Patricia Ariza, ministra de Cultura del gobierno entrante, proviene de la entraña del quehacer teatral de nuestro país. Los grandes maestros de maestros, Enrique Buenaventura y Santiago García, han recibido con este nombramiento el homenaje que, desde hacía décadas, les estábamos debiendo. El método de la creación colectiva, que ellos desarrollaron y potenciaron, influyó a generaciones enteras de creadores a lo largo y ancho del mundo. Este proceder lograba formar, no sólo actores-intérpretes de excelencia sino, sobre todo, co-creadores. El Teatro Experimental de Cali (TEC) y La Candelaria de Bogotá fueron (son) auténticos laboratorios y universidades de investigación teatral, social y política. El método de la creación colectiva proponía, no únicamente un proceder escénico, sino también un modelo de sociedad, en el que todos debemos ser actores solidarios y corresponsables de la dramaturgia de nuestras vidas, como individuos y como miembros de una comunidad.
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Patricia Ariza, ministra de Cultura del gobierno entrante, proviene de la entraña del quehacer teatral de nuestro país. Los grandes maestros de maestros, Enrique Buenaventura y Santiago García, han recibido con este nombramiento el homenaje que, desde hacía décadas, les estábamos debiendo. El método de la creación colectiva, que ellos desarrollaron y potenciaron, influyó a generaciones enteras de creadores a lo largo y ancho del mundo. Este proceder lograba formar, no sólo actores-intérpretes de excelencia sino, sobre todo, co-creadores. El Teatro Experimental de Cali (TEC) y La Candelaria de Bogotá fueron (son) auténticos laboratorios y universidades de investigación teatral, social y política. El método de la creación colectiva proponía, no únicamente un proceder escénico, sino también un modelo de sociedad, en el que todos debemos ser actores solidarios y corresponsables de la dramaturgia de nuestras vidas, como individuos y como miembros de una comunidad.
Coherencia y valentía: dos insignias de esta guerrera de la paz que es Patricia Ariza, llamada a liderar, en esta nueva era que se inicia para nuestro país, procesos de sensibilización y de humanización de la sociedad, a través del poder transformador del Arte, la Cultura… ¡y la Educación!
Aún no ha nombrado el presidente electo, Petro, a su Ministr@ de Educación*. Esperamos -con expectativa y esperanza- este anuncio: varios nombres han sonado… Ojalá sea un nuevo acierto, pues como va, va muy bien: expert@s, veteran@s, “plenari@s” (como les dicen ahora a l@s ancian@s) y también sangre nueva. Un Consejo de Ministros debe ser un Consejo de Sabios.
El tema de la relación Cultura y Educación me parece de vital importancia: una Educación sin Cultura (sin Humanidades, Arte, etc.) no es Educación: es adiestramiento. Por su parte, Cultura sin Educación es sólo espectáculo, entretenimiento… Lo escribí el otro día en un tuit y me auto-cito: “(…) un país que le otorga el presupuesto más alto a la Educación y el más bajo a la Cultura es un país que no ha entendido ninguna de las dos y, por lo tanto, es un país que no saldrá nunca del atraso.”
Yo abogo desde hace años por un gran Consejo (o supra Ministerio) de Cultura y Educación (en ese orden), presidido por los dos ministros del ramo. No se trata de regresar a lo que existía antes de 1997: un robusto y burocrático Mineducación, del que dependía una famélica y acomplejada Colcultura. Propongo un supraministerio bicéfalo, para que se integren no sólo presupuestos y programas, sino objetivos comunes de construcción de una nueva ciudadanía y de un ser humano más completo. Cultura y Educación son ramas del mismo árbol. Por supuesto, la Ciencia, el Deporte, el Medio Ambiente, etc. deben enriquecer este diálogo … para que lleguemos un día a tener, no los puntajes más altos en las Pruebas SABER, sino en unas nuevas y necesarias Pruebas SER. Esta, que no es una idea mía, me parece fundamental para empezar a evaluar otros valores y otros logros, más allá de lo académico.
CULTURA Y EDUCACIÓN, querida ministra, unidas por un gesto común de creación colectiva para forjar, como lo dijo recientemente en una entrevista en la W el presidente Petro, una nueva sensibilidad. Es lo que le urge a este país anestesiado, indiferente -herido y roto- por tantas décadas de dolor y, a la vez, de indolencia.
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* Se acaba de confirmar el nombramiento de Alejandro Gaviria como Ministro de Educación. Mejor noticia, para el país y para el sector, imposible. La Cultura tendrá en él un interlocutor de lujo.
¡Sí! ¡Continúan los aciertos!