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                                                                                                                                  Guerra al glifosato

                                                                                                                                  La valiente decisión de Alejandro Gaviria, ministro de Salud y Protección Social, coincide con los aires del momento: en EE.UU., la marihuana con fines terapéuticos es legal en 23 estados y para uso recreativo en tres (Oregon, Columbia, Colorado).

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Pero los colonos, que no tienen miedo a voltear, se van. Punto. Recogen sus motetes y sus críos y se van selva adentro y vuelven a las andadas: tumban y siembran la coca bendita, la que les da lo que se les niega. Y así, haciéndoles la guerra a ellos, que no a la coca –porque la fumigación la reproduce–, han tumbado selvas y selvas, ayudados muy de cerca por la fumigación, lo que de paso permite a las guerrillas crear nuevos frentes y al Gobierno ampliar sus territorios de guerra. Las selvas pagan el pato tanto por el derribe de montaña nueva como por el envenenamiento de sus suelos.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Pero los colonos, que no tienen miedo a voltear, se van. Punto. Recogen sus motetes y sus críos y se van selva adentro y vuelven a las andadas: tumban y siembran la coca bendita, la que les da lo que se les niega. Y así, haciéndoles la guerra a ellos, que no a la coca –porque la fumigación la reproduce–, han tumbado selvas y selvas, ayudados muy de cerca por la fumigación, lo que de paso permite a las guerrillas crear nuevos frentes y al Gobierno ampliar sus territorios de guerra. Las selvas pagan el pato tanto por el derribe de montaña nueva como por el envenenamiento de sus suelos.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!
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