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Quedan reflexiones para hacer ya con un par de semanas desde la Copa América, que perdimos en franca lid con Argentina. Nos ganaron bien. No hay razones externas valederas para lamentarse por lo que no se pudo lograr. Se jugó un muy buen torneo, pero en la final no se sostuvo el nivel. Pudo haber sido cansancio en algunas piezas, la ausencia de Daniel Muñoz y su influencia en el plantel, pero sobre todo nos faltó lo de siempre que no logramos todavía, y es una mentalidad fuerte los minutos que dure el partido para tomar decisiones adecuadas hasta que se requiera.
La honestidad brutal de Dávinson Sánchez hablando de la jugada del gol de Lautaro Martínez fue acertada. Se debió actuar con toda la malicia, y no se hizo, nadie pensó en detener al cannoniere y fuimos ingenuos, específicamente su compañero de zaga, Carlos Cuesta. Había que colgársele o empujarlo, detenerlo, así costara una expulsión. Nos sigue faltando eso que a ellos les sobra.
Antes del último capítulo, donde futbolísticamente éramos favoritos con todo el mérito posible, a James lo preguntaba todo el mundo otra vez, a Ríos lo pedían del United y del Chelsea, a Sánchez lo querían de vuelta en la Premier y a Lerma ya le tocaba irse del Crystal Palace con Muñoz para otro combinado del Big Six. Ahora todo cambió, el único que se movió fue Yasser Asprilla, que iba, pero se cayó para el Stade de Rennes, un equipo de media tabla en Francia. Lo dijo el mismo 10 y capitán de la selección: si hubiésemos ganado la Copa, él sería candidato a Balón de Oro. Todo tiene consecuencia. Tenemos que seguir jugando finales, así sean tan escasas y espaciadas para que el mundo nos vea con frecuencia y nuestros jugadores lleguen a las escuadras top que creemos merecen. Si no tenemos elementos en esas instituciones va a ser más complicado que se ganen cosas importantes y volteen a mirar la tricolor. Hemos mejorado en muchas cosas, pero generalmente los nuestros siguen llegando de últimos de sus vacaciones o no duran en sus clubes, no se sostienen. Pensar en grande significa trabajar bien en las benditas bases que tanto nos sigue costando. Vamos bien, pero falta mucho todavía.
Capítulo aparte para las damas, que vuelven a jugar unos cuartos de final. Permítanme recordarles a los tercos que el fútbol femenino debe ser comentado sin olvidar su contexto. No fue la más brillante actuación y se escapó la clasificación a semifinales después de ir ganándole 2-0 al campeón mundial, y se debe aprovechar una ventaja así, pero acordémonos del tiempo que llevamos disputando torneos de este nivel o de lo inconstante que es nuestra liga. Hay que entender que ellas son distintas a los hombres y hay que exigirles diferente.
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