Honda tiene hoy un puente nuevo, cuya construcción tardó casi una década. Pero el puente merece un nombre que no encierre la contradicción de seguirse llamando “puente nuevo” dentro de cincuenta años, cuando ya será un puente viejo. Sin embargo, así lo bautizaron, según se lee en la placa que lo adorna desde su inauguración, hace una semana: “Puente Nuevo de Honda”.
Ese nombre supone, por lo menos, falta de imaginación, sobre todo, en la ciudad de los puentes, como históricamente se conoce a Honda. Allí hay varios puentes viejos y varios puentes nuevos, que tienen más y menos de cincuenta años. Pero, eso sí, sus nombres recuerdan a personajes ilustres que allí nacieron, o vivieron para servirle a una ciudad histórica y turística, al mismo tiempo.
Los hondanos se enorgullecen de su “Puente Navarro”, por ejemplo, que cumple ya más de ciento veinte años. Dicen que, dentro de los construidos en el formato conocido como ‘cantilever’, es el puente más antiguo de América del sur. ¿Acaso debería llamarse “Puente Viejo de Honda”? También señalan algunos hondanos que la construcción de ese puente, en el siglo xix, duró menos de un lustro, mientras que la del “Puente Nuevo”, en el siglo xxi, duró casi una década.
Pero además tienen el puente Agudelo, bautizado así en homenaje a un servidor del municipio, Alejandro Agudelo, tío de los intelectuales hondanos José María y Miguel Samper Agudelo. El puente López, en homenaje a Pedro A. López, padre del expresidente Alfonso López. El puente Luís Ignacio Andrade, en homenaje a un conocido ministro opita, e incluso, el puente Padilla, en memoria del célebre Almirante costeño.
Todo lo anterior es anecdótico. Pero el suceso de la semana pasada, no lo es. Existe una Ley de la República, distinguida con el número 1612 del año 2013, cuyo artículo 13 ordena que el nuevo puente lleve el nombre de Alfonso Palacio Rudas, hijo dilecto de Honda. La ley se gestó en la ciudad de los puentes: La Cámara de Comercio, el Centro de Historia, el Museo del Río, el Museo López, Coreducación, el Concejo local, en fin, todos sus sectores vitales. En Bogotá, dos amigos del Cofrade gestionaron, voluntariamente, a favor de la ley: El exgobernador del Tolima Yezid Castaño González y el exgobernador de Antioquia Iván Duque Escobar.
En el año 2012, a instancias de autoridades y dirigentes del Tolima, el gobierno nacional integró una Comisión, entre cuyos miembros recuerdo al gobernador, al alcalde de Honda, a Ariel Armel, Alfonso Gómez, Néstor Hernando Parra, Yezid Castaño, Mauricio González, Jairo Rivera y, por supuesto, al expresidente Samper, quien presidió la Comisión. El presidente Santos incluyó en ella a 15 colombianos, todos ilustres, con la única excepción de quien escribe estas líneas. Ellos asumen que el presidente Duque desconocía los antecedentes aquí referidos. Por lo tanto, confían en que, al enterarse, ordene las debidas rectificaciones.
* Presidente de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
Honda tiene hoy un puente nuevo, cuya construcción tardó casi una década. Pero el puente merece un nombre que no encierre la contradicción de seguirse llamando “puente nuevo” dentro de cincuenta años, cuando ya será un puente viejo. Sin embargo, así lo bautizaron, según se lee en la placa que lo adorna desde su inauguración, hace una semana: “Puente Nuevo de Honda”.
Ese nombre supone, por lo menos, falta de imaginación, sobre todo, en la ciudad de los puentes, como históricamente se conoce a Honda. Allí hay varios puentes viejos y varios puentes nuevos, que tienen más y menos de cincuenta años. Pero, eso sí, sus nombres recuerdan a personajes ilustres que allí nacieron, o vivieron para servirle a una ciudad histórica y turística, al mismo tiempo.
Los hondanos se enorgullecen de su “Puente Navarro”, por ejemplo, que cumple ya más de ciento veinte años. Dicen que, dentro de los construidos en el formato conocido como ‘cantilever’, es el puente más antiguo de América del sur. ¿Acaso debería llamarse “Puente Viejo de Honda”? También señalan algunos hondanos que la construcción de ese puente, en el siglo xix, duró menos de un lustro, mientras que la del “Puente Nuevo”, en el siglo xxi, duró casi una década.
Pero además tienen el puente Agudelo, bautizado así en homenaje a un servidor del municipio, Alejandro Agudelo, tío de los intelectuales hondanos José María y Miguel Samper Agudelo. El puente López, en homenaje a Pedro A. López, padre del expresidente Alfonso López. El puente Luís Ignacio Andrade, en homenaje a un conocido ministro opita, e incluso, el puente Padilla, en memoria del célebre Almirante costeño.
Todo lo anterior es anecdótico. Pero el suceso de la semana pasada, no lo es. Existe una Ley de la República, distinguida con el número 1612 del año 2013, cuyo artículo 13 ordena que el nuevo puente lleve el nombre de Alfonso Palacio Rudas, hijo dilecto de Honda. La ley se gestó en la ciudad de los puentes: La Cámara de Comercio, el Centro de Historia, el Museo del Río, el Museo López, Coreducación, el Concejo local, en fin, todos sus sectores vitales. En Bogotá, dos amigos del Cofrade gestionaron, voluntariamente, a favor de la ley: El exgobernador del Tolima Yezid Castaño González y el exgobernador de Antioquia Iván Duque Escobar.
En el año 2012, a instancias de autoridades y dirigentes del Tolima, el gobierno nacional integró una Comisión, entre cuyos miembros recuerdo al gobernador, al alcalde de Honda, a Ariel Armel, Alfonso Gómez, Néstor Hernando Parra, Yezid Castaño, Mauricio González, Jairo Rivera y, por supuesto, al expresidente Samper, quien presidió la Comisión. El presidente Santos incluyó en ella a 15 colombianos, todos ilustres, con la única excepción de quien escribe estas líneas. Ellos asumen que el presidente Duque desconocía los antecedentes aquí referidos. Por lo tanto, confían en que, al enterarse, ordene las debidas rectificaciones.
* Presidente de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.