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‘Abro mi mano y recibo tu mano’

Arturo Guerrero
06 de diciembre de 2024 - 05:00 a. m.
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Durante 27 años consecutivos el Grupo Musical Nova ha organizado en Bogotá el Encuentro del Villancico Colombiano. En esta era profana y desdeñosa del pasado, es un récord este certamen que no solo impide la muerte de un género, sino que crea para cada ocasión composiciones en diversos aires nacionales.

Bambuco, porro, calipso, rumba criolla, torbellino, vals, chirimía, guabina, cumbia, joropo son los ritmos en los que los participantes en el evento vierten y cantan cada año decenas de estas canciones inocentes de fin de año. No hay que creer que se trata de tonadas evidentes con el único y gastado tema del pesebre.

Entre los artistas del fin de semana anterior se destacaron auténticos poetas y músicos. Es el caso de Nova, que presentó un bambuco titulado Plegaria, con melodía de su directora Lucía Orjuela y letra de Patricia Guerrero. “Abro mi mano y recibo tu mano, juntos andamos el mismo camino”: así entonaron sus nueve integrantes, entre ellos un guitarrista y un percusionista.

En varias noches la capilla de la Universidad Nacional se llenó de público y cantores, como el director del coro los Búhos, Mauricio Rangel, descendiente directo de los célebres compositores pamploneses Oriol y Otón Rangel. Interpretaron también el Dúo Encantados, los coros San Bartolomé, Integración, Voces y Cuerdas, Voces y Armonía y la Coral Gala Lírica.

El grupo más numeroso fue la Tuna de la Reserva Naval, imponente elenco fiestero, con su atavío de capas cruzadas de tiras verticales y sellos de sitios y países visitados. Es cierto que mucho hay de diferencia entre este conjunto y los originales villancicos del siglo XIV, que eran danzas callejeras de campesinos de las villas —de ahí el nombre de este género— que acogían la llegada del solsticio de invierno.

¿Qué inspira y anima a estos grupos artísticos que trabajan gratis todo el año para ofrecer fugazmente el resultado de composiciones, armonías y ensayos múltiples, en horarios sacrificados al descanso? Diríase que, ante todo, el llamado de una pulsión interior: la del arte que habita secretamente en todos los corazones.

También el sentido del grupo, la argamasa de un puñado de hombres y mujeres que se hermanan alrededor de una quimera. Los cantos son el aglutinante, pero la materia prima es la amistad, esa mano que se abre para recibir otra mano y andar por el mismo camino.

Así también es Colombia. No solo el agrio país de la corrupción y la muerte, sino la patria que no se satisface con levantar familia y producir para el mercado. El conglomerado idealista que mira hacia otro lado y no se contenta con el color gris de la cotidianeidad.

Para toda esta grey soñadora se hizo también el fin de cada año, la bisagra del tiempo que llama a cambiar de comida, a pensar en regalos, a viajar a tierra caliente y a esa otra forma de música que son los cantos sencillos, los conciertos entre gente no famosa. Esa también es Colombia, un vuelo de pájaros cuyas alas son la imaginación y la perseverancia.

arturoguerreror@gmail.com

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Carlos(87476)07 de diciembre de 2024 - 03:05 p. m.
👏👏👏👏👏
Alberto(3788)06 de diciembre de 2024 - 11:48 p. m.
Grata lectura, gracias.
Eduardo(27855)06 de diciembre de 2024 - 11:44 p. m.
Si señor, hay otra Colombiana, muy numerosa, que antepone la acción positiva y permite creer en un mejor presente y en un mejor futuro. Gracias por registrar esta labor consolidada, aparentemente contra toda lógica en estos primeros 27 años. Felicitaciones a los “quijotes”.
Alonso(57439)06 de diciembre de 2024 - 08:51 p. m.
¡¡Hermosa y refrescante columna!!
Alba(46837)06 de diciembre de 2024 - 06:14 p. m.
Muy linda columna
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