El Programa de Voluntariado Juvenil: ¡Viva la Escuela!
Alejandro Álvarez
Recibimos el nuevo año con una noticia refrescante y alentadora. El Ministerio de Educación Nacional ha convocado a las Escuelas Normales, a los programas de licenciatura y otras carreras universitarias a participar en un ambicioso y audaz programa de voluntariado juvenil para mitigar el impacto que la pandemia tuvo en el aumento de las llamadas brechas de aprendizaje. Se trata de una movilización de jóvenes a gran escala, 40.000 estudiantes de los cuales 5.000 participarán en el primer semestre de 2023.
El Programa de Voluntariado Juvenil, que el Ministerio de Educación espera lanzar a finales de este mes, acercará a la juventud al mundo de la escuela y llamará la atención sobre el potencial que esta tiene en la transformación social y cultural del país.
A partir del mes de marzo se espera que los y las jóvenes estén viajando a diferentes municipios para apoyar el trabajo de los maestros y maestras en jornadas escolares y extraescolares, fortalecer la capacidad lectora de los y las estudiantes, crear ambientes de cuidado para el manejo socioemocional, apoyar la gestión administrativa de las Secretarías de Educación y estrechar los vínculos de la comunidad con las instituciones educativas.
Además del aporte innegable que harán los jóvenes a la formación de nuestros niños y niñas, será una experiencia invaluable para su proceso de formación como futuros maestros, maestras y profesionales de las áreas sociales.
La propuesta está basada en los conceptos de “Comunidades de aprendizaje”, “El Aprendizaje Dialógico” y “Actuaciones Educativas de Éxito” que Ramón Flecha (1997) y sus colaboradores (Universidad de Barcelona) han consolidado a partir de la apropiación de las llamadas pedagogías críticas (Vygotsky, Giroux, Freire, Habermas, entre otros).
Sin duda, será una experiencia que marcará un hito en la historia reciente de las apuestas por el mejoramiento pedagógico de la escuela.
Las Escuelas Normales y las Universidades que participaremos nos sentimos profundamente interpelados pues, además de los retos que significa hacer los ajustes en el manejo de los tiempos académicos para validar las prácticas y las pasantías en las estructuras curriculares de cada programa, debemos acompañar a los estudiantes para que valoren la experiencia y la apropien en el marco de su formación.
Debemos tomarnos muy en serio esta oportunidad para sacudirnos un poco de ciertas rutinas e inercias y ponernos de cara a la realidad que viven los maestros y maestras que están allá, en la vida cotidiana de las escuelas, manejando, a veces con las uñas, los innumerables retos que les ha planteado la pandemia, pero también las relaciones injustas y altamente conflictivas que viven las comunidades en contextos rurales y en los barrios marginados de las ciudades.
Seguramente, con la experiencia que genere este Voluntariado, podremos leer, a través de los ojos de nuestros jóvenes universitarios, la inmensa riqueza pedagógica que poseen las prácticas de maestros y maestras que silenciosamente crean e inventan todos los días, en su esfuerzo por despertar la pasión por el conocimiento y poner a disposición de sus estudiantes el mundo.
El programa, sin duda, es pertinente y urgente. Estaremos allí aportando lo que sea necesario para que se desarrolle con éxito. Sin embargo, caben algunas observaciones que esperamos sirvan para perfeccionar la propuesta.
En el “Anexo Técnico Programa - Viva la Escuela - 20 DIC- 2022″, se presenta en detalle, no solo sus fundamentos y la información concerniente a las convocatorias y términos de referencia para los interesados, sino las actividades que desarrollarán los voluntarios, así como las modalidades y los roles de los diferentes actores e instituciones. A nuestro juicio hay que darle un lugar más protagónico a dos de los actores que intervienen en la arquitectura institucional propuesta.
