‘Darién’ y ‘Nido’: el éxodo venezolano en imágenes
Mientras usted lee esto, hay una familia que lleva días cruzando a pie las montañas del Tapón del Darién. En este momento hay una familia y otra y otra aguantando hambre, peligros de la selva, amenazas de grupos armados y riesgo de agresiones sexuales, para huir de la miseria y buscar el sueño americano.
Donald Trump sueña con deportar a millones de migrantes a partir del 20 de enero, cuando asuma la Presidencia. Su pesadilla será que el éxodo no se detendrá mientras permanezcan las condiciones que expulsan a la gente de sus países de origen.
Una de esas condiciones se llama Nicolás Maduro. En julio, luego de las elecciones que ganó Edmundo González y que el dictador ignoró, nos llenamos de noticias sobre Venezuela. El próximo 10 de enero, cuando Maduro asuma la presidencia por tercera vez consecutiva, habrá otra oleada informativa. Aprovecho este valle para recomendar dos libros de imágenes sobre el éxodo venezolano que ocurre continuamente, con o sin los reflectores de los medios.
El primero es Nido, que acaba de ganar el Premio Nacional de Novela Gráfica. Con dibujos precisos y conmovedores Laura Guarisco cuenta la historia de Ángel, un arquitecto caraqueño que luego de caminar y caminar llega a Medellín a desempeñar oficios varios y a soportar la xenofobia de quienes leen en su acento un sinónimo de delincuencia. Guarisco conecta esa tragedia con el desplazamiento forzado colombiano y habla de la solidaridad y la ternura, pero también del odio ignorante que se ensaña contra los más empobrecidos.
La otra obra es un libro de fotografía. Después de Verde, el fotolibro que documentó la vida cotidiana de las FARC, el reportero gráfico Federico Ríos Escobar presenta Darién, de Raya Editorial, un testimonio de la marcha de penitentes que pasan de Colombia a Panamá. En 2023, más de medio millón de personas hicieron esa travesía, y otras 200.000 en el primer semestre de 2024.
“Cruzar el Darién es pagar un peaje físico de dolor, sufrimiento, agonía y muerte con la ilusión de llegar a Estados Unidos. Los migrantes sufren lo que no pueden resolver con dinero”, escribe Ríos al comienzo de su libro. La primera foto muestra las protestas desatadas en Caracas en marzo de 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, porque, aunque por el Darién cruzan haitianos, afganos y otras nacionalidades que aparecen en el libro, el protagonismo venezolano en esta ruta es innegable y su drama está atado al chavismo devenido en madurismo.
Las 209 fotos de Darién hablan de un territorio colombiano sin presencia del Estado. Los migrantes están a disposición de bandas armadas que cobran y regulan el tránsito, como si fueran operadores turísticos. En el lado panameño no hay ejércitos ilegales, pero abundan las agresiones sexuales.
Hace poco escribí en Twitter que el sonsonete de Gustavo Petro con el golpe blando contrasta con el silencio por el golpe duro de Maduro en Venezuela. Me respondieron que los problemas de Venezuela son de ellos y que no sea metida. Varios de los que me increparon exhibían en su perfil la bandera de Palestina. Lo que ocurre en Venezuela es criminal y tanto Nido como Darién ayudan a entenderlo.
Mientras usted lee esto, hay una familia que lleva días cruzando a pie las montañas del Tapón del Darién. En este momento hay una familia y otra y otra aguantando hambre, peligros de la selva, amenazas de grupos armados y riesgo de agresiones sexuales, para huir de la miseria y buscar el sueño americano.
Donald Trump sueña con deportar a millones de migrantes a partir del 20 de enero, cuando asuma la Presidencia. Su pesadilla será que el éxodo no se detendrá mientras permanezcan las condiciones que expulsan a la gente de sus países de origen.
Una de esas condiciones se llama Nicolás Maduro. En julio, luego de las elecciones que ganó Edmundo González y que el dictador ignoró, nos llenamos de noticias sobre Venezuela. El próximo 10 de enero, cuando Maduro asuma la presidencia por tercera vez consecutiva, habrá otra oleada informativa. Aprovecho este valle para recomendar dos libros de imágenes sobre el éxodo venezolano que ocurre continuamente, con o sin los reflectores de los medios.
El primero es Nido, que acaba de ganar el Premio Nacional de Novela Gráfica. Con dibujos precisos y conmovedores Laura Guarisco cuenta la historia de Ángel, un arquitecto caraqueño que luego de caminar y caminar llega a Medellín a desempeñar oficios varios y a soportar la xenofobia de quienes leen en su acento un sinónimo de delincuencia. Guarisco conecta esa tragedia con el desplazamiento forzado colombiano y habla de la solidaridad y la ternura, pero también del odio ignorante que se ensaña contra los más empobrecidos.
La otra obra es un libro de fotografía. Después de Verde, el fotolibro que documentó la vida cotidiana de las FARC, el reportero gráfico Federico Ríos Escobar presenta Darién, de Raya Editorial, un testimonio de la marcha de penitentes que pasan de Colombia a Panamá. En 2023, más de medio millón de personas hicieron esa travesía, y otras 200.000 en el primer semestre de 2024.
“Cruzar el Darién es pagar un peaje físico de dolor, sufrimiento, agonía y muerte con la ilusión de llegar a Estados Unidos. Los migrantes sufren lo que no pueden resolver con dinero”, escribe Ríos al comienzo de su libro. La primera foto muestra las protestas desatadas en Caracas en marzo de 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, porque, aunque por el Darién cruzan haitianos, afganos y otras nacionalidades que aparecen en el libro, el protagonismo venezolano en esta ruta es innegable y su drama está atado al chavismo devenido en madurismo.
Las 209 fotos de Darién hablan de un territorio colombiano sin presencia del Estado. Los migrantes están a disposición de bandas armadas que cobran y regulan el tránsito, como si fueran operadores turísticos. En el lado panameño no hay ejércitos ilegales, pero abundan las agresiones sexuales.
Hace poco escribí en Twitter que el sonsonete de Gustavo Petro con el golpe blando contrasta con el silencio por el golpe duro de Maduro en Venezuela. Me respondieron que los problemas de Venezuela son de ellos y que no sea metida. Varios de los que me increparon exhibían en su perfil la bandera de Palestina. Lo que ocurre en Venezuela es criminal y tanto Nido como Darién ayudan a entenderlo.