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                                                                                                                                Los niños y la guerra

                                                                                                                                El caso de los niños en la guerrilla se ha convertido en la última marcha publicitaria contra ella. Apelan a cualquier argumento, fotografía, testimonio para disparar juicios y prejuicios sobre una premisa: Los niños son niños y deben estudiar, jugar y soñar. La convención de NN. UU. sobre Derechos del niño debió ser redactada por un grupo académico de personas de la tercera edad nacidas en países desarrollados y ricos, donde el desempleo es bajo, la escolaridad alta y hay miles de parques, gimnasios y campos deportivos. Los niños en esos países trabajaron durante siglos cuidando ovejas, hilando telas, limpiando máquinas y, claro está, siendo carne de cañón en sus interminables guerras, para llegar a ese estado de civilización implícito en la norma: Niño es el que tiene menos de 18 años.

                                                                                                                                PUBLICIDAD
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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Detrás del reclamo de los niños guerrilleros hay un fariseísmo tronante. Se ha hecho pensar a la opinión pública que fueron raptados, secuestrados, obligados a convertirse en máquinas de matar. Nada de eso es cierto. Los guerrilleros lo son por ser campesinos y seguirán siéndolo si se aclimata la paz. Si se trata de reconciliarnos, empecemos por decirnos la verdad y mirarla sin miedo.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                El caso de los niños en la guerrilla se ha convertido en la última marcha publicitaria contra ella. Apelan a cualquier argumento, fotografía, testimonio para disparar juicios y prejuicios sobre una premisa: Los niños son niños y deben estudiar, jugar y soñar. La convención de NN. UU. sobre Derechos del niño debió ser redactada por un grupo académico de personas de la tercera edad nacidas en países desarrollados y ricos, donde el desempleo es bajo, la escolaridad alta y hay miles de parques, gimnasios y campos deportivos. Los niños en esos países trabajaron durante siglos cuidando ovejas, hilando telas, limpiando máquinas y, claro está, siendo carne de cañón en sus interminables guerras, para llegar a ese estado de civilización implícito en la norma: Niño es el que tiene menos de 18 años.

                                                                                                                                PUBLICIDAD
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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Detrás del reclamo de los niños guerrilleros hay un fariseísmo tronante. Se ha hecho pensar a la opinión pública que fueron raptados, secuestrados, obligados a convertirse en máquinas de matar. Nada de eso es cierto. Los guerrilleros lo son por ser campesinos y seguirán siéndolo si se aclimata la paz. Si se trata de reconciliarnos, empecemos por decirnos la verdad y mirarla sin miedo.

                                                                                                                                 

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