Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Ya es bien conocido el procedimiento del Gobierno para desmontar y estatizar la participación de agentes privados en la prestación de numerosos servicios sociales esenciales. Primero se recortan las partidas del presupuesto, no se realizan los giros previstos, se asfixia financieramente a las entidades privadas, se obstruye y debilita su funcionamiento y luego se procede a la intervención pública para recortar o suspender completamente sus actividades. Así se logró el control de la gran mayoría de las EPS del sector salud y, a punta de no girar los recursos de los subsidios a las tarifas, se está estrangulando a algunas distribuidoras eléctricas.
Ahora le llegó el turno a la educación universitaria privada. El mecanismo escogido es dejar sin recursos al Icetex y arrojar a la calle a miles de estudiantes de escasos recursos, muchos de los estratos 3 y 4, y, de esta forma, impedir que asistan a las entidades privadas. Ante la falta de alumnos y de los pagos de sus matrículas (que se cubrían con los préstamos del Icetex), algunas instituciones no podrán sobrevivir y las demás, debilitadas, verán recortado el número de sus estudiantes. Este era el objetivo.
Se calcula que más de 400.000 personas se verán golpeadas, en alguna forma, por la anunciada desfinanciación del Icetex; entre ellas, 184.000 que ya no recibirán subsidios a las tasas de interés de sus créditos y 113.000 que se quedarán sin los subsidios al mantenimiento. Por otra parte, se ha anunciado que en 2025 se dejarán de otorgar créditos nuevos a 63.000 jóvenes. De esta manera, quedarán sin financiación, sin educación, cerca de la mitad de los primíparos que llegan a las universidades privadas. En consecuencia, si se mantiene durante algunos años el bloqueo a los créditos de los nuevos estudiantes, la participación de las universidades privadas en la educación superior del país se habrá reducido a la mitad. Esto es lo que ha puesto en marcha el ministro que supuestamente debía velar por la educación de los colombianos.
La declaración de este funcionario de que va a presentar el proyecto para crear un banco para realizar préstamos educativos no puede ser más absurda. La institución financiera del Estado para atender y apoyar los estudios de los colombianos ya existe, tiene una larga historia y se llama Icetex. Esta entidad no puede ser de carácter privado por cuanto los créditos y los apoyos de sostenimiento a los jóvenes de escasos recursos deben ser subsidiados; y, en caso de que tengan dificultades para servir los préstamos (ya sea porque no consiguen empleo o porque los salarios del mercado impiden que puedan pagarlos), es necesario realizar condonaciones de capital. Ninguna entidad privada puede asumir estas funciones con sus propios recursos.
Al igual que la olímpica desatención y el maltrato que ya padecen los pacientes de las EPS intervenidas, no deja de impresionar la brutal decisión del Gobierno de cortar de un tajo numerosos giros y programas del Icetex, sin ninguna consideración por las carreras, los sueños y proyectos de estudios y las vidas de decenas de miles de jóvenes y sus familias. Por una absurda fijación ideológica, se obstruye uno de los más eficaces mecanismos de movilidad social y, en contra de la carreta oficial, se contribuye a agrandar las desigualdades de la distribución del ingreso en el país.