Se conocieron los rivales de los clubes colombianos para las fases previas de copas Libertadores y Sudamericana de 2025. Los de la Sudamericana tendrán que jugar a un partido único entre connacionales y el que gane irá a la fase de grupos. En Libertadores, Santa Fe jugará con Deportes Iquique de Chile y Tolima contra Melgar de Arequipa. En caso de que los dos pasen, les faltaría una fase para poder entrar a los grupos de la primera ronda. El sorteo de las fases de grupos de ambos torneos se hará una vez se sepan todos los clasificados, y ahí se sabrá también contra quiénes tendrán que enfrentarse Bucaramanga y Tolima o Nacional en su calidad de campeones de 2024.
Lo cierto es que nada parece indicar que algo pueda cambiar en medio de la peor década de la historia en cuanto a participaciones de clubes colombianos en torneos internacionales. Lo mejor hasta acá son los octavos de final alcanzados por Tolima en 2022, cuando fue goleado por Flamengo; los cuartos de final del Pereira en 2023 y los octavos de Junior de este año en los que cayó contra Colo Colo de Chile. En Sudamericana, que aparentemente se podría hacer un mejor papel, nada de nada.
Entiende uno que la situación económica de nuestro fútbol y la devaluación del peso no permiten estar a la altura de Brasil en cuanto a calidad de nóminas. Incluso, Ecuador dolarizado puede llevar mejores refuerzos extranjeros. Pero no se puede asimilar fácilmente cómo los nuestros quedan eliminados contra equipos como Palestino de Chile, Bolívar de Bolivia o Nacional de Paraguay, como sucedió este año con Millonarios y Nacional.
La verdad es que participar en estos torneos se convirtió en un chicharrón tanto para los clubes como para los futbolistas. Para los clubes, porque aunque reciben una buena cantidad de dinero (unos US$4 millones por participar en la fase de grupos de Libertadores), los reta a armar buenas nóminas sin saber los resultados que se puedan obtener. Está visto que lo de nuestros directivos no es arriesgar, y en el fútbol el que no arriesga no puede soñar con ganar.
Para los futbolistas, porque los expone en su pobre nivel competitivo en un mundo en el que ya no es necesario brillar en la Libertadores para ser vendidos al exterior. Además, los momentos definitivos de las fases de grupos de estos torneos coincide con los definitivos de la liga local del primer semestre y su zona de confort está en lo local. Reciben buenos premios, y con eso se conforman.
Es poco probable que para 2025 podamos disfrutar de algo como lo que logró Peñarol de Uruguay este año, una semifinal de Libertadores, o Racing de Avellaneda, un título de Sudamericana. No es que no se pueda, porque con creatividad y pocos recursos económicos se han logrado grandes gestas. Lo que pasa es que es evidente que no les interesa la gloria continental, la evidencia lo demuestra.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
Se conocieron los rivales de los clubes colombianos para las fases previas de copas Libertadores y Sudamericana de 2025. Los de la Sudamericana tendrán que jugar a un partido único entre connacionales y el que gane irá a la fase de grupos. En Libertadores, Santa Fe jugará con Deportes Iquique de Chile y Tolima contra Melgar de Arequipa. En caso de que los dos pasen, les faltaría una fase para poder entrar a los grupos de la primera ronda. El sorteo de las fases de grupos de ambos torneos se hará una vez se sepan todos los clasificados, y ahí se sabrá también contra quiénes tendrán que enfrentarse Bucaramanga y Tolima o Nacional en su calidad de campeones de 2024.
Lo cierto es que nada parece indicar que algo pueda cambiar en medio de la peor década de la historia en cuanto a participaciones de clubes colombianos en torneos internacionales. Lo mejor hasta acá son los octavos de final alcanzados por Tolima en 2022, cuando fue goleado por Flamengo; los cuartos de final del Pereira en 2023 y los octavos de Junior de este año en los que cayó contra Colo Colo de Chile. En Sudamericana, que aparentemente se podría hacer un mejor papel, nada de nada.
Entiende uno que la situación económica de nuestro fútbol y la devaluación del peso no permiten estar a la altura de Brasil en cuanto a calidad de nóminas. Incluso, Ecuador dolarizado puede llevar mejores refuerzos extranjeros. Pero no se puede asimilar fácilmente cómo los nuestros quedan eliminados contra equipos como Palestino de Chile, Bolívar de Bolivia o Nacional de Paraguay, como sucedió este año con Millonarios y Nacional.
La verdad es que participar en estos torneos se convirtió en un chicharrón tanto para los clubes como para los futbolistas. Para los clubes, porque aunque reciben una buena cantidad de dinero (unos US$4 millones por participar en la fase de grupos de Libertadores), los reta a armar buenas nóminas sin saber los resultados que se puedan obtener. Está visto que lo de nuestros directivos no es arriesgar, y en el fútbol el que no arriesga no puede soñar con ganar.
Para los futbolistas, porque los expone en su pobre nivel competitivo en un mundo en el que ya no es necesario brillar en la Libertadores para ser vendidos al exterior. Además, los momentos definitivos de las fases de grupos de estos torneos coincide con los definitivos de la liga local del primer semestre y su zona de confort está en lo local. Reciben buenos premios, y con eso se conforman.
Es poco probable que para 2025 podamos disfrutar de algo como lo que logró Peñarol de Uruguay este año, una semifinal de Libertadores, o Racing de Avellaneda, un título de Sudamericana. No es que no se pueda, porque con creatividad y pocos recursos económicos se han logrado grandes gestas. Lo que pasa es que es evidente que no les interesa la gloria continental, la evidencia lo demuestra.
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