En primer lugar, a las y los maestros receptores de los voluntarios, pues se prevé que haya unos mentores, maestros con doctorado, que se postularán para cumplir el rol de formadores de los jóvenes practicantes y pasantes voluntarios; dichos mentores realizarán esta labor a través de un proyecto posdoctoral que inscribirán en una universidad que lo validará y certificará. También se prevé que haya unos supervisores de los practicantes y pasantes, que serán las y los profesores de las universidades de donde proceden. Sin embargo, no se menciona cuál será el rol de los maestros y maestras de los colegios a donde llegan.
Hay que tener cuidado de no cometer el error de muchos programas que, por bien intencionados que parezcan, terminan pasando sin pena ni gloria por no tener en cuenta las dinámicas propias de la institución y en particular la experiencia, el saber y la voluntad de quienes permanecen y trabajan todos los días allí.
En segundo lugar, hay que darle un lugar más visible a las Normales, Universidades y Programas de donde preceden los y las jóvenes voluntarios y voluntarias. Las “Actuaciones Educativas de Éxito” que parecen ser los indicadores o las “evidencias” con las que piensan medir el impacto del programa, pueden dejar sin juego a dichas instituciones que son portadoras de una experiencia y un conocimiento de múltiples modalidades pedagógicas. Al inducir demasiado el trabajo que van a desarrollar los y las practicantes y pasantes, pueden reducir las posibilidades de recoger y potenciar la riqueza pedagógica que poseemos. En el ejercicio de nuestra autonomía esperamos poder aportar la trayectoria y la sabiduría con la que durante años hemos orientado a los futuros profesionales en sus prácticas.
Finalmente, nos preguntamos por el papel que se le está dando a los y las investigadoras del “Centro de Investigación en Excelencia para todos” (CREA, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Barcelona. El modelo que han diseñado es interesante, pero creemos que tenemos la idoneidad suficiente para interactuar con ellos y conformar un equipo interdisciplinario e interinstitucional para orientar pedagógicamente toda la estrategia.
Saludamos esta excelente iniciativa y quedamos a disposición.
* Rector, Universidad Pedagógica Nacional.
Recibimos el nuevo año con una noticia refrescante y alentadora. El Ministerio de Educación Nacional ha convocado a las Escuelas Normales, a los programas de licenciatura y otras carreras universitarias a participar en un ambicioso y audaz programa de voluntariado juvenil para mitigar el impacto que la pandemia tuvo en el aumento de las llamadas brechas de aprendizaje. Se trata de una movilización de jóvenes a gran escala, 40.000 estudiantes de los cuales 5.000 participarán en el primer semestre de 2023.
El Programa de Voluntariado Juvenil, que el Ministerio de Educación espera lanzar a finales de este mes, acercará a la juventud al mundo de la escuela y llamará la atención sobre el potencial que esta tiene en la transformación social y cultural del país.
A partir del mes de marzo se espera que los y las jóvenes estén viajando a diferentes municipios para apoyar el trabajo de los maestros y maestras en jornadas escolares y extraescolares, fortalecer la capacidad lectora de los y las estudiantes, crear ambientes de cuidado para el manejo socioemocional, apoyar la gestión administrativa de las Secretarías de Educación y estrechar los vínculos de la comunidad con las instituciones educativas.
Además del aporte innegable que harán los jóvenes a la formación de nuestros niños y niñas, será una experiencia invaluable para su proceso de formación como futuros maestros, maestras y profesionales de las áreas sociales.
La propuesta está basada en los conceptos de “Comunidades de aprendizaje”, “El Aprendizaje Dialógico” y “Actuaciones Educativas de Éxito” que Ramón Flecha (1997) y sus colaboradores (Universidad de Barcelona) han consolidado a partir de la apropiación de las llamadas pedagogías críticas (Vygotsky, Giroux, Freire, Habermas, entre otros).
Sin duda, será una experiencia que marcará un hito en la historia reciente de las apuestas por el mejoramiento pedagógico de la escuela.
