Los intérpretes del VAR: columna de Antonio Casale
El VAR llegó al fútbol para brindar un poco más de justicia y algunos años después podemos decir con claridad que el fútbol como la vida nunca será justo, hagan lo que hagan. Eso no es ni bueno ni malo, es así y punto.
La herramienta es una maravilla, pero los intérpretes siguen siendo humanos, y en Colombia, para ser suaves, son todavía más humanos, es decir, abocados al error. Digamos que se puede entender que se equivoquen de vez en cuando, pero es que ya, cada vez que el central de cualquier partido para el juego para ir a revisar alguna jugada, porque desde el VAR se lo piden, le da a uno es como angustia, desasosiego o cualquier otro sentimiento que se aleje al que se debería sentir, seguridad o tranquilidad.
Es que el VAR llegó para eso, pero resulta que uno se sentía más seguro sin él. Eso para no decir lo feo que se siente saber que cada vez que el VAR interviene se pierden eternos minutos que raramente se recuperan y, lo peor, le frenan el poco ritmo que le queda al fútbol colombiano.
El domingo nada más hubo tres penales dudosos y un gol en presunto fuera de lugar en el que la línea digital deja más dudas que certezas. En conclusión, en el partido entre América y Medellín, lejos de aclararnos lo sucedido, nos confundieron más.
No puede ser consuelo que se equivoquen en contra de todos, quienes dicen que lo hacen en favor de los grandes se equivocan, pues son los grandes los que normalmente atacan más y, en consecuencia, son más vulnerables atrás. Sus obligaciones así lo condicionan.
Pero es que además no se ayudan. Es increíble que todavía no tengamos derecho a escuchar la conversación entre los responsables a la hora de una decisión en el VAR. Dicen fuentes cercanas al arbitraje colombiano que hace varios meses enviaron una carta pidiendo autorización a la FIFA para hacerlo, y esta no ha sido respondida. Como casi siempre esto es muy difícil de corroborar.
El caso es que ellos saben que publicar los audios, como se hace en prácticamente todo el mundo, pondría en evidencia la precariedad del arbitraje en nuestro país. Para esa gracia que quiten el VAR e inviertan esa platica en el desarrollo del arbitraje en el país. Vamos mal, porque aunque la justicia perfecta es una utopía cada vez se aleja más el fútbol colombiano del mínimo viable para confiar.
El VAR llegó al fútbol para brindar un poco más de justicia y algunos años después podemos decir con claridad que el fútbol como la vida nunca será justo, hagan lo que hagan. Eso no es ni bueno ni malo, es así y punto.
La herramienta es una maravilla, pero los intérpretes siguen siendo humanos, y en Colombia, para ser suaves, son todavía más humanos, es decir, abocados al error. Digamos que se puede entender que se equivoquen de vez en cuando, pero es que ya, cada vez que el central de cualquier partido para el juego para ir a revisar alguna jugada, porque desde el VAR se lo piden, le da a uno es como angustia, desasosiego o cualquier otro sentimiento que se aleje al que se debería sentir, seguridad o tranquilidad.
Es que el VAR llegó para eso, pero resulta que uno se sentía más seguro sin él. Eso para no decir lo feo que se siente saber que cada vez que el VAR interviene se pierden eternos minutos que raramente se recuperan y, lo peor, le frenan el poco ritmo que le queda al fútbol colombiano.
El domingo nada más hubo tres penales dudosos y un gol en presunto fuera de lugar en el que la línea digital deja más dudas que certezas. En conclusión, en el partido entre América y Medellín, lejos de aclararnos lo sucedido, nos confundieron más.
No puede ser consuelo que se equivoquen en contra de todos, quienes dicen que lo hacen en favor de los grandes se equivocan, pues son los grandes los que normalmente atacan más y, en consecuencia, son más vulnerables atrás. Sus obligaciones así lo condicionan.
Pero es que además no se ayudan. Es increíble que todavía no tengamos derecho a escuchar la conversación entre los responsables a la hora de una decisión en el VAR. Dicen fuentes cercanas al arbitraje colombiano que hace varios meses enviaron una carta pidiendo autorización a la FIFA para hacerlo, y esta no ha sido respondida. Como casi siempre esto es muy difícil de corroborar.
El caso es que ellos saben que publicar los audios, como se hace en prácticamente todo el mundo, pondría en evidencia la precariedad del arbitraje en nuestro país. Para esa gracia que quiten el VAR e inviertan esa platica en el desarrollo del arbitraje en el país. Vamos mal, porque aunque la justicia perfecta es una utopía cada vez se aleja más el fútbol colombiano del mínimo viable para confiar.