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El joven físico colombiano que triunfó entre “pequeños dioses”

Arturo Guerrero
27 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.

En el universo hay cosas que son reales y “cosas” —entre comillas— que son apenas simulaciones. Quienes estudian las cosas reales tienen numerosas especializaciones, aparatos poderosos que las aplican, mueven el mundo. Los otros, menos numerosos, trabajan con simulaciones, se dedican a estudiar universos no físicos que definen a priori.

Entre matemáticos aplicados, ingenieros de super computadores y físicos teóricos, se configuran equipos que suelen hacer modelos simplificados, completamente diferentes de lo real. Eso no les preocupa. Operan como pequeños dioses que poco a poco van corriendo las fronteras tangibles del universo.

En este selecto grupo de demiurgos se destaca el joven colombiano Juan Andrés Urrea Niño, quien acaba de culminar su doctorado en física teórica en la universidad de Wuppertal, del estado alemán de Renania del Norte-Westfalia, el cual tiene la red de investigación más amplia de Europa. Su tesis de grado resultó ganadora del premio NRW-Fair PhD.

Este trabajo de grado tiene que ver con hadrones, partículas elementales subatómicas que han sido predichas pero no encontradas. O que, habiendo sido descubiertas, sus características no pueden explicarse con los modelos convencionales. La investigación galardonada trabajó con la cromodinámica cuántica reticular (QCD) y mejoró la técnica de extracción de la masa de los hadrones.

Un antecedente que tuvo amplia repercusión en la prensa mundial fue el hallazgo de la nueva partícula conocida como el bosón de Higgs en 2012, que en sus comienzos fue solo una predicción. Urrea lamenta no contar con recursos computacionales: “solo tenemos pequeñas cajitas. En un mundo con infinitos recursos podríamos simular muchas cosas bastante útiles a los equipos experimentales”.

La relación interna de los físicos teóricos y de estos con sus colegas experimentales es más de colaboración que de competencia. Así la ve el galardonado: “El propósito de mi tesis fue mejorar un método para hacer un tipo de cálculos. En la ceremonia de mi premio, a la hora del café se me acercó otro investigador y me dijo ‘Me doy cuenta de que cambiando esto y esto, sería más costoso computacionalmente, pero funcionaría’. Se trata de proponer métodos nuevos que faciliten los cálculos no solo para nosotros, sino que les faciliten las cosas a otros”.

A la edad de 29 años este premiado colombiano mantiene una peculiar noción del descanso: “Nunca he visto mi trabajo como algo que me canse. Me apasiona, me divierte y me mantiene financieramente. ¡Me pagan por divertirme! Aprender por aprender es suficiente, solo para aumentar el conocimiento del universo en que vivimos. Lo importante es el trabajo, no yo como persona”.

Tampoco le interesa la publicidad. “Espero el reconocimiento de mi trabajo por parte de expertos en mi área que lo consideren como de gran mérito científico. Aprender algo, aplicarlo, expandirlo. En futuro no me sorprenderían mentes que vean lo que no vimos”. Y concluye con una frase como para esculpir sobre roca. “Entender un poquitico ya es”.

arturoguerreror@gmail.com

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