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La amistad, un lujo incomparable


Aldo Civico
01 de octubre de 2024 - 11:50 a. m.

En un reciente viaje de trabajo, decidí desviarme de mi itinerario para pasar unos días con una amiga cercana. No fue una decisión planificada, pero a medida que pasan los años, valoro cada vez más los momentos compartidos con las personas que me importan. En un mundo que gira en torno a la productividad, hacer espacio para la amistad se siente como un acto de equilibrio.

Cuando era más joven, mi vida estaba completamente centrada en el trabajo. A menudo asumía que mis amigos entenderían si cancelaba planes o si les daba menos tiempo. Con el tiempo, he aprendido que la amistad no puede ser postergada indefinidamente.

Hoy, sigo amando mi trabajo, pero ya no es la única fuente de realización. La vida está compuesta de otras áreas igual de importantes: la espiritualidad, el bienestar y, por supuesto, la amistad. Estas conexiones que solían ser secundarias ahora ocupan un lugar fundamental en mi vida. Una reciente conversación entre Simon Sinek y Trevor Noah resonó profundamente en mí. Sinek señalaba cómo la sociedad nos enseña a ser mejores en todo: líderes más eficaces, padres más presentes, incluso expertos en salud. Pero rara vez nos enseñan a ser mejores amigos, a cultivar esas relaciones que realmente nos sostienen. En tiempos de ansiedad, estrés y soledad, la amistad es ese vínculo que nos permite mantenernos a flote.

Este concepto me recordó algo que leí en mi juventud sobre la amistad según San Agustín. Él veía la amistad como un lazo que debía basarse en el amor divino. Hoy, aunque sigo apreciando ese aspecto espiritual, me siento más alineado con lo que pensadores como Ralph Waldo Emerson y Nietzsche propusieron. Emerson ve la amistad como un espacio de reciprocidad auténtica, donde ambos amigos se ayudan a crecer mutuamente, mientras que Nietzsche la describe como un vínculo de desafío y superación. No se trata de comodidad, sino de transformarse y evolucionar juntos.

En nuestra era hiperconectada, donde la tecnología nos da la ilusión de cercanía, la amistad real se ha convertido en un lujo en peligro de extinción. Las redes sociales no reemplazan el valor de una conversación sincera, de un abrazo o de una risa compartida. La amistad, como cualquier relación valiosa, necesita tiempo y atención. No se trata solo de estar, sino de estar de verdad.

Al modificar mi viaje para ver a una amiga, recordé que las conexiones humanas son las que realmente enriquecen nuestras vidas. Porque la amistad, como una prenda bien hecha a medida, requiere cuidado. Es un arte que debemos cultivar con dedicación. He aprendido que, cuando lo hacemos, embellece todo a su alrededor, trayendo calidez y sentido a nuestras vidas. En un mundo donde todo parece pasajero, es ese hilo lo que nos sostiene, lo que embellece nuestra existencia. Porque al final, son los amigos quienes nos acompañan en el camino de la vida, y eso es un lujo incomparable.

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Dorita(37038)02 de octubre de 2024 - 05:09 a. m.
Que buena recordación de un lazo entrañable que establecemos con alguien diferente al círculo familiar básico...¡los amigos! La compartiré.
Melibea(45338)02 de octubre de 2024 - 01:40 a. m.
Nunca es tarde para oxigenarnos a través de la práctica de los valores ,que nos identifican,como verdaderos seres humanos.Estoy de acuerdo el valor de la amistad es entrañable.
Juan(20732)01 de octubre de 2024 - 07:22 p. m.
Interesante que cada día encontremos más personas con ese valor de la amistad.
Sandra(02296)01 de octubre de 2024 - 06:53 p. m.
Muy buena columna, así es: un lujo.
Rosa(57807)01 de octubre de 2024 - 05:19 p. m.
Aldo, gracias por recordarme el valor de la amistad, parece que escucho a mi padre, muerto hace casi 30 años, en cuya memoria escribí “Sabía Ignorancia “, me gustaría hacerle llegar, por qué hay comunión. Gracias
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