Las Escuelas Normales y las Universidades que participaremos nos sentimos profundamente interpelados pues, además de los retos que significa hacer los ajustes en el manejo de los tiempos académicos para validar las prácticas y las pasantías en las estructuras curriculares de cada programa, debemos acompañar a los estudiantes para que valoren la experiencia y la apropien en el marco de su formación.
Debemos tomarnos muy en serio esta oportunidad para sacudirnos un poco de ciertas rutinas e inercias y ponernos de cara a la realidad que viven los maestros y maestras que están allá, en la vida cotidiana de las escuelas, manejando, a veces con las uñas, los innumerables retos que les ha planteado la pandemia, pero también las relaciones injustas y altamente conflictivas que viven las comunidades en contextos rurales y en los barrios marginados de las ciudades.
Seguramente, con la experiencia que genere este Voluntariado, podremos leer, a través de los ojos de nuestros jóvenes universitarios, la inmensa riqueza pedagógica que poseen las prácticas de maestros y maestras que silenciosamente crean e inventan todos los días, en su esfuerzo por despertar la pasión por el conocimiento y poner a disposición de sus estudiantes el mundo.
El programa, sin duda, es pertinente y urgente. Estaremos allí aportando lo que sea necesario para que se desarrolle con éxito. Sin embargo, caben algunas observaciones que esperamos sirvan para perfeccionar la propuesta.
En el “Anexo Técnico Programa - Viva la Escuela - 20 DIC- 2022″, se presenta en detalle, no solo sus fundamentos y la información concerniente a las convocatorias y términos de referencia para los interesados, sino las actividades que desarrollarán los voluntarios, así como las modalidades y los roles de los diferentes actores e instituciones. A nuestro juicio hay que darle un lugar más protagónico a dos de los actores que intervienen en la arquitectura institucional propuesta.
En primer lugar, a las y los maestros receptores de los voluntarios, pues se prevé que haya unos mentores, maestros con doctorado, que se postularán para cumplir el rol de formadores de los jóvenes practicantes y pasantes voluntarios; dichos mentores realizarán esta labor a través de un proyecto posdoctoral que inscribirán en una universidad que lo validará y certificará. También se prevé que haya unos supervisores de los practicantes y pasantes, que serán las y los profesores de las universidades de donde proceden. Sin embargo, no se menciona cuál será el rol de los maestros y maestras de los colegios a donde llegan.
Hay que tener cuidado de no cometer el error de muchos programas que, por bien intencionados que parezcan, terminan pasando sin pena ni gloria por no tener en cuenta las dinámicas propias de la institución y en particular la experiencia, el saber y la voluntad de quienes permanecen y trabajan todos los días allí.
En segundo lugar, hay que darle un lugar más visible a las Normales, Universidades y Programas de donde preceden los y las jóvenes voluntarios y voluntarias. Las “Actuaciones Educativas de Éxito” que parecen ser los indicadores o las “evidencias” con las que piensan medir el impacto del programa, pueden dejar sin juego a dichas instituciones que son portadoras de una experiencia y un conocimiento de múltiples modalidades pedagógicas. Al inducir demasiado el trabajo que van a desarrollar los y las practicantes y pasantes, pueden reducir las posibilidades de recoger y potenciar la riqueza pedagógica que poseemos. En el ejercicio de nuestra autonomía esperamos poder aportar la trayectoria y la sabiduría con la que durante años hemos orientado a los futuros profesionales en sus prácticas.
Finalmente, nos preguntamos por el papel que se le está dando a los y las investigadoras del “Centro de Investigación en Excelencia para todos” (CREA, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Barcelona. El modelo que han diseñado es interesante, pero creemos que tenemos la idoneidad suficiente para interactuar con ellos y conformar un equipo interdisciplinario e interinstitucional para orientar pedagógicamente toda la estrategia.
Saludamos esta excelente iniciativa y quedamos a disposición.
* Rector, Universidad Pedagógica Nacional.