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Hay proyectos en los que los objetivos pasan primero por lo deportivo y buscan como consecuencia un buen comportamiento económico. Hay otros que buscan un balance poniendo como prioridad lo económico. Hay algunos que buscan ser una buena fábrica de jugadores. Y hay otros que solo buscan beneficios monetarios, para lo cual invierten poco.
Entre los primeros está Atlético Nacional. Apasionamientos aparte, no es casualidad que aun en sus malos años levanten al menos un título. Permanentemente, hacen cambios en busca de la excelencia deportiva. Su estructura (sede, divisiones menores, recursos humanos, tecnología) indica que el primer objetivo no es otro que ganar, y ganan. Sus resultados económicos no siempre arrojan saldos positivos, pero entienden que en fútbol la grandeza y los títulos traen como consecuencia, tarde o temprano, buenos dividendos. En este primer grupo se incluye a Junior de Barranquilla. Ellos no todos los años ganan títulos, pero sí lo exigen. A veces se apresuran en los cambios de entrenadores, pero la palabra “ganar” no se negocia.
En el segundo grupo podemos encontrar a Millonarios. En el azul invierten dinero con mesura (Falcao es una unidad de negocio aparte) y buscan pelear finales, pero sin gastar más de lo que se recibe. En ese lote, con menos posibilidades de inversión, está el Tolima y, por qué no, América, Santa Fe y pareciera que Once Caldas. Algunos con más dinero que otros, pero con la misma intención. Competir, pero no necesariamente ganar. A veces llegan títulos, casi siempre pelean arriba, pero no les desvela sumar trofeos en sus vitrinas.
Después están los que disparan para todas partes. A veces, obtienen resultados porque nuestro torneo, con su formato e irregularidad, lo permite, pero difícilmente esos resultados se hacen sostenibles en el tiempo. Bucaramanga, Pereira y Pasto son equipos que se arman cada semestre para intentar competir y a veces lo logran.
El Deportivo Cali es caso aparte: busca sobrevivir a su quiebra económica inminente y trata de mantener su lugar como grande del fútbol colombiano.
Fortaleza, Equidad y Envigado son bonitos ejemplos de fábricas de jugadores, necesarias en cualquier campeonato suramericano. De cuando en cuando brindan agradables sorpresas en la liga local y también invierten en la formación integral de los humanos.
Los otros son negocios en los que se invierte poco y se gana lo que se merecen sus dueños, mucho menos de lo que podrían y mucho más de lo que merecen, pero es su plata y uno no puede hacer nada con el dinero de los demás. Ese es nuestro fútbol hoy.
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