Colombia: potencia en sentimientos peligrosos
Colombia aparece primera entre 25 países en percepción de que “el sistema está quebrado”, en una encuesta de la firma Ipsos.
La encuesta mide tres sentimientos: el sistema quebrado, el populista (antiélites) y el nativista. Colombia es primera en percepción de que el sistema está quebrado, tercera en sentimiento populista y tercera en nativismo. Una potencia mundial en sentimientos peligrosos para la conservación de la democracia y la paz social.
Si el sistema está quebrado, se mide con cinco preguntas: (i) la economía está amañada para favorecer a los ricos y poderosos (a Colombia solo la supera Corea del Sur en esta percepción); (ii) a los partidos y políticos tradicionales no les importan personas como yo (Colombia es primera, seguida de Chile, Perú y Brasil); (iii) se necesita un líder fuerte para retomar el país de los ricos y poderosos (Colombia es segunda, superada solo por Malasia); (iv) los expertos en este país no entienden la vida de personas como yo (Colombia es segunda, superada solo por Chile); (v) para arreglar el país necesitamos un líder fuerte dispuesto a romper las reglas (Colombia es decimotercera, casi empatada con Estados Unidos).
En sentimiento populista Colombia es tercera, después de Chile y Hungría, seguida por Perú, Rusia y Brasil, países con presidentes populistas, con la excepción de Chile. Este sentimiento se mide con cinco afirmaciones, entre ellas las siguientes: (i) la principal división en nuestra sociedad es entre gente normal y la élite política y económica, (ii) los políticos siempre encuentran maneras de proteger sus privilegios, (iii) a los políticos debe permitírseles decir lo que quieran sin importar lo que los demás piensen de sus puntos de vista. Colombia es segunda frente a la primera y la segunda, después de Chile, y undécima frente a la tercera afirmación.
En nativismo Colombia es tercera, después de Turquía y Malasia, que tienen mucha inmigración, y tercera también frente a la afirmación de que el país sería más fuerte si se frenara la inmigración.
Hay varias razones para tomar en serio este índice. Coincide plenamente con las encuestas internas. Colombia aparece rodeada de países que han vivido fenómenos de populismo y explosión social similares. Algunos de los fenómenos han madurado en Colombia, a tal punto que parece menos proclive que otros países a creer en líderes que rompan las reglas e incendien con sus opiniones.
La pregunta es: ¿por qué el sistema político no está tomando medidas serias para mitigar una situación tan explosiva? Una parte de la respuesta es que la sociedad está tan atrapada por el populismo de derecha, retardatario, que no sabe cómo reaccionar eficazmente contra el populismo de izquierda. El proyecto político populista de la derecha ha consistido, por 20 años, en limitarse a contener al enemigo interno y al externo: las Farc y Hugo Chávez. Desvanecidos ambos, ha buscado reemplazarlos por Gustavo Petro y Nicolás Maduro, pero es evidente que los problemas sociales y económicos crecientes no son atribuibles a estos dos, sino a la falta de reformas. A la grave problemática social que viene incubando Colombia, el Gobierno responde responsabilizando a enemigos inventados, en lugar de hacer reformas.
Colombia aparece primera entre 25 países en percepción de que “el sistema está quebrado”, en una encuesta de la firma Ipsos.
La encuesta mide tres sentimientos: el sistema quebrado, el populista (antiélites) y el nativista. Colombia es primera en percepción de que el sistema está quebrado, tercera en sentimiento populista y tercera en nativismo. Una potencia mundial en sentimientos peligrosos para la conservación de la democracia y la paz social.
Si el sistema está quebrado, se mide con cinco preguntas: (i) la economía está amañada para favorecer a los ricos y poderosos (a Colombia solo la supera Corea del Sur en esta percepción); (ii) a los partidos y políticos tradicionales no les importan personas como yo (Colombia es primera, seguida de Chile, Perú y Brasil); (iii) se necesita un líder fuerte para retomar el país de los ricos y poderosos (Colombia es segunda, superada solo por Malasia); (iv) los expertos en este país no entienden la vida de personas como yo (Colombia es segunda, superada solo por Chile); (v) para arreglar el país necesitamos un líder fuerte dispuesto a romper las reglas (Colombia es decimotercera, casi empatada con Estados Unidos).
En sentimiento populista Colombia es tercera, después de Chile y Hungría, seguida por Perú, Rusia y Brasil, países con presidentes populistas, con la excepción de Chile. Este sentimiento se mide con cinco afirmaciones, entre ellas las siguientes: (i) la principal división en nuestra sociedad es entre gente normal y la élite política y económica, (ii) los políticos siempre encuentran maneras de proteger sus privilegios, (iii) a los políticos debe permitírseles decir lo que quieran sin importar lo que los demás piensen de sus puntos de vista. Colombia es segunda frente a la primera y la segunda, después de Chile, y undécima frente a la tercera afirmación.
En nativismo Colombia es tercera, después de Turquía y Malasia, que tienen mucha inmigración, y tercera también frente a la afirmación de que el país sería más fuerte si se frenara la inmigración.
Hay varias razones para tomar en serio este índice. Coincide plenamente con las encuestas internas. Colombia aparece rodeada de países que han vivido fenómenos de populismo y explosión social similares. Algunos de los fenómenos han madurado en Colombia, a tal punto que parece menos proclive que otros países a creer en líderes que rompan las reglas e incendien con sus opiniones.
La pregunta es: ¿por qué el sistema político no está tomando medidas serias para mitigar una situación tan explosiva? Una parte de la respuesta es que la sociedad está tan atrapada por el populismo de derecha, retardatario, que no sabe cómo reaccionar eficazmente contra el populismo de izquierda. El proyecto político populista de la derecha ha consistido, por 20 años, en limitarse a contener al enemigo interno y al externo: las Farc y Hugo Chávez. Desvanecidos ambos, ha buscado reemplazarlos por Gustavo Petro y Nicolás Maduro, pero es evidente que los problemas sociales y económicos crecientes no son atribuibles a estos dos, sino a la falta de reformas. A la grave problemática social que viene incubando Colombia, el Gobierno responde responsabilizando a enemigos inventados, en lugar de hacer reformas.