La virtud del título con frecuencia escasea, sobre todo en los países de la mitad de la tabla. La palabra tiene su origen en la práctica de atar un plomo al final de una cuerda para medir la verticalidad de algo, digamos, de una pared. El ojímetro engaña. Por supuesto que el polémico metal de referencia, gris y pesado, evoca cosas mucho más peligrosas, que suelen volar sin control en muchos conflictos: las balas. Manes contradictorios del ingenio humano.
Aplomo
27 de abril de 2022 - 05:30 a. m.