Durante varios años se vaticinó la desaparición del libro impreso. Se predijo que con el avance del libro digital, los textos en papel sufrirían la misma suerte de los CD y las cintas de las películas. Y por algún tiempo las cifras respaldaron estas predicciones. El explosivo crecimiento de las ventas de libros digitales parecía indicar que todo era cuestión de tiempo. El cierre de librerías emblemáticas como Borders, las dificultades de Barnes and Noble y la clausura de miles de tiendas de libros en todo el mundo parecían señales contundentes de la muerte gradual del texto en papel.
En Colombia, aún sin una penetración significativa del libro digital, se cerraron conocidas librerías y también se pronosticó que la circulación de los impresos se marchitaría en poco tiempo.
De pronto, en los últimos dos años renació el libro en papel y se estancaron las ventas de los digitales, según las estadísticas de Estados Unidos e Inglaterra. El mismo Amazon ha anunciado que se dispone a abrir decenas de tiendas de libros físicos en todo Estados Unidos. Varias librerías que sobrevivieron el primer embate de los libros digitales hoy registran buenos volúmenes de ventas y han nacido muchas otras, independientes, frescas, con locales que pagan menores arriendos, que ofrecen café, música y atractivas facilidades para los usuarios.
Numerosos analistas piensan que este renacimiento se debe a que las experiencias y los distintos servicios proporcionados por el libro impreso no pueden reemplazarse con los digitales. Otros señalan que hay también razones económicas. Según John Grapper, en el Financial Times, por ejemplo, se ha producido un cambio en los precios relativos entre digitales e impresos. Al comienzo de la revolución digital, Amazon hizo que los digitales fueran bastante más baratos, incluso que los libros de pasta dura, lo que le dio un gran impulso al mercado digital. Ahora, según Grapper, la situación se ha invertido. El precio de los digitales ha subido y ha aumentado el atractivo económico de los impresos. Después de tener la mayor tajada del mercado digital, según él, Amazon ahora quiere aumentar en forma agresiva su participación en los textos en papel.
En Colombia también se observa un renovado dinamismo de las librerías. El símbolo de esta tendencia es la apertura del nuevo local de la Librería Lerner del norte, moderno y cómodo, con servicio de café, más de 200.000 títulos y una gran librera que conoce y aconseja a sus clientes. Otro hito es la sede de Tornamesa en la zona G, con un gran surtido, cómics, libros gráficos, café, música y venta de vinos. Wilborada, creada hace pocos años, y la persistencia combativa de librerías más tradicionales, como la Nacional, ArteLetra y muchas otras, nos hace pensar que el texto impreso está vivo y coleando en nuestro medio.
La otra manifestación de esta bonanza librera es la aparición de numerosos editores independientes y alternativos, con gran calidad, nuevos autores y reediciones de libros agotados, novelas gráficas y otras novedades, que compiten con las grandes empresas editoriales.
No podemos saber si este es solo un round que ha ganado el libro impreso en su larga lucha contra el digital. Mientras sepamos el desenlace definitivo, aprovechemos y disfrutemos del texto en papel, las librerías, sus variedades, su ambiente y su mundo singular.
Durante varios años se vaticinó la desaparición del libro impreso. Se predijo que con el avance del libro digital, los textos en papel sufrirían la misma suerte de los CD y las cintas de las películas. Y por algún tiempo las cifras respaldaron estas predicciones. El explosivo crecimiento de las ventas de libros digitales parecía indicar que todo era cuestión de tiempo. El cierre de librerías emblemáticas como Borders, las dificultades de Barnes and Noble y la clausura de miles de tiendas de libros en todo el mundo parecían señales contundentes de la muerte gradual del texto en papel.
En Colombia, aún sin una penetración significativa del libro digital, se cerraron conocidas librerías y también se pronosticó que la circulación de los impresos se marchitaría en poco tiempo.
De pronto, en los últimos dos años renació el libro en papel y se estancaron las ventas de los digitales, según las estadísticas de Estados Unidos e Inglaterra. El mismo Amazon ha anunciado que se dispone a abrir decenas de tiendas de libros físicos en todo Estados Unidos. Varias librerías que sobrevivieron el primer embate de los libros digitales hoy registran buenos volúmenes de ventas y han nacido muchas otras, independientes, frescas, con locales que pagan menores arriendos, que ofrecen café, música y atractivas facilidades para los usuarios.
Numerosos analistas piensan que este renacimiento se debe a que las experiencias y los distintos servicios proporcionados por el libro impreso no pueden reemplazarse con los digitales. Otros señalan que hay también razones económicas. Según John Grapper, en el Financial Times, por ejemplo, se ha producido un cambio en los precios relativos entre digitales e impresos. Al comienzo de la revolución digital, Amazon hizo que los digitales fueran bastante más baratos, incluso que los libros de pasta dura, lo que le dio un gran impulso al mercado digital. Ahora, según Grapper, la situación se ha invertido. El precio de los digitales ha subido y ha aumentado el atractivo económico de los impresos. Después de tener la mayor tajada del mercado digital, según él, Amazon ahora quiere aumentar en forma agresiva su participación en los textos en papel.
En Colombia también se observa un renovado dinamismo de las librerías. El símbolo de esta tendencia es la apertura del nuevo local de la Librería Lerner del norte, moderno y cómodo, con servicio de café, más de 200.000 títulos y una gran librera que conoce y aconseja a sus clientes. Otro hito es la sede de Tornamesa en la zona G, con un gran surtido, cómics, libros gráficos, café, música y venta de vinos. Wilborada, creada hace pocos años, y la persistencia combativa de librerías más tradicionales, como la Nacional, ArteLetra y muchas otras, nos hace pensar que el texto impreso está vivo y coleando en nuestro medio.
La otra manifestación de esta bonanza librera es la aparición de numerosos editores independientes y alternativos, con gran calidad, nuevos autores y reediciones de libros agotados, novelas gráficas y otras novedades, que compiten con las grandes empresas editoriales.
No podemos saber si este es solo un round que ha ganado el libro impreso en su larga lucha contra el digital. Mientras sepamos el desenlace definitivo, aprovechemos y disfrutemos del texto en papel, las librerías, sus variedades, su ambiente y su mundo singular.