En la Academia Colombiana de Jurisprudencia tienen asiento los mejores juristas de Colombia. A su origen están vinculadas inteligencias superiores del país que construyeron legislación, jurisprudencia, doctrina e incluso instituciones nacidas de nuestra propia historia. Asumieron el derecho como garantía de convivencia, pero también como eficaz y pacífico instrumento de cambio. Nicolás Esguerra fue su primer presidente. Con él estaban Vicente Olarte Camacho, Antonio José Restrepo, José Vicente Concha, entre otros colombianos insignes. Diego Mendoza Pérez, Edmond Champeau y Luis Rubio Sáenz tuvieron el encargo de elaborar el primer proyecto de estatutos. Este mínimo listado exhibe, por sí sólo, el carácter ilustre y plural de la Corporación desde su mismo nacimiento.
Un antecedente importantísimo hubiera añadido 69 años más a la historia de la Corporación, con lo cual estaría ad portas de cumplir doscientos años. Es imposible ignorarlo. El 21 de diciembre de 1826, en la sede de la Dirección de Instrucción Pública de Bogotá, sus directores, los juristas José Félix de Restrepo Vélez, Vicente Azuero Plata y Estanislao Vergara Sanz de Santamaría, convocaron a un grupo de especialistas con el objeto de dar vida a la “Academia de Derecho Práctico de Bogotá”. Según actas que reposan en el archivo de la Corporación, la Academia de Derecho Práctico fue encargada por la ley de realizar los exámenes exigidos para obtener el título de abogado.
Aquella Academia funcionó durante más de una década y por ella pasaron algunos de los jóvenes juristas que, inspirados en la figura del general Santander, dieron vida a la “Escuela Republicana” a mediados de la centuria. Probablemente la sucesión de guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX, terminó por marchitar el propósito que inspiró a los fundadores de la Academia de Derecho Práctico de Bogotá, dejando un vació que solo pudo ser llenado cincuenta años después, por los eminentes juristas arriba mencionados. El acta de fundación se suscribió el 23 de septiembre de 1894 y, desde entonces, la Academia ha funcionado en forma ininterrumpida, dejando una honda huella de respetabilidad.
La corporación sabe que sus compromisos con el derecho le exigen luminiscencia, su naturaleza plural le exige responsabilidades, y las dos cosas, buen juicio. Así lo ha hecho a lo largo de estos 130 años de fructíferos desarrollos institucionales y de destacados servicios a cargo de sus miembros en el ámbito de su respectiva influencia. Quien escribe estas líneas presidía los trabajos de la corporación hace un año, cuando se llevó a cabo el primer Congreso de Academias Jurídicas de América del Sur, cuyas memorias serán entregadas en el presente mes. Su actual presidente, el jurista Juan Rafael Bravo, y su equipo directivo integrado por Saúl Sotomonte, Lucy Cruz y Sandra Morelli organizaron un foro que se realizará el 23 de septiembre sobre “Procesos Constituyentes”, con la participación de los mejores constitucionalistas del país. El libro será presentado el 30 de septiembre, con asistencia de los académicos extranjeros que participaron en el mencionado congreso. Tales eventos fortalecerán los mensajes que el país y la región necesitan para mantener el optimismo en el futuro del Estado de Derecho.
En la Academia Colombiana de Jurisprudencia tienen asiento los mejores juristas de Colombia. A su origen están vinculadas inteligencias superiores del país que construyeron legislación, jurisprudencia, doctrina e incluso instituciones nacidas de nuestra propia historia. Asumieron el derecho como garantía de convivencia, pero también como eficaz y pacífico instrumento de cambio. Nicolás Esguerra fue su primer presidente. Con él estaban Vicente Olarte Camacho, Antonio José Restrepo, José Vicente Concha, entre otros colombianos insignes. Diego Mendoza Pérez, Edmond Champeau y Luis Rubio Sáenz tuvieron el encargo de elaborar el primer proyecto de estatutos. Este mínimo listado exhibe, por sí sólo, el carácter ilustre y plural de la Corporación desde su mismo nacimiento.
Un antecedente importantísimo hubiera añadido 69 años más a la historia de la Corporación, con lo cual estaría ad portas de cumplir doscientos años. Es imposible ignorarlo. El 21 de diciembre de 1826, en la sede de la Dirección de Instrucción Pública de Bogotá, sus directores, los juristas José Félix de Restrepo Vélez, Vicente Azuero Plata y Estanislao Vergara Sanz de Santamaría, convocaron a un grupo de especialistas con el objeto de dar vida a la “Academia de Derecho Práctico de Bogotá”. Según actas que reposan en el archivo de la Corporación, la Academia de Derecho Práctico fue encargada por la ley de realizar los exámenes exigidos para obtener el título de abogado.
Aquella Academia funcionó durante más de una década y por ella pasaron algunos de los jóvenes juristas que, inspirados en la figura del general Santander, dieron vida a la “Escuela Republicana” a mediados de la centuria. Probablemente la sucesión de guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX, terminó por marchitar el propósito que inspiró a los fundadores de la Academia de Derecho Práctico de Bogotá, dejando un vació que solo pudo ser llenado cincuenta años después, por los eminentes juristas arriba mencionados. El acta de fundación se suscribió el 23 de septiembre de 1894 y, desde entonces, la Academia ha funcionado en forma ininterrumpida, dejando una honda huella de respetabilidad.
La corporación sabe que sus compromisos con el derecho le exigen luminiscencia, su naturaleza plural le exige responsabilidades, y las dos cosas, buen juicio. Así lo ha hecho a lo largo de estos 130 años de fructíferos desarrollos institucionales y de destacados servicios a cargo de sus miembros en el ámbito de su respectiva influencia. Quien escribe estas líneas presidía los trabajos de la corporación hace un año, cuando se llevó a cabo el primer Congreso de Academias Jurídicas de América del Sur, cuyas memorias serán entregadas en el presente mes. Su actual presidente, el jurista Juan Rafael Bravo, y su equipo directivo integrado por Saúl Sotomonte, Lucy Cruz y Sandra Morelli organizaron un foro que se realizará el 23 de septiembre sobre “Procesos Constituyentes”, con la participación de los mejores constitucionalistas del país. El libro será presentado el 30 de septiembre, con asistencia de los académicos extranjeros que participaron en el mencionado congreso. Tales eventos fortalecerán los mensajes que el país y la región necesitan para mantener el optimismo en el futuro del Estado de Derecho.