Alfonso Palacio Rudas nació hace cien años. Fundador de la Cofradía de “los que no tragan entero”, fue un presidenciable que, por desgracia para el país, no fue presidente.
En 1936 fue nombrado secretario de Hacienda del Tolima por el gobernador Rafael Parga Cortés. En 1976 fue nombrado ministro de Hacienda por el presidente Alfonso López Michelsen. Fue también gobernador del Tolima y alcalde de Bogotá, pero su larga carrera pública transcurrió, fundamentalmente, como vocero de sus conciudadanos en el Congreso Nacional y en la Asamblea Constituyente del 1991.
Admiró con devoción política al viejo López, conoció bien su pensamiento económico y defendió siempre su “revolución en marcha”. En su formación también hubo influencia del maestro Darío Echandía, de Caicedo Castilla, de Parga Cortés, a quienes se refería como sus grandes preceptores. Palacio fue un discípulo cabal de la “Escuela del Tolima”: Hondano y polémico como López, dialéctico como Echandía, diplomático como Caicedo, jurista como Rocha, polígrafo como Lozano y economista como Parga.
En su “Columna del Cofrade” (enero 8/67), publicada semanalmente en El Espectador, escribió el texto que sigue: “En los finales de diciembre suelo viajar a Ibagué –la Meca de los Cofrades que no tragan entero- para arrancar allí la postrera hoja del almanaque. Un breve, fugaz contacto con mis paisanos –los más liberales de Colombia- es una fresca zambullida en los fontanares del libre examen, del espíritu crítico, de la dignidad humana y una infusión de energías para desempeñar con decoro e independencia el hermoso oficio de la representación popular”.
El texto no sólo dibuja a su autor sino a su tierra y a su tiempo. La época de los Lleras y de Echandía en una Colombia que se modernizaba –con reforma agraria y economía social de mercado- luego de una década de dictaduras civiles y militares. Pero también los días de un liberalismo comprometido con la democracia. En el Tolima había tres líderes que no solían coincidir políticamente pero que se complementaban para defender la doctrina liberal y mantener el peso específico de su región: Alfonso Palacio Rudas, Rafael Caicedo Espinosa y Alfonso Jaramillo Salazar. En un momento dado integraron la dirección política liberal que se conoció como “el Triunvirato”.
Oportuno rememorar esos tiempos, a propósito del centenario del nacimiento de Palacio Rudas. Este fin de semana los dirigentes de Honda –encabezados por su alcalde, su Cámara de Comercio, sus concejales, su universidad- se reúnen con otros colombianos ilustres que también lo admiraron. El ex presidente Ernesto Samper, la ex alcaldesa de Bogotá Clara López y un comité promotor de ex gobernadores y ex congresistas, redactará una ley de honores que, impulsada por la bancada parlamentaria del Tolima, recuerde la memoria del Cofrade y la proyecte sobre el desarrollo de su tierra.
Hace diez años Iván Duque Escobar y Consuelo Quintero Maldonado publicaron el libro “Alfonso Palacio Rudas visto por sus contemporáneos”. El libro recoge un texto que el presidente Santos –reconocido admirador de Palacio- escribió bajo el título “Un joven de 79 años”, a propósito del brillante desempeño del Cofrade como miembro de la Asamblea Constituyente del 91. En él Santos hace votos para que “este personaje, orgullo de su familia, de sus amigos, de su partido, de su departamento y de su país, nos acompañe con sus luces muchísimos años más. Porque Alfonso Palacio Rudas lo ha hecho todo, pero le falta mucho por hacer”. Es inefable: el pensamiento del Cofrade sigue representando una esperanza.
Ex senador, profesor universitario
Alfonso Palacio Rudas nació hace cien años. Fundador de la Cofradía de “los que no tragan entero”, fue un presidenciable que, por desgracia para el país, no fue presidente.
En 1936 fue nombrado secretario de Hacienda del Tolima por el gobernador Rafael Parga Cortés. En 1976 fue nombrado ministro de Hacienda por el presidente Alfonso López Michelsen. Fue también gobernador del Tolima y alcalde de Bogotá, pero su larga carrera pública transcurrió, fundamentalmente, como vocero de sus conciudadanos en el Congreso Nacional y en la Asamblea Constituyente del 1991.
Admiró con devoción política al viejo López, conoció bien su pensamiento económico y defendió siempre su “revolución en marcha”. En su formación también hubo influencia del maestro Darío Echandía, de Caicedo Castilla, de Parga Cortés, a quienes se refería como sus grandes preceptores. Palacio fue un discípulo cabal de la “Escuela del Tolima”: Hondano y polémico como López, dialéctico como Echandía, diplomático como Caicedo, jurista como Rocha, polígrafo como Lozano y economista como Parga.
En su “Columna del Cofrade” (enero 8/67), publicada semanalmente en El Espectador, escribió el texto que sigue: “En los finales de diciembre suelo viajar a Ibagué –la Meca de los Cofrades que no tragan entero- para arrancar allí la postrera hoja del almanaque. Un breve, fugaz contacto con mis paisanos –los más liberales de Colombia- es una fresca zambullida en los fontanares del libre examen, del espíritu crítico, de la dignidad humana y una infusión de energías para desempeñar con decoro e independencia el hermoso oficio de la representación popular”.
El texto no sólo dibuja a su autor sino a su tierra y a su tiempo. La época de los Lleras y de Echandía en una Colombia que se modernizaba –con reforma agraria y economía social de mercado- luego de una década de dictaduras civiles y militares. Pero también los días de un liberalismo comprometido con la democracia. En el Tolima había tres líderes que no solían coincidir políticamente pero que se complementaban para defender la doctrina liberal y mantener el peso específico de su región: Alfonso Palacio Rudas, Rafael Caicedo Espinosa y Alfonso Jaramillo Salazar. En un momento dado integraron la dirección política liberal que se conoció como “el Triunvirato”.
Oportuno rememorar esos tiempos, a propósito del centenario del nacimiento de Palacio Rudas. Este fin de semana los dirigentes de Honda –encabezados por su alcalde, su Cámara de Comercio, sus concejales, su universidad- se reúnen con otros colombianos ilustres que también lo admiraron. El ex presidente Ernesto Samper, la ex alcaldesa de Bogotá Clara López y un comité promotor de ex gobernadores y ex congresistas, redactará una ley de honores que, impulsada por la bancada parlamentaria del Tolima, recuerde la memoria del Cofrade y la proyecte sobre el desarrollo de su tierra.
Hace diez años Iván Duque Escobar y Consuelo Quintero Maldonado publicaron el libro “Alfonso Palacio Rudas visto por sus contemporáneos”. El libro recoge un texto que el presidente Santos –reconocido admirador de Palacio- escribió bajo el título “Un joven de 79 años”, a propósito del brillante desempeño del Cofrade como miembro de la Asamblea Constituyente del 91. En él Santos hace votos para que “este personaje, orgullo de su familia, de sus amigos, de su partido, de su departamento y de su país, nos acompañe con sus luces muchísimos años más. Porque Alfonso Palacio Rudas lo ha hecho todo, pero le falta mucho por hacer”. Es inefable: el pensamiento del Cofrade sigue representando una esperanza.
Ex senador, profesor universitario