Hoy creo necesario escribir en tono de alarma. Está surgiendo la posibilidad de que haya dos candidatos fuertes de centro en la 1ª vuelta de 2022, lo que hace posible el resultado catastrófico de volver a una 2ª vuelta decidida entre los extremos. En un chat de WhatsApp, un amigo escribe: “Si tenemos dos consultas de centro en marzo, no hay vacuna que nos salve de la imbecilidad de rebaño”. Repasemos un poco la situación.
Dado que la Coalición de la Esperanza no sumó a todos los candidatos viables de centro que aspiran, ha ido surgiendo una nueva coalición, cuyo nombre es afín: Coalición de la E... xperiencia. Su gestor, el exministro Juan Carlos Echeverry, ha reclutado desde lo aceptable —Rodrigo Lara, Enrique Peñalosa, Eduardo Verano de la Rosa—, pasando por lo problemático —Federico Gutiérrez—, hasta lo intragable —Luis Pérez y Dilian Francisca Toro—, por quienes ningún elector de centro, anticlientelista y enemigo de la corrupción, votaría. De todos modos, el premio mayor sería incluir en esta nueva coalición a Alejandro Gaviria y a Juan Manuel Galán, ganen o no la consulta.
Sin la competencia de Alejandro Gaviria y de Galán, la consulta de la Coalición de la Esperanza la ganaría de seguro Sergio Fajardo, si bien pasar de ahí a la 2ª vuelta luce mucho más difícil que con ellos adentro. No sobraría recordar lo sucedido en las elecciones de 2018: Fajardo naufragó por exceso de exclusividad.
Es esencial que los amigos de la Coalición de la Experiencia se comprometan a no sumarse a la candidatura uribista, que hoy se juega entre Óscar Iván Zuluaga y María Fernanda Cabal, a quienes uno no ve haciéndose a un lado para beneficio de “tibios”, como Echeverry. ¿Terminará el tarjetón teniendo cuatro candidatos de alguna fuerza: Petro, Fajardo, Gaviria o Galán si ganan en la Experiencia y OIZ o la Cabal? Algo sí debe quedar claro: al cerrar la puerta a Alejandro Gaviria, con los argumentos que sean y que hoy lucen en extremo endebles, Fajardo y sus amigos están obligando al exministro de Salud a armar otra coalición, con todo y sus compañeros de ruta, algunos impresentables. Vaya uno a saber si el propio Alejandro sí hizo todo lo posible para evitar semejante desenlace.
Lo anterior está lejos de ser ideal. Una obviedad es que cualquiera que quiera ganar la Presidencia en la 2ª vuelta debería primero imponerse en las primarias, como lo es una consulta que incluya a todos los candidatos opcionados de centro. Es del todo impresentable sabotear la consulta dizque porque la otra persona tiene X o Y relaciones que no nos gustan. La pureza en estas materias por lo general viene envenenada. Mientras las campañas no se hagan de frente con los partidos tradicionales y con la derecha, más que basta.
No sé si sea tarde para convocar a un cónclave con al menos tres cardenales: Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, cada uno con un par de asesores. También asistirían unos amables componedores —mediadores, si se quiere—, como Íngrid Betancourt, Antanas Mockus (si está disponible), Antonio Navarro, y un par de grandes figuras internacionales. Estarían expresamente excluidos César Gaviria, así como los demás amigos del Gobierno de Duque. Compromiso: NO LEVANTARSE DE LA MESA sin haber llegado a un acuerdo para la consulta de marzo.
Esperemos. No nos queda de otra, aparte de hacer presión por lado y lado para que dejen de jugar a la ruleta rusa.
Hoy creo necesario escribir en tono de alarma. Está surgiendo la posibilidad de que haya dos candidatos fuertes de centro en la 1ª vuelta de 2022, lo que hace posible el resultado catastrófico de volver a una 2ª vuelta decidida entre los extremos. En un chat de WhatsApp, un amigo escribe: “Si tenemos dos consultas de centro en marzo, no hay vacuna que nos salve de la imbecilidad de rebaño”. Repasemos un poco la situación.
Dado que la Coalición de la Esperanza no sumó a todos los candidatos viables de centro que aspiran, ha ido surgiendo una nueva coalición, cuyo nombre es afín: Coalición de la E... xperiencia. Su gestor, el exministro Juan Carlos Echeverry, ha reclutado desde lo aceptable —Rodrigo Lara, Enrique Peñalosa, Eduardo Verano de la Rosa—, pasando por lo problemático —Federico Gutiérrez—, hasta lo intragable —Luis Pérez y Dilian Francisca Toro—, por quienes ningún elector de centro, anticlientelista y enemigo de la corrupción, votaría. De todos modos, el premio mayor sería incluir en esta nueva coalición a Alejandro Gaviria y a Juan Manuel Galán, ganen o no la consulta.
Sin la competencia de Alejandro Gaviria y de Galán, la consulta de la Coalición de la Esperanza la ganaría de seguro Sergio Fajardo, si bien pasar de ahí a la 2ª vuelta luce mucho más difícil que con ellos adentro. No sobraría recordar lo sucedido en las elecciones de 2018: Fajardo naufragó por exceso de exclusividad.
Es esencial que los amigos de la Coalición de la Experiencia se comprometan a no sumarse a la candidatura uribista, que hoy se juega entre Óscar Iván Zuluaga y María Fernanda Cabal, a quienes uno no ve haciéndose a un lado para beneficio de “tibios”, como Echeverry. ¿Terminará el tarjetón teniendo cuatro candidatos de alguna fuerza: Petro, Fajardo, Gaviria o Galán si ganan en la Experiencia y OIZ o la Cabal? Algo sí debe quedar claro: al cerrar la puerta a Alejandro Gaviria, con los argumentos que sean y que hoy lucen en extremo endebles, Fajardo y sus amigos están obligando al exministro de Salud a armar otra coalición, con todo y sus compañeros de ruta, algunos impresentables. Vaya uno a saber si el propio Alejandro sí hizo todo lo posible para evitar semejante desenlace.
Lo anterior está lejos de ser ideal. Una obviedad es que cualquiera que quiera ganar la Presidencia en la 2ª vuelta debería primero imponerse en las primarias, como lo es una consulta que incluya a todos los candidatos opcionados de centro. Es del todo impresentable sabotear la consulta dizque porque la otra persona tiene X o Y relaciones que no nos gustan. La pureza en estas materias por lo general viene envenenada. Mientras las campañas no se hagan de frente con los partidos tradicionales y con la derecha, más que basta.
No sé si sea tarde para convocar a un cónclave con al menos tres cardenales: Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, cada uno con un par de asesores. También asistirían unos amables componedores —mediadores, si se quiere—, como Íngrid Betancourt, Antanas Mockus (si está disponible), Antonio Navarro, y un par de grandes figuras internacionales. Estarían expresamente excluidos César Gaviria, así como los demás amigos del Gobierno de Duque. Compromiso: NO LEVANTARSE DE LA MESA sin haber llegado a un acuerdo para la consulta de marzo.
Esperemos. No nos queda de otra, aparte de hacer presión por lado y lado para que dejen de jugar a la ruleta rusa.