambio de un régimen poblacional de alta natalidad y alta mortalidad a uno de baja natalidad y baja mortalidad. Eso empezó a darse en Reino Unido en el siglo XIX, y ayudó a la mejoría de la calidad de vida y a que se diera mayor inversión en capital humano, una de las fuentes principales del crecimiento económico moderno.
¿Por qué razón Italia no dio el salto primero que Reino Unido? En la península se había producido el Renacimiento y fue durante esos siglos la región más próspera de Europa y la más avanzada en conocimientos, prácticas comerciales (inventaron la contabilidad de partida doble), con ciudades que dominaban el comercio de Europa y donde florecían las artes, la ciencia y la tecnología.
La tesis de Guido Alfani en el artículo mencionado es que en el siglo XVII se presentaron en Europa varios brotes de peste bubónica. Italia fue afectada en 1629-1630 y luego en 1656-1657. Esas epidemias afectaron en forma más intensa el sur de Europa que el norte. La región más afectada fue Italia. Por ejemplo, en Verona, durante la peste de 1629-1630 murió el 61,5 % de los habitantes, y en Nápoles en la de 1656-1657, el 50 %.
El norte de Europa se pudo recuperar más rápidamente que Italia de esa catástrofe demográfica, pues las zonas rurales fueron menos afectadas y la gente migró del campo a la ciudad. Esto no fue posible en Italia debido a que las zonas rurales también fueron golpeadas duramente. Durante décadas, la población italiana no se pudo recuperar y la urbanización cayó en el siglo XVII, mientras que en los Países Bajos aumentó el 38 %, y en Reino Unido el 129 %. Como resultado, Milán no se convirtió en Manchester.