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Patricia Lara Salive. Mujer única, mezcla del Huila y el Caribe, mezcla explosiva. Quijota de nacimiento que consigue que sus sueños se conviertan en realidad.
Recuerdo esas estrofas de Don Quixote en el musical Man of La Mancha: “To dream the impossible dream / To reach the unreachable star! / This is my quest, to follow that star”, y lo logró. Como logra todo lo que se propone.
Patricia escritora. Patricia periodista. Patricia rebelde. Patricia víctima de la “justicia” norteamericana por haber visitado Cuba. Patricia enamorada de sus amores y de la vida. Patricia aventurera internada en el monte entrevistando a mujeres guerrilleras. Patricia contestataria. Amiga incondicional. Amante de los vallenatos. Voluntad inquebrantable.
Una mujer que hubiera podido darse el lujo de pasarse su vida jetseteando, encarnando lo más rancio de la burguesía elitista y frívola de este país o lagarteando puestos y prebendas estatales.
Recuerdo cuando accedió a ser la fórmula vicepresidencial de Carlos Gaviria. De haber ganado esas elecciones, muy diferente sería ahora nuestra historia. Pero jamás se detuvo a llorar sobre la leche derramada. Siguió encarando no molinos de viento, sino huracanes fétidos y turbulentos.
Divertida. Curiosa. Feroz para sacar verdades escondidas. Esos ojos que miran más allá y escarban lo oculto, lo que no se quiere contar.
Hace muchos años, en una superconferencia con el sabio en drogas Friedman me levanté, pedí la palabra, presentándome como alcohólica y drogadicta en recuperación, y contradije todo lo afirmado por el sabio. Patricia me esperó a la salida y prácticamente me llevó de los pelos al otro día a almorzar con Gabriel Iriarte, en ese entonces director de Planeta, y de ahí salió mi libro Testimonio. Sin correcciones de estilo, sin modificaciones, como un parto lleno de sangre, dolor y esperanza.
Ese amor y esa dedicación por sus hijos, dándoles alas, enseñándoles a volar, apoyándolos en sus sueños, incrustándoles en el alma con hierro candente los valores que jamás se negocian, como la honestidad, la ética, la búsqueda de la verdad, el compromiso.
Ya llega “Cambio”. Esa revista digital con la que soñaba hace mucho tiempo y se convirtió en realidad. Nos llegará como regalo de Año Nuevo, en ese 2022 que tanto ansiamos los colombianos para que las cosas cambien. Cambio que nos llena de esperanza. Cambio para salir de esta noria corrupta. Cambio de aire porque nos estamos asfixiando.
Doña Quijota escribe: “La necesidad de que exista en Colombia un medio como Cambio, sin compromisos políticos ni económicos, dedicado única y exclusivamente a informar la verdad, con un estilo moderno y de altísima calidad periodística. Hemos recibido el apoyo de muchísimas personas, especialmente profesionales e intelectuales independientes, muchos de los cuales han hecho un verdadero esfuerzo para aportar ese millón de pesos para ser suscriptores fundadores y, al hacerlo, expresar sentir un orgullo que de verdad me emociona”.
Y estas palabras de un suscriptor fundador: “Abogo por un periodismo independiente y libre. Deudor de la verdad con sus lectores y no de su percepción virtual y acomodaticia. Que tenga verdadera altura profesional para reconocer la virtud en el contendor ideológico y la responsabilidad de denunciar el vicio del que le resulta afín. Colombia es un proyecto viable de nación si, y solo si, en un ambiente democrático tenemos medios como el que promete Cambio”.
Daniel Coronell, su presidente, afirma: “La información es un bien público y está hecha para que le sirva a la gente, para tomar decisiones mejores, no para que sirva para reforzar los intereses políticos y económicos de un accionista”.
“La gente ve en nosotros una esperanza de retomar esa vida de un periodismo sin agenda, un periodismo bien hecho. Creo que hoy nosotros tenemos sobre los hombros una enorme responsabilidad de estar a la altura”, agrega Federico Gómez Lara, su director.
Posdata. Qué falta nos harán Alfredo Molano Bravo y Antonio Caballero. Otros dos quijotes que defendieron hasta la muerte la verdad. ¡Buen viento y buena mar!