Millonarios y Nacional jugarán la final soñada por los hinchas de los dos bandos. Con sus luces y sombras la tabla de posiciones de todos los partidos disputados dice que Millonarios es el primero con 50 puntos y Nacional segundo, con 48. Pocas veces llegan a la final los dos mejores del semestre. Esta vez se dio.
Millonarios de Gamero necesita el título para ponerle la firma a uno de los procesos más bonitos de los últimos años en el fútbol colombiano. En sus cuatro años al frente del equipo logró poner nombres de nuevo en las selecciones de Colombia, potenció a jóvenes de la cantera que crecieron con sentido de pertenencia y de algún modo patentó una manera propositiva de jugar, aunque justo en este semestre ha sacrificado un poco las formas por el resultado, pero eso es algo que nadie le va a discutir. El azul es un equipo que sabe construir en colectivo, se comunica bien entre líneas y tiene claras sus maneras de salir jugando. Ya no presiona tan arriba al rival para no correr tantos riesgos, aunque sus laterales sufren por la espalda todavía.
Ahora llega con un plantel que fácilmente cae en estado catatónico, como se demostró en el partido frente a Boyacá Chicó y el consecutivo primer tiempo frente a Medellín. Es un mar de nervios Millonarios ante la adversidad. Luce atropellado, sin ideas, ansioso, y es lógico, sus jugadores saben que todo lo construido no tendrá el mismo reconocimiento si no llega el título de liga lo antes posible.
Si Millonarios recurre a lo colectivo, Nacional se basa en sus individualidades. El arquero Mier, que seguramente no estará en la ida, ha sido vital atrás, así como Dorlan Pabón es el 10 y el 9, el de las ideas, pero también el de los goles. Después hay que destacar que es el arco menos vencido del campeonato, sin que ello implique que no sufra atrás. Que enreda al rival cuando no tiene la pelota y lo sabe hacer mas allá de que eso no sea vistoso y que su salida por los costados hace daño. aunque perdieron por derecha a Román, el especialista.
Su entrenador, Paulo Autuori, ha cumplido con todas las metas propuestas hasta acá. Clasificó a octavos en la Libertadores, ganó la Superliga y ya está en la final de la Liga. En se sentido tiene menos presión que el entrenador rival.
Pero no nos digamos mentiras. Esta será una final de esas que dejará un ganador con mucho aire para lo que viene y un perdedor herido de muerte deportiva. La rivalidad histórica hace que esta sea mucho más que una final.
En cuanto al entorno, esta será una linda oportunidad para demostrar que se puede convivir a pesar de las diferencias. Ojalá hablemos de fútbol y de fiesta, y nada de muerte y violencia. Que se entienda que pase lo que pase esto es simplemente fútbol y que la victoria y derrota no son vida y muerte.
Millonarios y Nacional jugarán la final soñada por los hinchas de los dos bandos. Con sus luces y sombras la tabla de posiciones de todos los partidos disputados dice que Millonarios es el primero con 50 puntos y Nacional segundo, con 48. Pocas veces llegan a la final los dos mejores del semestre. Esta vez se dio.
Millonarios de Gamero necesita el título para ponerle la firma a uno de los procesos más bonitos de los últimos años en el fútbol colombiano. En sus cuatro años al frente del equipo logró poner nombres de nuevo en las selecciones de Colombia, potenció a jóvenes de la cantera que crecieron con sentido de pertenencia y de algún modo patentó una manera propositiva de jugar, aunque justo en este semestre ha sacrificado un poco las formas por el resultado, pero eso es algo que nadie le va a discutir. El azul es un equipo que sabe construir en colectivo, se comunica bien entre líneas y tiene claras sus maneras de salir jugando. Ya no presiona tan arriba al rival para no correr tantos riesgos, aunque sus laterales sufren por la espalda todavía.
Ahora llega con un plantel que fácilmente cae en estado catatónico, como se demostró en el partido frente a Boyacá Chicó y el consecutivo primer tiempo frente a Medellín. Es un mar de nervios Millonarios ante la adversidad. Luce atropellado, sin ideas, ansioso, y es lógico, sus jugadores saben que todo lo construido no tendrá el mismo reconocimiento si no llega el título de liga lo antes posible.
Si Millonarios recurre a lo colectivo, Nacional se basa en sus individualidades. El arquero Mier, que seguramente no estará en la ida, ha sido vital atrás, así como Dorlan Pabón es el 10 y el 9, el de las ideas, pero también el de los goles. Después hay que destacar que es el arco menos vencido del campeonato, sin que ello implique que no sufra atrás. Que enreda al rival cuando no tiene la pelota y lo sabe hacer mas allá de que eso no sea vistoso y que su salida por los costados hace daño. aunque perdieron por derecha a Román, el especialista.
Su entrenador, Paulo Autuori, ha cumplido con todas las metas propuestas hasta acá. Clasificó a octavos en la Libertadores, ganó la Superliga y ya está en la final de la Liga. En se sentido tiene menos presión que el entrenador rival.
Pero no nos digamos mentiras. Esta será una final de esas que dejará un ganador con mucho aire para lo que viene y un perdedor herido de muerte deportiva. La rivalidad histórica hace que esta sea mucho más que una final.
En cuanto al entorno, esta será una linda oportunidad para demostrar que se puede convivir a pesar de las diferencias. Ojalá hablemos de fútbol y de fiesta, y nada de muerte y violencia. Que se entienda que pase lo que pase esto es simplemente fútbol y que la victoria y derrota no son vida y muerte.